En menos de nueve meses, la selección italiana ha pasado del cielo al infierno.
De ver las calles de Roma repletas de tifosi, festejando el éxito de la Azzurra en la Eurocopa, a encontrar unas gradas del Renzo Barbera de Palermo donde contrastaban las lágrimas sicilianas con la alegría normacedonia.
«Si la victoria de la Eurocopa en julio fue mi mayor alegría, esta es sin duda la principal decepción. A veces suceden cosas increíbles en el fútbol, tal vez ni siquiera deberíamos haber estado aquí», declaraba Mancini tras el partido, con entereza, intentando responder por sus jugadores, que se desmoronaban sobre el césped o en algún asiento del banquillo. Destrozados. Llorando.
Es el segundo Mundial consecutivo que se pierde Italia. Ocho años sin estar con los mejores. La última cita, Brasil 2014. Y quedaron fuera en fase de grupos. En Sudáfrica 2010, el mismo desenlace. Una generación entera de futbolistas italianos que no podrán siquiera aspirar a levantar la Copa del Mundo, que no podrá emular a sus héroes de Berlín 2006.
Sin embargo, las cosas no ocurren por casualidad. Aunque Mancini hable sobre situaciones inverosímiles, aunque el partido ante Macedonia acabará con 32 disparos italianos y solamente 4 balcánicos (uno de ellos, con gol en el 92′), fue la misma Italia quién se metió en la boca del lobo.
Una mala ‘resaca’ post Eurocopa
«¿Penaltis fallados? Honestamente es difícil. Me duele cuando pienso en ello. Pensaré en ello toda mi vida», explicaba Jorginho desde Palermo, desolado. Él falló un penalti decisivo ante Suiza, en Roma. En el descuento. Con aquel tanto, Italia no hubiera necesitado de la repesca. En Basilea, semanas antes, también erró. El partido acabó 0-0.
Sin embargo, no sería justo aupar todas las responsabilidades en el centrocampista del Chelsea, ubicado en el podio del Balón de Oro de 2021 tras su gran año. Antes de aquellos fallos, en septiembre, Italia se dejaba dos puntos en Florencia ante Bulgaria. El primero de los traspiés. La confianza post Eurocopa devoró a una generación que empezaba muy pronto su ocaso.
Problemas con el ‘9’, un Insigne desaparecido esta temporada y con la mente puesta en la MLS, poco del Barella que ganó el premio a ‘Mejor centrocampista de la Serie A 2020/21’ e incluso la lesión de un Spinazzola al que se le lleva echando en falta desde julio.
¿Qué pasa en el Calcio?
Es imposible defender el crecimiento del Calcio si la selección italiana no va al Mundial por segunda vez consecutiva. O si, de nuevo, no hay representantes italianos en los cuartos de final de la Champions. Sí, la Serie A es una liga más divertida (la más goleadora de Europa entre el TOP-5 junto a la Bundesliga), los equipos cada vez son más vistosos y propositivos, pero los resultados no llegan.
La depresión que empezó con el Calciopoli (2006), sigue más de una década después. Por el camino, varios oasis. El Triplete del Inter de Mourinho, las finales de la Juventus o la semifinal de la Roma ante el Liverpool. Y la Eurocopa, claro. La victoria en 2021 y la final perdida ante España en 2012.
Pocos eventos positivos para un fútbol que sigue entre los más históricos del planeta.
¿La Eurocopa fue un espejismo?
Los italianos querían pensar que no, hoy muchos dudan. Italia se ha perdido únicamente tres Mundiales en su historia. El primero, en Suecia 1958; los otros dos, en 2018 y 2022. Entre medias, la segunda Eurocopa de la historia de la ‘Azzurra’.
«No podemos equipararnos con Francia, Alemania o Inglaterra», defendía un periodista en la TV italiana en mitad de una vorágine casi autodestructiva. «Nuestras estrellas fuera de Jorginho o Verratti están en el Sassuolo», añadía.
Mientras, desde la Federación atacan a los clubes de la Serie A por no aplazar la última jornada de liga y dejar más tiempo de preparación a Mancini. Una guerra civil sinsentido y que busca cabezas de turco para intentar explicar un fracaso histórico.
El bloque de la Juventus ya no existe en la Azzurra. No hay tampoco uno del Milan, o del Inter. Los tres más grandes del Calcio. Precisamente el Sassuolo, que pelea por el octavo puesto en la Serie A, metía tres jugadores en esta convocatoria. No es demérito para los’neroverdi, al contrario, pero sí es una crítica para los grandes clubes. No hay talento italiano por el que apostar. No confían. O si lo hacen, es escaso.
«Ya no tengo jugadores de la Serie A que llamar a la Sub21. Pronto los estaré llamando desde la Serie C [tercera categoría del fútbol italiano, ed]», declaraba el seleccionador Sub21 esta semana, en la previa de la catástrofe. Una premonición de que algo debe cambiar desde Coverciano, la sede de la FIGC.
¿Seguirá Mancini?
¿Y qué otras opciones tiene Italia? Ancelotti está al frente del Real Madrid, Allegri tiene contrato hasta 2024 con la Juventus. Conte, por otro lado, parece que vuelve a preferir el fútbol de clubes. Apostar por una ‘novedad’ como De Zerbi (Shakhtar) o Italiano (Fiorentina) no parece ‘real’, teniendo en cuenta que, además, son técnicos cuyo estilo necesita entrenamientos y entrenamientos para ser asimilados.
«Espero que Mancini siga con nosotros. Tiene un compromiso a nivel de proyecto [hasta 2026, ed.]», declaraba Gravina, Presidente de la Federación Italiana de Fútbol, al término del partido ante Macedonia.
Las próximas horas serán decisivas para saber si hay volantazo o no de cara al futuro del fútbol italiano. Para ser justos con él, son dos derrotas en 42 partidos desde que inició el ‘proceso Mancini’. Una de ellas, ante España. Sin embargo, estas derrotas marcan una vida. Y esta ha sido de las más dolorosas.