La Organización Mundial de la Salud define el estrés como un estado de preocupación o tensión mental generado por una situación difícil. Todas las personas tenemos un cierto grado de estrés, ya que se trata de una respuesta natural a las amenazas y a otros estímulos.
El estrés afecta tanto a la mente como al cuerpo. Es positivo tener un poco, pues nos ayuda a realizar las actividades diarias, pero cuando el estrés pasa a ser excesivo tiene consecuencias físicas y psíquicas. Sin embargo, podemos aprender a lidiar con él para sentirnos menos abrumados y mejorar nuestro bienestar físico y mental.
Las situaciones estresantes pueden causar o exacerbar problemas de salud mental, frecuentemente ansiedad o depresión, que requieren atención médica. Hay problemas de salud mental que pueden deberse a la persistencia del estrés si este ha empezado a afectar a nuestra vida y nuestro desempeño educativo o laboral.
Si el estrés te pone enojado y de mal humor, los calmantes de seguro te ayudan a recuperar la paz y la calma. Pero una medida más saludable y económica es la realización de actividad física, incluso si no eres atlético, el ejercicio puede ser una solución.
La actividad física puede aumentar las endorfinas que te hacen sentir bien y otros neuroquímicos naturales que mejoran tu sensación de bienestar. De acuerdo con la Universidad de Warwick en el Reino Unido, hacer ejercicio puede mejorar tu estado de ánimo y ayudar a disipar la ira y el estrés del día. Así que es recomendable salir a caminar, correr, realizar tareas como la jardinería, limpieza, bicicleta, nadar, levantar pesas, pasar la aspiradora o hacer cualquier otra cosa que lo mantenga activo.
Realizar una serie de actividades cada día nos puede ayudar a sentir que controlamos mejor nuestra vida y a ser más eficaces. Así, podemos programar momentos concretos para comer, pasar tiempo con nuestros familiares, hacer las tareas cotidianas y practicar ejercicio físico u otras actividades de ocio.
Es importante dormir lo suficiente para cuidar el cuerpo y la mente. El sueño repara, relaja y revitaliza nuestro organismo y nos ayuda a hacer frente a los efectos del estrés. Además, todo lo que comemos y bebemos puede afectar nuestra salud, para bien o para mal. Por ello, trata de alimentarte de forma equilibrada y de comer a intervalos regulares. Hidrátate bebiendo suficiente agua y, si puedes, come abundantes frutas y hortalizas frescas.
Otra recomendación es mantener contacto con familiares y amigos, exponer tus preocupaciones y sentimientos a personas de confianza. Mantenerse en contacto con los demás te puede ayudar a sentirte más animado y menos estresado. Finalmente, ver o leer noticias durante demasiado tiempo en la televisión o en las redes sociales puede causar estrés. Si percibes que esta actividad te genera estrés, reduce el tiempo que le dedicas.