«Hoy se cumplen 87 años del cese de fuego entre dos países hermanos. Una Guerra que se combatió con una conducta de caballeros. Es la segunda vez que tengo el alto honor de estar aquí, en esta fecha, cuando conmemoramos el fin del enfrentamiento entre nuestros pueblos», manifestó el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, quien fue recibido por su homólogo boliviano Luis Arce.
El mandatario paraguayo planteó construir un futuro con esperanza en el Chaco, para que se convierta en un terreno que permita el desarrollo de Bolivia y Paraguay. «Que los paraguayos se sientan bolivianos y los bolivianos se sientan paraguayos», pidió.
Benítez recordó que Paraguay ya aprobó el ingreso de Bolivia al Mercosur (Mercado Común del Sur) y como presidente pro témpore del organismo regional seguirá trabajando para que en poco tiempo Bolivia sea miembro pleno. A su turno, el presidente boliviano expresó su emoción por el acto realizado en el campo donde paraguayos y bolivianos derramaron sangre en defensa de sus límites y la riqueza hidrocaburífera.
«Nuestras relaciones datan desde 1879 y se desarrollan en el marco del entendimiento. En una cruenta guerra perecieron cerca de 100.000 combatientes de ambos países», dijo.
Arce acusó a las transnacionales norteamericana Standard Oil, que operaba en Bolivia, y la anglo-holandesa Royal Dutch Shell, en Paraguay, de promover la guerra por riquezas como el petróleo. En la oportunidad, se entonaron los himnos nacionales de ambos países, se guardó un minuto de silencio por los soldados caídos y se disparó salvas de artillería.
La Guerra del Chaco fue uno de los mayores conflictos bélicos del siglo XX en Latinoamérica, entre Bolivia y Paraguay, que se desarrolló entre 1932 a 1935. El principal motivo fue la disputa de territorio aparentemente rico en hidrocarburos.
