Según han confirmado fuentes del Vaticano, «hace algún tiempo, la Santa Sede donó a Inglaterra dos fragmentos de la reliquia de la verdadera cruz como signo ecuménico». Estas mismas fuentes han explicado que estos restos se conservaban en la sala Lipsanoteca de los Museos Vaticanos.
Los dos pequeños fragmentos se han incorporado a la Cruz de Gales, que podrá ser vista por las millones de personas que sigan la entronización de los nuevos monarcas cuando entre en la Abadía de Westminster el próximo 6 de mayo.
Ambas piezas tienen forma de cruz, una de 1 cm y la otra de 5 mm, y están engarzadas en el crucifijo de plata más grande detrás de una gema de cristal rosa, por lo que sólo pueden verse de cerca.
La Cruz de Gales, que es un regalo del Rey a la Iglesia de Gales para celebrar su centenario, ha sido bendecida por el arzobispo de Gales, Andrew John, en un servicio religioso en la iglesia de la Santísima Trinidad de Llandudno, en el norte de Gales, antes de partir hacia Londres dónde tendrá lugar la ceremonia de entronización.