Agosto es sin dudas el mes por excelencia para los aficionados a la astronomía. Pocos fenómenos cuentan con la capacidad de competir contra la inmensidad majestuosa de las perseidas. Aunque, este mes mostrará un pequeño suceso introductorio similar.
Además, tendremos una luna llena con un nombre particular, el cual es otorgado por las leyendas que giran en torno a ella y no tanto por sus características físicas. Es de gran utilidad disponer del conocimiento de las fases lunares puesto que la luna nueva nos brinda cielos lo suficientemente oscuros y perfectos para observar los astros más débiles.
Cada año, en el mes de julio las delta acuáridas pueden ser observadas. En esta ocasión, tendrá su máximo en las noches del 28 y 29 de julio, por lo que será posible disfrutar de este evento en plena luna nueva. Esto convierte este pico en el escenario perfecto para poder mirar el cielo nocturno y sus pequeños detalles sin que estos pasen desapercibidos.
Como lo indica su nombre, las estrellas fugaces nacen de la constelación de Acuario, aunque los meteoros tendrán visibilidad a lo largo de todo el firmamento. Comparadas a las Perseidas, se trata de una lluvia menos intensa en torno a la cantidad de meteoros observados pero al ser estos más lentos y largos, con sus estelas más persistentes cuentan con la capacidad de producir un mayor impacto visual en el observador.
Los meteoros, conocidos coloquialmente como estrellas fugaces, deben su producción al ingreso en la atmosfera de pequeñas rocas procedentes del espacio exterior. El calor que se genera por el rozamiento del aire provoca su íntegra desintegración en la mayoría de los casos. Cuando la tierra, en su desplazamiento alrededor del sol, pasa por una nube de piedras que se encuentran desperdigadas por las colas de los cometas, una gran cantidad de meteoros es producida. En el caso de las Delta-Acuáridas, la tierra atravesará las piedras y el polvo desprendidos del cometa 96P/Machholz
Como es usual, los eventos de este calibre cuentan con la presencia de una luna llena que a su vez, está marcada por una leyenda de las tribus nativo americanas. En este caso nos encontramos con la conocida luna del ciervo, que debe su nomenclatura a que justo en esa época a los machos de esta especie les comienzan a crecer sus nuevas astas.
Siguiendo la agenda de fenómenos astronómicos, nos encontramos con uno muy reciente que, curiosamente solo se vio en una parte del mundo, concretamente en Manhattan (el Manhattanhenge). Este suceso se da cuando el sol, a la hora del ocaso, se alinea con el trazado de calles pertenecientes a esta isla neoyorkina.
El nombre de este acontecimiento se inspira en el famoso Stonehenge, un monumento megalítico cuya ubicación reside en Inglaterra, donde el Sol se alinea con las piedras coincidiendo con los solsticios.
En este caso todo se presenta más urbano puesto que ocurre en un punto donde la ciudad nunca duerme. Aunque esto no es algo único de Manhattan, existen varios fenómenos semejantes en ciudades como Toronto y Montreal en Canadá, también dentro de Estados Unidos en las ciudades de Chicago y Baltimore.
+Datos:
Según informa el Instituto Geográfico Nacional (IGN), este tipo de lluvia de estrellas puede observarse mejor desde el hemisferio sur, debido a que su radiante está más alto en el cielo. Aunque, también puede verse desde el hemisferio norte con menos meteoros por segundo.