El 10 de febrero, en Rusia, se celebra la fiesta profesional denominada Día del Diplomático que fue establecida por el Decreto del presidente de la Federación de Rusia del 31 de octubre de 2002, en homenaje al 200° Aniversario del Ministerio de Relaciones Exteriores de nuestro país, lo que refleja el gran reconocimiento público que se le da a la profesión diplomática y el importante papel del servicio exterior ruso.
Esta fecha también está relacionada con la más temprana mención documentada el 10 de febrero de 1549 del primer organismo estatal en nuestra historia que se encargaba de los asuntos extranjeros, Posolsky Prikaz. Sin embargo, la historia del servicio diplomático nacional es mucho más antigua. Desde el siglo IX, el Estado de la Rusia antigua se desempeñaba como un participante activo en las relaciones internacionales. Fue notable la Embajada Rusa (Russkoye Posolstvo) en Constantinopla, en el año 838, donde Rusia, por primera vez, se presentó ante el Emperador Bizantino Teófilo en calidad de Estado independiente.
Al haber pactado el Tratado “Sobre la paz y el amor” con el Imperio de Bizancio en el año 860, el Estado ruso recibió un reconocimiento internacional; es el primero de los actos legales contractuales conocidos en la historia rusa. Un acontecimiento clave en el camino del país hacia el sistema de relaciones internacionales fue la Paz de Westfalia de 1648, una piedra angular para establecer el orden en Europa, donde Rusia se desempeñó como el garante del mismo.
La victoria en la Gran Guerra del norte, así como la toma por parte de Pedro I del título de Imperador, en 1721, marcaron los cambios de suma importancia en la posición internacional de Rusia. Su confirmación en calidad de gran potencia fue acompañada por la ampliación de la red de las representaciones diplomáticas permanentes en los países más grandes del mundo. En 1720, Posolsky Prikaz se reorganizó en el Colegio de Asuntos Exteriores (CAE). El CAE funcionaba conforme a “un reglamento especial” y se encargaba de las relaciones de Rusia con los Estados extranjeros. La época de Catalina II se destacó con unos triunfos brillantes diplomáticos. Los esfuerzos militares y políticos se concentraron para crear un Estado extenso plurinacional.
En 1802, en Rusia, se constituyó el sistema único de los órganos del Poder Ejecutivo, el Gabinete de Ministros. El Colegio fue sustituido por el Ministerio de Asuntos Exteriores. Su primer ministro, Alexander Vorontsov, creó una Cancillería Provisional, que más tarde se transformó en una estructura multifuncional y hábil.
A los funcionarios se les adjudicaba el rango con arreglo a la clasificación internacional establecida en el Congreso de Viena (1815). En el siglo XIX, y a principio del siglo XX, obtuvieron el mayor desarrollo, la estructura y las bases de organización del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia.
Después de la Revolución de octubre de 1917, se inició una nueva fase de la diplomacia nacional. Se creó la Comisaría del Pueblo de Asuntos Exteriores (CPAE). En 1939, para preparar al personal diplomático se creó la Escuela Diplomática Superior (actualmente Academia Diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia) y, en 1944, se fundó el Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú.
Durante los años 1941-1943 se introdujeron los rangos diplomáticos para los funcionarios de la CPAE y se aprobó el uniforme diplomático (desde 1954 el uniforme cotidiano fue suprimido, se mantuvo solamente el uniforme de ceremonia para los embajadores extraordinarios y plenipotenciarios y los ministros consejeros). En marzo de 1946, la CPAE recobró su nombre anterior: Ministerio de Asuntos Exteriores.
En la segunda mitad de la década del 80 los procesos de la “perestroika” se acompañaban con cambios sustantivos en el curso soviético de la política exterior, el fundamento del cual era una idea de la unidad y la interdependencia de la comunidad mundial. A partir de 1991, la política exterior de Rusia se formaba en calidad de un Estado nuevo democrático, sucesor de la URSS. En nuevas circunstancias más complejas Rusia pudo defender sus intereses fundamentales nacionales en la arena internacional. Su política exterior adquirió un carácter utilitario y pragmático. Se restableció el balance necesario geoestratégico de la actividad de política exterior rusa.
