De acuerdo con la prensa boliviana, al menos 22 puntos de bloqueo se han establecido, con 18 localizados en Cochabamba, incluyendo el aeropuerto de Chimoré, y varios más en las rutas hacia Oruro, Potosí y Santa Cruz. La situación se agrava luego de que Morales señalara que un «grupo de élite» de la Policía y el Ejército atacó a balazos el vehículo en el que se desplazaba. El gobierno, sin embargo, ha rechazado las acusaciones y ha ordenado una investigación para esclarecer lo sucedido.
Los manifestantes exigen la dimisión del presidente Arce, a quien acusan de estar vinculado al ataque, ocurrido mientras Morales viajaba de Villa Tunari a Lauca Ñ. Como medida de presión, los manifestantes ocuparon el aeropuerto de Chimoré y anunciaron que no se retirarán hasta que Arce renuncie.
Este atentado es el episodio más reciente en una crisis que divide a la izquierda boliviana y afecta a toda la clase política del país. Aunque el expresidente Morales no está habilitado para presentarse a elecciones, sus seguidores aumentan las presiones para desbancar al actual presidente, intensificando la tensión política en el país andino.