El ministro de Defensa de El Salvador, Francis Merino, ha manifestado que «mientras haya pandilleros en la calle, será necesario el estado de excepción», una medida que este lunes cumple un año en vigor y en virtud de la que las autoridades han detenido a más de 60.
000 supuestos delincuentes.
«Esta medida va a desaparecer hasta que el último pandillero esté enfrentándose a la Justicia», ha declarado el ministro Merino durante una entrevista televisiva, donde además ha defendido que «todo lo que se hace es constitucional y legítimo», según recoge el diario salvadoreño “La Prensa Gráfica’”.
La medida, decretada tras una sucesión de jornadas violentas en el país, ha sido prorrogada en hasta once ocasiones a lo largo del último año. El estado de excepción no ha estado exento de polémica pues, a pesar de que parte de la población valora los resultados, más allá de las fronteras salvadoreñas se suceden denuncias por violaciones de Derechos Humanos.
Por su parte, el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, ha lanzado una publicación en su perfil oficial de la red social Twitter donde ha reconocido que aquel 27 de marzo de 2022, cuando se decidió aprobar el estado de excepción tras registrar 62 homicidios en la víspera, fue uno de los días más complicados de su mandato.
«Hace exactamente un año, cerrábamos el día con 62 homicidios.
Ese fue uno de los días más difíciles de mi vida y de este Gobierno. Ahora, un año después, cerramos con cero homicidios, y marzo de 2023 se acerca a ser el mes más seguro de toda nuestra historia», ha manifestado el mandatario salvadoreño.
Las autoridades del país centroamericano han detenidos a millares de presuntos pandilleros a los que, tras saturar los centros penitenciarios del país, ha enviado a una macrocárcel -oficialmente denominada Centro de Confinamiento del Terrorismo- construida en tiempo récord y con capacidad de acoger hasta 40.000 reclusos.
El propio Bukele ha llegado a compartir en sus redes sociales videos propagandísticos en los que se recoge el proceso de traslado y en los que se observa a los presuntos pandilleros ataviados con apenas un calzón blanco, maniatados por la espalda y con la cabeza gacha.