El lunes 10 de marzo de 2025, es un día histórico para todos los países caribeños del continente americano, en particular para la República de Surinam, debieron transcurrir 77 años desde la fundación de la Organización de Estados Americanos (OEA), para que un candidato de un país caribeño pudiese ser electo Secretario General del organismo hemisférico, creado en abril de 1948, previo a la constitución de la propia ONU.
Con sede en una vieja y gran casona de la ciudad de Washington D.C. a pocas cuadras de la Casa Blanca, sede del Gobierno de EEUU, está la sede de la OEA, en la cual hoy se celebró una Asamblea General Extraordinaria, con la presencia de varios Cancilleres de las Américas, en la cual se eligió por unanimidad y aclamación al Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Surinam Emb. Albert Ramdin como nuevo Secretario General de la OEA, para el próximo lustro y que sucederá al actual titular de la Secretaría General, el uruguayo Luis Almagro, que estuvo dos períodos en el cargo, es decir una década.
Este acontecimiento histórico, ya que no solo se trata de la primera vez que un Estado parte de la Comunidad del Caribe (CARICOM), logra llegar a la Secretaria General de la OEA. Aunque Surinam, tiene las particularidades de estar ubicado en Sudamérica y es un Estado continental y no insular como la mayoría de los caribeños, aunque su idioma oficial es el neerlandés, lo cual le suma otra curiosidad, ya que la mayoría del continente americano habla español, portugués o inglés, salvo pequeñas excepciones en las cuales se habla francés o neerlandés.
Albert Ramdin, un viejo conocido de la casa, ya que fue Representante Permanente de Surinam ante la OEA, Asesor de la SG de la OEA y Secretario General Adjunto por dos periodos acompañando la gestión del SG José Miguel Insulza (Chile), tendrá como desafíos llevar adelante un organismo intergubernamental, obsoleto y vetusto, mal administrado, con recursos financieros cada vez más escasos, dado que las contribuciones de los países han bajado, al disminuir la cantidad de países integrantes, varios se han desvinculado de dicha institución, primero Cuba, luego Venezuela y Nicaragua. Y otros países han expresado la posibilidad de salirse de dicho foro, que ha dado señales de incapacidad total en los últimos años, en los cuales en lugar de generar diálogo diplomático y concertación, ha propiciado confrontación y enfrentamiento político, ya que la agenda es puramente ideológica, ya que responde a los gobiernos de turno que más influencia tienen en la institución.
No es un secreto en el continente, que cuando uno habla en privado con diplomáticos y funcionarios gubernamentales de los países miembros, comentan seriamente sobre la posibilidad del cierre de la entidad y que su refundación sería lo más deseable quizás sustituyéndolo por la CELAC, ya que ni sus organismos especializados funcionan adecuadamente, estos pueden considerarse de poca utilidad, son un espejo astillado de las agencias de la ONU, que solo alimentan una burocracia continental de diplomáticos, funcionarios internacionales y consultores bien pagos, a los cuales no se les pide que rindan cuentas de su malas gestiones, en fin, debemos aceptar que la OEA es un reflejo de los gobiernos del continente, que no funcionan todo lo bien que sus pueblos esperan, desean o sueñan.
Los grandes retos internos de Albert Ramdin cuando asuma como Secretario General de la OEA en mayo, será comenzar por reorganizar la estructura interna, para que sus agencias funcionen o desaparezcan, ajustar las finanzas a una entidad que solo usa su presupuesto en su propia subsistencia y la casta que ha generado durante décadas, entre otros aspectos que tienen que ver con una modernización de procedimientos y la necesidad de eliminar la superposición de oficinas del sistema interamericano, las cuales en países como Uruguay pueden llegar a ser cinco y en otros países ninguna.
Con respecto a los retos externos el Secretario General Electo Albert Ramdin, deberá recuperar la credibilidad de la entidad internacional, recuperando la confianza de todas las partes en la neutralidad de la misma, asumiendo el rol de ser un foro de concertación política que logre reincorporar a todos los países del continente escindidos como Cuba, Venezuela y Nicaragua, generando mecanismos de diálogo inclusivo y capacidad de generar soluciones conciliatorias.
Con importantes desafíos por delante, como las crisis institucionales por las que atraviesan estos países que ya no la integran, pero además la profunda crisis histórica de Haití, la crisis generalizada de Ecuador, el peligro de conflicto bélico latente entre Venezuela y Guyana, la necesidad de descolonizar el territorio continental y avanzar en la Independencia de la Guyana Francesa, y luego de los territorio de ultramar del Caribe, los derechos perdidos de la Argentina sobre las Islas Malvinas, entre muchos otros temas que no se pueden seguir evadiendo, ni mirando para el costado.
Sin embargo no todo es negativo, lo que sí es positivo y quedó de manifiesto es la importancia de la Comunidad del Caribe (CARICOM), como bloque de integración regional, por lejos es el que mejor funciona en todo el continente y demuestra una cohesión envidiable entre sus miembros en su posicionamiento externo común, sin dudas un buen ejemplo de que cuando se es pequeño, la unión es el único mecanismo de fuerza pacífico y efectivo.
Sin dudas esta noche hay fuegos artificiales y baile en las calles de Paramaribo…….
(*): Diplomático y Analista Internacional. Jefe de la Oficina Consular de Surinam en Uruguay y Representante a.i. de Surinam ante Mercosur y demás Organismos Internacionales con sede en Montevideo durante una década.