Patrimonio Cultural Chino: reconocido en el mundo entero

A partir del 2025, el Año Nuevo Chino es declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO

El Año de la Serpiente comenzará el 29 de enero del 2025 según el calendario lunar. El zodíaco chino consta de 12 animales, entre ellos el buey, el tigre y el conejo, ello registran los años cuyas características se reflejan en las personas nacidas en ese perído.

Las influyentes tradiciones del año nuevo chino han sido reconocidas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. El pasado 4 de diciembre, las fiestas celebradas desde hace más de cuatro mil años, que no solo engloban el jolgorio con todos los vecinos, sino también las reuniones familiares, fueron declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO.

China, con su vasta historia milenaria, alberga una rica diversidad cultural que deja una huella profunda en la humanidad. Este reciente reconocimiento es todo un honor otorgado a varias de sus tradiciones. Monumentos históricos, paisajes culturales y prácticas únicas, se han logrado preservar, transmitiendo una herencia que refleja la evolución de su civilización.

La Gran Muralla China, es una estructura colosal que se extiende por más de 21,000 kilómetros y que fue construida para proteger al imperio chino de invasiones. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, es considerada una de las maravillas del mundo antiguo. Aunque su construcción se llevó a cabo a lo largo de diversas dinastías, la mayoría de las estructuras actuales datan de la Dinastía Ming (1368-1644). Este monumental logro de la ingeniería no solo es un testimonio de la capacidad constructiva de los antiguos chinos, sino también de su visión estratégica y de la importancia que otorgaron a la defensa del país.

Ubicada en el centro de Beijing, la Ciudad Prohibida fue el centro político y ceremonial de la dinastía Ming y Qing durante casi 500 años. Esta vasta y majestuosa complejidad arquitectónica, también declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987, está formada por más de 900 edificios y se considera uno de los complejos palaciegos más grandes y mejor conservados del mundo. El diseño de la ciudad, que sigue principios de la cosmología china, refleja el orden jerárquico de la sociedad y el poder divino del emperador, quien era visto como el «Hijo del Cielo». Hoy en día, la Ciudad Prohibida se ha convertido en el Museo del Palacio, donde se resguardan innumerables artefactos que narran la historia del imperio chino.

Los jardines de Suzhou, otra joya de la lista del patrimonio, son conocidos por su elegancia y armonía con la naturaleza. Estos son originarios de la dinastía Song (960-1279), y han sido modelados siguiendo los principios del feng shui y del taoísmo, buscando equilibrar los elementos naturales con el diseño humano. Con sus estanques, pabellones y senderos serpenteantes, los jardines de Suzhou representan la perfección estética y la filosofía de vida china, que busca la armonía entre el ser humano y el entorno natural.

China también es la cuna de una de las rutas comerciales más importantes de la historia: la Ruta de la Seda, conectaba el Imperio Chino con Asia Central, Oriente Medio y Europa. Esta red de rutas no solo facilitó el intercambio de bienes, sino también de ideas, culturas y religiones. En 2014, la UNESCO incluyó la Ruta de la Seda en la lista de Patrimonios Mundiales, reconociendo su rol fundamental en el desarrollo del mundo antiguo. A través de esta ruta, China compartió su arte, filosofía y tecnologías, mientras adoptaba influencias de otras culturas, lo que dio lugar a una rica y compleja interacción cultural.

La cultura culinaria de China es otro aspecto para presumir por sus habitantes, el equilibrio entre los sabores, colores, consistencia y olores, hacen conocer al paladar una experiencia única. La comida china tradicional se basa en verduras cocidas al vapor o salteadas, acompañadas de arroz, fideos o albóndigas. La carne y el pescado se sirven en cantidades más pequeñas que en la dieta occidental. El Pato Pekín, la Sopa Wan Tan, el Tofu y los Rollitos de primavera, aunque en su mayoría, platos picantes, atraen a consumidores exquisitos de todo el mundo.

Otro símbolo chino reconocido por la UNESCO es el té, atribución debido a su influencia en la cultura global. El té tiene una historia que se remonta a más de 4.000 años, su preparación y consumo están profundamente arraigados en la tradición cultural y social del país. A diferencia de otros países, donde se preparan infusiones de distintas plantas, el té en China es único, un árbol de mediana estatura del cual se toman sus hojas. Estas se recogen meticulosamente, se ponen a secar, se amasan, y se envuelven, ya luego a gusto del consumidor, se puede mezclar con otras esencias. Desde su preparación hasta la forma de tomarlo, es toda una ceremonia rodeada de misticismo y respeto por sus antecesores. Esta bebida se ha convertido en un elemento esencial, cotidiano… utilizado en rituales, celebraciones y en el ámbito social.

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