«Nuestro proyecto de gobierno tiene compromiso con la vida plena en todas sus fases; para mí, la vida es sagrada, obra de las manos del Creador, y mi compromiso siempre fue y será con su protección; personalmente estoy en contra del aborto, y recuerdo a todas y todos que este no es un tema que decide el presidente de la República, sino el Congreso Nacional», indica la misiva.
La carta se hizo pública este 19 de octubre durante un encuentro con evangélicos en São Paulo (sureste); este electorado religioso vota mayoritariamente al presidente Jair Bolsonaro, y desde la campaña del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) se está intentando conquistar a los indecisos y combatir las noticias falsas.
En la carta, Lula también asume el compromiso de «fortalecer las familias» para que los jóvenes «se mantengan lejos de las drogas», y se esfuerza en desmentir los bulos lanzados por la campaña de Bolsonaro de que si gana, mandará cerrar templos religiosos.
El expresidente recordó que en sus tiempos en el gobierno las iglesias evangélicas fueron las que más crecieron, y que tuvieron incluso condiciones de enviar misionarios a otros países.
«No hay porqué creer que ahora sería diferente; puedo asegurarles, por lo tanto, que mi Gobierno no adoptará ninguna actitud que hiera la libertad de culto y predicación o que cree obstáculos al libre funcionamiento de los templos», subrayó.
El documento también hace un guiño a las preocupaciones de las familias religiosas más conservadoras respecto a la supuesta influencia de las políticas públicas del Estado en la educación de sus hijos.
La carta dice que el hogar y la orientación de los padres son «fundamentales» en la educación de los hijos y que la escuela debe apoyarlos dialogando y respetando los valores de las familias, «sin la interferencia del Estado».
Sin mencionar directamente a Bolsonaro, la misiva también lamenta el «triste escándalo del uso de la fe para fines electorales», y en ella Lula se compromete a jamás usar símbolos de la fe con objetivos político-partidarios.
Según un sondeo publicado por el instituto Ipec el 17 de octubre, Bolsonaro tiene el 60% de las intenciones de voto entre el electorado evangélico, mientras que Lula tiene el 32%.
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