En 2025 la diplomacia rusa celebra su fiesta profesional en el contexto de una grave crisis que está atravesando el sistema de relaciones internacionales debido a los intentos de EE.UU. y sus satélites mantener la hegemonía norteamericana e impedir la formación de un nuevo mundo multipolar que representaría los intereses de todos los participantes de la comunidad global. Los países occidentales intentan eliminar a los competidores en las esferas política, militar y económica, utilizando una amplia gama de instrumentos y métodos ilegales, como la aplicación sanciones al margen del Consejo de Seguridad de la ONU, la instigación de golpes de Estado y conflictos armados, las amenazas, el chantaje, la manipulación de las conciencias de grupos sociales específicos y pueblos enteros, las operaciones ofensivas y subversivas en el espacio de información. Tal influencia destructiva se extiende a todas las esferas de las relaciones internacionales. En su deseo de derrotar a Rusia los países occidentales siguen violando intencionalmente el derecho internacional, rompiendo la estructura de cooperación global, tratando de convertir a todos los mecanismos multilaterales, incluso la ONU, en los instrumentos de implementación de sus enfoques anti rusos. El sistema jurídico internacional también está siendo puesto a prueba: pequeño grupo de países occidentales pretende sustituirlo por un orden mundial basado en reglas que no se han elaborado con la participación equitativa de todos los Estados interesados y que cambian constantemente en sus intereses cambiantes.
A pesar de la presión sin precedentes y la guerra híbrida desatada contra nuestro país, la Federación de Rusia sigue cumpliendo sus compromisos internacionales y apuesta por fortalecer el papel coordinador de la ONU en los asuntos internacionales. En este contexto Rusia se esfuerza por establecer un sistema de las relaciones internacionales que garantice la seguridad fiable, la identidad cultural y de civilización y las mismas oportunidades para desarrollo y acceso equitativo a los beneficios de la economía mundial a todos los Estados, independientemente de su ubicación geográfica, tamaño del territorio, potencial demográfico, de recursos y militar, o estructura política, económica y social.
Tomado en cuenta las transformaciones trascendentales en el sistema internacional, el 31 de marzo de 2023 fue adoptada una nueva versión del Concepto de Política Exterior de la Federación de Rusia. Se trata de un documento de planificación estratégica y constituye un sistema de enfoques sobre los intereses nacionales de Rusia en materia de política exterior, así como sobre los principios básicos, objetivos estratégicos y prioridades de la diplomacia rusa. De acuerdo con este Concepto las tareas principales del servicio exterior ruso son garantizar soberanía, seguridad nacional y condiciones favorables para el desarrollo progresivo de nuestro país. Esto implica promoción de las relaciones con socios constructivos y formación de la infraestructura de relaciones internacionales invulnerable a la presión de los gobiernos inamistosos.
El nuevo Concepto de Política Exterior de Rusia asigna un importante lugar a nuestras relaciones con los Estados latinoamericanos. En nuestra opinión, la situación geopolítica actual ofrece nuevas oportunidades para ampliar la cooperación mutuamente ventajosa entre Rusia y los países de América Latina, que están jugando un papel cada vez más visible en el mundo multipolar. Para nosotros América Latina y el Caribe tienen su propio valor en el marco de nuestra política exterior. No queremos que esta región se convierta en un campo de batalla entre las potencias. Nuestra cooperación con los latinoamericanos se basa en un enfoque desideologizado y pragmático y no está orientada contra nadie. A diferencia de las antiguas metrópolis y sus políticas coloniales, no ponemos a nuestros socios latinoamericanos ante una elección forzada: con nosotros o contra nosotros. Estamos preocupados por la unidad y la diversidad de los países latinoamericanos y caribeños. Tampoco partimos de la naturaleza izquierda o derecha de los gobiernos. Estamos dispuestos a trabajar con todos los que manifiestan su interés.
Siempre hemos abogado por el fortalecimiento de la cooperación ruso-latinoamericana sobre la base del apoyo mutuo, la solidaridad y la consideración de los intereses de cada uno. Precisamente en este espíritu se desarrollan nuestras relaciones con muchos países de la región y estamos dispuestos a seguir profundizando contactos multifacéticos a nivel de Jefes de Estado y de Gobierno, parlamentos, servicios diplomáticos y otros ministerios y organismos. También estamos abiertos a ampliar la cooperación sobre una base multilateral, en el marco del diálogo de Rusia con CELAC, MERCOSUR, SICA, ALBA, CARICOM y Alianza del Pacífico.
En los últimos años, tenemos muchos resultados positivos de nuestra cooperación con los países de América Latina. Siguen ampliándose los vínculos culturales, científicos, educativos, deportivos, turísticos y humanitarios con nuestros socios de la región. Por ejemplo, se ha creado una zona de exención mutua de visados que abarca 27 Estados de América Latina y el Caribe.
Para finalizar, quisiera reiterar que Rusia siempre está abierta a seguir estrechando lazos con todos los socios extranjeros y en particular latinoamericanos que estén dispuestos a trabajar con nosotros bajo los principios de igualdad, honestidad, respeto mutuo y consideración recíproca de intereses nacionales.