Estimados asistentes,nací y vengo del sur del continente latinoamericano ,vengo de Uruguay un país ubicado en la confluencia del Océano Atlántico y del Río de la Plata con vecinos grandes y poderosos como Argentina y Brasil.
Mi país es un reservorio hoy de paz e integración como tantos otros que existen en el mundo,pero sin dejar de lado las grandes diferencias sociales y de acceso al bienestar que siguen sufriendo y esperando miles de compatriotas.
Uruguay tuvo décadas de gran potencial económico y social , como también de conflictos entre hermanos, hasta que por fin al comenzar el siglo XX se puso y se dispuso a ser vanguardia en lo social, en el Estado, en la enseñanza y en la vida cotidiana de los uruguayos.
Durante casi 50 años el mundo nos vio como una especie de Suiza de América. En realidad, en lo económico fuimos bastardos del imperio británico y cuando éste se derrumbó, vivimos el sufrimiento del final de esa suerte de luna de miel con el capitalismo e incluso con el colonialismo, en términos de intercambio pasamos a tener resultados malignos, y quedamos estancados añorando el pasado.
En los últimos 20 años hemos resurgido en este mundo complejo de hoy , tal vez aprendiendo de nuestro dolor.
Mi historia personal, la de un muchacho que le tocó emigrar y retornar a otro país después de 20 años y que como otros quiso cambiar su época, su mundo, el sueño de una sociedad más justa. Mis errores son en parte los hijos de mi tiempo, ya que generacionalmente se arrastran muchos de ellos hasta el día de hoy.
Hoy me sumo a la necesidad de proclamar un mundo integrado y basado en el sustento de la diplomacia parlamentaria suceso que nace representado por hombres y mujeres de nuestros pueblos en los gobiernos del mundo.
Hablar de diplomacia parlamentaria en el mundo,nos remite hacer referencia a la actuación llevada a cabo por los Parlamentos del mundo en materia de política exterior.
Sin embargo, la connotación que el término adquirió hasta la actualidad se modificó hasta tener diversos significados. Es así como desde principios del siglo XX, la diplomacia parlamentaria se relacionaba más con la creación de organizaciones internacionales tales como Naciones Unidas, donde su constitución se sustentaba sobre una gran asamblea deliberativa en cuyo seno se debaten cuestiones que en ocasiones hacen a la paz y la seguridad internacional.
Sin embargo, a partir de las transformaciones acaecidas en el ámbito internacional de los últimos tiempos y asociadas a una mayor apertura democrática junto con el rol de las comunicaciones modernas producto de una creciente globalización,los Estados diversificaron sus vínculos en materia de política exterior reduciendo el monopolio exclusivo de la política exterior en manos del Poder Ejecutivo y ampliando la participación del Parlamento.
De esta manera, la connotación inicial del término se trasladó más hacia las actividades que los Parlamentos y los parlamentarios desarrollaban frente a otros parlamentos y organizaciones internacionales en materia de política exterior.
La diplomacia parlamentaria se debería caracterizar por facilitar el diálogo entre Estados convirtiéndose en una herramienta que fomenta nuevas formas de relaciones y cooperación a través de una metodología informal que permite el abordaje y la posible resolución de problemáticas complejas, las cuales en algunas circunstancias, los Poderes Ejecutivos de nuestros países no pueden encarar directamente.
La pluralidad en la representación es otro valor a destacar. Las delegaciones parlamentarias se constituyen tomando en consideración a la mayoría de los partidos políticos, buscando una diversidad y consenso entre las diferentes fuerzas sustentado sobre el compromiso con los ideales democráticos.
En el contexto internacional de hoy , donde las amenazas tradicionales se encuentran mezcladas con las nuevas amenazas transnacionales, la diplomacia parlamentaria aparece como una actividad que puede realizar aportes a favor de la paz y la seguridad internacional.
En este sentido, las actividades desarrolladas por el Poder Legislativo de nuestros países deben considerarse como una complementación de las tareas realizadas por el Poder Ejecutivo y en algunas circunstancias, su abordaje previo facilita la concreción de acuerdos.
En el mundo en el cual nos encontramos, es una condición necesaria establecer acuerdos que contemplen políticas comunes entre Estados que generen confianza mutua para enfrentar los problemas que hacen a nuestros pueblos, y en ese escenario la diplomacia parlamentaria puede constituirse en una herramienta útil para tales fines.
Pero para que todos esos sueños sean posibles, necesitamos una nueva gobernanza basada en nosotros mismos , porque sino no seremos capaces de estar a la altura de la civilización que con el tiempo fuimos construyendo,desarrollando y modernizando.
Este es nuestro dilema que nos debe aquejar dentro de las prioridades de hoy.
Trabajemos todos unidos en las causas de fondo, en la civilización que obedece al uso y tiro, que en definitiva lo que está tirando es tiempo de un ser humano que no invierte en cuestiones útiles.
Pensemos que la vida humana es un milagro por sí mismo.
Estamos vivos por milagro y la historia de la humanidad habla por sí sola en este aspecto.
Nada vale más que la vida. Y que nuestro deber como humanos es por encima de todas las cosas respetar la vida e impulsarla, cuidarla, procrearla y entender que en eso nos va la vida misma.
Gracias.