Se conmemoran 72 años de la hazaña deportiva más grande que conoce el deporte de Uruguay, el mítico «Maracanazo» en el Maracaná.
En la final de la Copa del Mundo, organizado por Brasil, el local cayó derrotado ante Uruguay por dos goles a uno.
El eco tuvo magnitud mundial, en vista que varios periódicos a lo ancho y largo del planeta daban como ganador a Brasil, por el nivel mostrado a lo largo del todo el torneo. En aquel entonces las reglas eran otras, y a Brasil solo le alcanzaba con el empate para levantar la Jules Rimet.
Los brasileños estaban convencidos que saldrían victoriosos, pero el equipo uruguayo sorprendió y dejó muda a la multitud que había llenado el Maracaná con los goles de Juan Alberto Schiaffino y de Alcides Ghiggia.
Brasil se había puesto en ventaja rápidamente y es estadio se venía abajo, ante todas las almas que llegaron al mítico recinto, cuya construcción estaba prevista para el año 1949, pero se tardó hasta el 1950, momento en que se realizó la Copa de Mundo. En el año 1946, se decidió retomar la competición, ante lo acontecido en la Segunda Guerra Mundial.
Uruguay lo igualó por medio de Alberto Schiaffino, con un remate alto y fuerte. No obstante, Brasil seguía siendo campeón del mundo. Sobre el final, el gol que quedó marcado en la retina de los amantes del deportes, el desborde y posterior remate de Ghiggia, al palo de Barbosa, enmudeció al gigante de Rio de Janeiro.
En el recuerdo particular de Maracaná
En 1946 en el Congreso de Luxemburgo, al reanudar la FIFA su actividad paralizada por la segunda guerra mundial, resolvió darle a Brasil la sede del campeonato del mundo.
La idea era que se jugase en 1949. El atraso en la construcción del estadio de Maracaná llevó a que el torneo se postergara un año.
Se estableció un sistema de disputa con dos fases, una inicial con cuatro grupos, y otra donde los clasificados de éstos disputarían el torneo, jugando también todos contra todos.
