Fiebre amarilla: Una enfermedad con pasado oscuro en Uruguay

La primera gran epidemia ocurrida en Montevideo fue causada por la fiebre amarilla en 1857

La fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda, hemorrágica, que es endémica en áreas tropicales de África y América Latina. Es difícil diferenciar muchas veces entre casos de fiebre amarilla y otras fiebres hemorrágicas virales como arenavirus, el hantavirus o el dengue. La fiebre amarilla se transmite por la picadura del mosquito (Aedes aegypti) infectado con el virus.

Los síntomas aparecen entre 3 y 6 días después de la picadura de un mosquito infectado. En una fase inicial causa fiebre, dolor muscular y de cabeza, escalofríos, pérdida del apetito y náuseas o vómitos. Para la mayoría de los pacientes, estos síntomas desaparecen después de 3 a 4 días.

Sin embargo, el 15% entra en una segunda fase, más tóxica, dentro de las 24 horas siguientes a la remisión inicial. En esta fase, vuelve la fiebre alta y varios sistemas del cuerpo son afectados. La función renal se deteriora. La mitad de los pacientes que pasan a la fase tóxica mueren entre los 10 y 14 días; el resto se recupera sin daño orgánico significativo.

Es importante señalar que en la actualidad esta enfermedad afecta a alrededor de 200 mil personas cada año, con una tasa de mortalidad de entre el 20 y el 60%, la mayor parte del porcentaje de mortalidad se da en América.

La primera gran epidemia ocurrida en nuestro país fue causada por la fiebre amarilla en 1857. La enfermedad era endémica en algunos puertos de Brasil, por lo que las personas que viajaban se enfermaban y, junto a la presencia del mosquito, causaron la propagación, matando a centenares de personas.

En la actualidad, la enfermedad está controlada y no se registran casos autóctonos. Además, el Ministerio de Salud Pública recomienda a los uruguayos aplicarse la vacuna en casos de viajar a países de riesgo, así como a viajeros que ingresen al país.

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