Un total de 238 miembros de la organización criminal venezolana del Tren de Aragua más una veintena de integrantes de la Mara Salvatrucha han sido expulsados desde Estados Unidos a la gran cárcel antiterrorista de El Salvador a través de una polémica ley estadounidense que capacita a su presidente, Donald Trump, a recurrir a arcaicos poderes de guerra para acelerar las deportaciones de migrantes indocumentados acusados de pertenencia a organizaciones terroristas.
El anuncio ha sido realizado al unísono en redes sociales por el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, y el secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, quien ha precisado que la expulsión afecta a un total aproximado de 273 encarcelados: más de 250 miembros del Tren de Aragua, de los cuales 238 ya están en territorio salvadoreño para su ingreso en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), y dos líderes más 21 subordinados de la Mara Salvatrucha, la MS-13. «El Salvador se ha comprometido a mantenerlos en sus excelentes cárceles a un precio justo, lo cual también ahorrará dinero a nuestros contribuyentes», ha hecho saber Rubio, quien describe a los expulsados como «extranjeros enemigos», antes de agradecer la contribución del presidente salvadoreño, Nayib Bukele, «el líder más fuerte en el tema de seguridad de nuestra región y un gran amigo de Estados Unidos».
El término empleado por Rubio coincide con el usado por la ley de Enemigos Extranjeros de 1798, la ley que invocó Trump el pasado sábado y que concede al mandatario amplísimas competencias para expulsar gente del país.
La ley, que a grandes rasgos se salta todo el proceso migratorio habitual, está diseñada para ser invocada si Estados Unidos está en guerra con otro país, o si una nación extranjera ha invadido Estados Unidos o amenaza con hacerlo y capacita a la Administración a deportar inmediatamente a los detenidos. Durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, se utilizó para justificar la detención y expulsión de inmigrantes alemanes, austrohúngaros, italianos y japoneses.