La práctica conocida como “sangría de yeguas”, que implica la extracción forzada de sangre de yeguas preñadas para obtener una hormona valiosa en el mercado internacional, ha generado un intenso debate en Uruguay. Mientras que esta práctica es legal en Uruguay, Argentina e Islandia, está prohibida en la mayoría de los países, especialmente en Europa. La controversia sobre su ética y su impacto en el bienestar animal ha llevado a un creciente clamor público y a recientes acciones legislativas que podrían marcar un cambio significativo.
Una práctica controvertida
La sangría de yeguas, utilizada para obtener la hormona gonadotrofina coriónica equina, es una práctica criticada por muchos grupos de defensa de los derechos de los animales. La extracción de sangre se realiza en grandes cantidades y frecuentemente conduce a complicaciones graves, incluido el aborto de las yeguas preñadas. A pesar de los protocolos establecidos por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) para regular esta actividad, las críticas sobre su crueldad persisten.
Regulación y Propuestas de Mejora
Las autoridades uruguayas, por su parte, defienden la regulación existente, que se basa en la Resolución del MGAP DGSG/No 215/017 y el “Manual de Buenas Prácticas de Bienestar Animal para Equinos Destinados a la Producción de Hemoderivados”. Estas normativas establecen requisitos para la habilitación de los establecimientos y detallan prácticas de cuidado para minimizar el sufrimiento de los animales. Sin embargo, el ministro Fernando Mattos ha indicado que, aunque se está trabajando en la mejora del protocolo, no se contempla la prohibición de la actividad en el corto plazo.
Un avance desde Canelones
El departamento de Canelones ha dado un importante paso adelante al aprobar una ley que prohíbe la sangría de yeguas en su territorio. Esta decisión, tomada por la Junta Departamental bajo la iniciativa del exintendente Yamandú Orsi,representa un avance significativo en el reconocimiento del bienestar animal en Uruguay. La prohibición en Canelones podría sentar un precedente para otras regiones y encender un debate nacional sobre la necesidad de reformar las leyes que regulan esta práctica.
La prohibición local en Canelones destaca un contraste con la situación a nivel nacional, donde la sangría de yeguas sigue siendo legal. Existe un proyecto de ley presentado por el diputado César Vega que busca prohibir esta práctica a nivel nacional, pero ha enfrentado obstáculos en la Comisión de Bienestar Animal debido a la falta de votos.
El debate no solo involucra aspectos éticos y de bienestar animal, sino también consideraciones económicas y laborales. La industria de hemoderivados es una fuente de empleo en algunas regiones, y cualquier cambio legislativo deberá considerar medidas para apoyar la reconversión laboral y asegurar una transición ordenada para las empresas involucradas.
Aunque la regulación actual sigue permitiendo la sangría de yeguas a nivel nacional, el ejemplo de Canelones ofrece una esperanza para un cambio más amplio. La sociedad uruguaya enfrenta un dilema ético que debería guiar la discusión sobre el bienestar animal: ¿debe prevalecer el respeto por la vida de todos los seres sintientes prevalecer sobre los intereses económicos?
El camino hacia una mayor protección de los animales en Uruguay implica no solo ajustes legislativos, sino también un cambio en la percepción pública y un compromiso genuino con los principios de bienestar animal. La decisión de Canelones es un primer paso importante hacia la construcción de un marco más humanitario y respetuoso con todas las formas de vida.