Nuestro entrevistado, Marcos Taranto, es vicepresidente de la Cámara de la Construcción y actual presidente de Stiler, una empresa constructora señera en el Uruguay que ha sembrado a nuestro país con obras fundamentales, como el mausoleo de José Artigas o el puente Sarmiento, entre muchas otras.
Taranto, hijo además de uno de los fundadores de Stiler, señala que la Liga de la Construcción ha sido “un compañero de ruta, un actor fundamental para poder coordinar los esfuerzos del sector, un sector que tiene en la Cámara de la Construcción su institución más antigua, pero que tiene en la Liga una institución casi tan antigua como ésta, que ha permitido acompañar distintos momentos”.
Explica que la Cámara de la Construcción reúne principalmente a todos los constructores de arquitectura, de infraestructura, de instalaciones industriales. Si bien, ha habido otras gremiales que son importantes también para el sector, la Cámara es la institución referente del sector y la que lleva “las riendas de la industria de la construcción como referencia tanto para las autoridades públicas como para el sindicato y como para las propias empresas”. Pero la industria es mucho más que el hermano mayor. “Tiene otros componentes y dentro está la Liga de la Construcción que reúne principalmente a las empresas subcontratistas que trabajan en la industria de la construcción”.
Tanto la Liga como la Cámara trabajan “con independencia, pero a su vez coordinados”, donde todos están sujetos sin perjuicio de los distintos subgrupos, a un mismo grupo de actividades, el grupo 9 del Convenio Colectivo. Taranto señaló que poder tener instancias de negociación conjunta de convenio colectivo por el lado empresarial, con los trabajadores y el Ministerio de Trabajo, instancias de conciliación, de bipartitas, de tripartitas, le da “mucha fortaleza, mucha robustez al sector”. Agregó que, históricamente, la Liga ha sido una institución que “ha estado en consonancia con los desafíos de la industria de la construcción, y eso es muy importante y hay que reseñarlo”. “En línea con eso, y no puedo dejar de mencionarlo, estamos a pocas semanas del fallecimiento quizás, si no el presidente más referente, más antiguo, más respetado, más querido, que es Don Ubaldo Camejo”.
“Un caballero, un hombre de trabajo y de palabra”
“Cuando ingresé al sector en el año 98, Don Ubaldo ya era un hombre reputado, era un hombre de trabajo, fue un personaje que se granjeó el cariño y el respeto de todos, de propios y ajenos, en base a dos o tres factores que son muy propios de la idiosincrasia nacional, que tiene que ver con el sacrificio y el esfuerzo, la resiliencia frente a las dificultades, la caballerosidad y la palabra empeñada”.
“Don Ubaldo Camejo, era un hombre de altísima calidad humana, de enorme capacidad de sacrificio y de respetar la palabra empeñada. Camejo representa eso que el Uruguay tanto respeta, la palabra empeñada, la capacidad de sacrificio. Un hombre que con 90 años seguía trabajando en su taller, un gran matricero, un gran dibujante, pero sobre todo una fuente inagotable de soluciones. Cuando vos querías una obra compleja de aluminio, compleja de herrería, sobre todo, tener una opinión experta, un apoyo incondicional, un cumplimiento certero, habla con ´Camejito´. Siempre iba a estar ahí a la vuelta de la solución. Porque era él, la empresa era él, vibraba con la empresa. Cuando quedó viudo sufrió muchísimo. Y yo, que me crié de joven en esta industria, aprendí a respetarlo, por supuesto, y a quererlo. Y nos dolió muchísimo su pérdida. Yo creo que su pérdida es una pérdida para la industria, para el sector y por supuesto para la Liga, un presidente histórico de la liga de la construcción”.
Pero Ubaldo también era respetado y querido por todos, señala Taranto, en particular, por el sindicato, porque era un “hombre de ideas firmes, de ideas claras, pero a la vez muy humano”. “Entonces, yo creo que la industria se tiene que poner de pie y homenajear a sus prohombres, como Ubaldo Camejo, como lo merece. No solo en esta publicación, sino recordándolo en el largo plazo. Realmente, Camejo deja un legado de lo que es ser un gremialista bien entendido de la industria de la construcción. Un hombre que llegaba de noche a su taller o a su casa a metrar, a presupuestar, después de haber estado infinitas horas al frente de la Liga, o de un convenio colectivo, o de una negociación en el sector”.
Taranto afirmó que, Don Camejo, “le entregó su vida al sector, y el sector le merece sus respetos. Así que, de verdad, nuestro pésame a toda la industria de la construcción, y a la Liga de la construcción, en particular, por la pérdida de un prohombre, y que ojalá las nuevas generaciones tengan en él una referencia ineludible de lo que es la capacidad de comprometerse con la industria, con el gremio y con el oficio. Porque, entre otras cosas, nunca perdió su oficio”.
“Don Camejo era un herrero de oficio, y llevó con cariño su sector adelante por muchísimas décadas. Así que, dicho eso, para nosotros, como Cámara de la Construcción, ha sido, más allá, por supuesto, de lo humano, una pérdida invaluable a la hora de tener una persona de referencia en la mesa. Porque, como decía, la liga, la Cámara, dos instituciones añejas, han conducido los destinos de esta industria por muchísimos años”.
Negociaciones en tiempos de dictadura
Taranto recuerda un episodio de la historia reciente que involucra a su propio padre y también a Camejo. “No nos olvidemos que nuestra industria, y mi señor padre, y Camejo en su época, y otros veteranos que ya no están, cuando estuvo la dictadura, negociaban, las dos partes proscriptas, negociaban acá en el Sorocabana, en el café de la vuelta de la oficina, con los dirigentes sindicales proscriptos, para poder convenir condiciones laborales, condiciones salariales, en plena dictadura. Era una situación que, si te agarraban, marchaban los dos para adentro. No había buenos y malos, eran los dos malos, tanto empresarios como trabajadores”.
“Y eso fue histórico, fue sabido, fue un silencio a voces, que durante la dictadura, la Cámara, la Construcción, mi padre y otros dirigentes gremiales, junto con Camejo, mantuvieron negociaciones con el SUNCA. Y que cuando aparecieron otros sindicatos que quisieron dividir la unidad del Sindicato Único de la Construcción, también la Cámara y la Liga apoyaron el tener un interlocutor válido, un interlocutor único, como es el SUNCA, con quien tenemos, por momentos, profundas diferencias, pero también tenemos profundas coincidencias”.