América Latina y el encuadre internacional de la lucha contra el narcotráfico

El consumo de sustancias psicotrópicas se remonta a los albores de la civilización. 

Un equipo de investigación multidisciplinario demostró de manera fehaciente el consumo de drogas en comunidades que habitaron la isla de Menorca hace más de 3000 años. 

El estudio fue publicado en la revista Nature-Scientific Report, y allí se detalla que mediante análisis químicos de cabello se pudo constatar el consumo de efedrina, atropina y escopolamina en estas comunidades prehistóricas. 

Pasaron los siglos y Occidente se sumergió en la Edad Media en un contexto cultural dominado por la tradición judeo-cristiana. Las mujeres fueron uno de los blancos preferidos del terror y la barbarie del Santo Oficio. Muchas ardieron en hogueras acusadas de brujería por pactar con el demonio para conocer las propiedades de las hierbas. Se las acusaba que tenían la osadía de volar…. montadas en una vara. La popular escoba de acuerdo a la versión popularizada en los cuentos infantiles. Claro. La vara era untada con un líquido verde, viscoso según las descripciones que se obtuvieron a fuerza de tortura y tormentos y contenía sustancias tales como belladona (atropina y escopolamina); mandrágora, reconocida por sus propiedades afrodisíacas y narcóticas; beleño negro y estramonio, entre otros vegetales con propiedades psicotrópicas. Se untaban las mucosas para facilitar la absorción, particularmente la vagina… Y volaban…

La furia homicida de la pureza religiosa fue mitigándose con el avance de la ciencia y el comercio internacional, pero el conocimiento de las hierbas y las sustancias psicotrópicas continuó su curso.

Emergieron nuevos contextos económicos, sociales y políticos y en pleno auge de la era de los imperialismos occidentales, el uso de los psicotrópicos sirvió para otros propósitos acordes a los modelos de negocio vigentes. Fue en tal contexto que el uso de los psicotrópicos sirvió como instrumento para llevar adelante la llamada Guerra del Opio, conflicto que tuvo lugar entre China y Gran Bretaña entre los años 1839 y 1842. El opio era cultivado en la India y lo comercializaba la Compañía Británica de las Indias Orientales. 

El comercio del opio fue rechazado y prohibido por el gobierno chino pero los emisarios contratados por los comerciantes británicos enviaron flotas de guerra que derrotaron la resistencia china e impusieron la firma del Tratado de Nanking, por el que se estableció el libre comercio con Inglaterra y por cierto el comercio del opio estaba incluido en ese tratado…. Por esta rendija abierta por los ingleses se colaron otras potencias como Estados Unidos, Francia y Rusia que forzaron a China a firmar diversos convenios que recibieron el calificativo de “Tratados Desiguales». 

Las sustancias psicotrópicas al servicio de propósitos imperiales, cumplieron otras funciones funcionales al nuevo negocio global.

Pero esta infamia fue punto de partida para que se celebrara en Shanghái a instancias de los Estados Unidos en el año de 1909 un encuentro internacional para regular el tráfico del opio a nivel internacional.

En 1912 tuvo lugar en La Haya la Convención Internacional del Opio para limitar el uso de los narcóticos y regular su producción y comercio. Con ello se iniciaría un proceso regulatorio que tuvo diversos hitos, tales como la Convención para Limitar la Manufactura y Regular la Distribución de Drogas Narcóticas, que se llevó a cabo en 1931 en Ginebra, que fue seguida también en esa misma ciudad por la Convención para la Supresión del Tráfico Ilícito de Drogas Peligrosas en 1936 y tuvo la peculiaridad que por primera vez, se preveía la aplicación de sanciones a los traficantes. 

Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial y la Sociedad de las Naciones fue reemplazada por la ONU, ésta tuvo el mandato para controlar la producción y el tráfico de las llamadas drogas ilícitas. Fue así que en 1961 se acordó un Protocolo mediante el cual se creó la Comisión de Estupefacientes en el ámbito del Consejo Económico y Social (ECOSOC). Pero antes, en 1948 se había firmado en Paris un protocolo que incorporaba al control drogas sintéticas, mientras que en 1953, en la ciudad de Nueva York, se había regulado el cultivo de la adormidera y la producción de opio.  

Pero sería en 1961 cuando la Convención Única sobre Estupefacientes integró un marco consolidado y anuló los acuerdos previos. 

En la actualidad hay tres tratados internacionales sobre el control de drogas que son la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961, la cual fuera modificada en 1972; el Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas de 1971 y la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, de 1988.

La Convención de 1988 hace extensivo el régimen de control hacia los precursores y adopta medidas para combatir el tráfico ilícito de drogas y establece un marco orgánico de acción contra el blanqueo de dinero asociado a las actividades definidas como ilegales. La mayor novedad es el fortalecimiento del marco de la cooperación internacional en materia penal, incluyendo medidas tales como la extradición y la asistencia judicial recíproca. El órgano encargado en esta materia es la Comisión de Estupefacientes, la cual está integrada por cincuenta y tres estados miembros elegidos por el Consejo Económico y Social (ECOSOC) y la presencia de cada miembro tiene una duración de cuatro años. Es el órgano responsable de la formulación de políticas en asuntos relacionados con el tráfico ilícito de drogas y también respecto al abuso de las mismas.  

Es responsabilidad de esta Comisión la adopción y recomendación por parte de la Asamblea General de las resoluciones sobre medidas concertadas para ordenar la acción internacional en el combate contra las drogas. En sus potestades está definir las nuevas sustancias a ser incluidas así como analizar y proponer cambios o supresiones y en cada caso, y establecer si las medidas a tomar son procedentes. 

Existe además una Junta Internacional de Narcóticos que tiene el carácter de cuerpo permanente e Independiente. Está integrada por trece países miembros, los cuales son elegidos por períodos de cinco años por el Consejo Económico y Social. Esta Junta tiene la misión de supervisar la aplicación de los convenios y tiene facultades para realizar recomendaciones a los estados. Entre sus funciones está la administración del control estadístico de las drogas sobre las bases de información suministradas por los gobiernos. Evalúa la necesidad de drogas lícitas para adecuar las capacidades productivas a las mismas y es la instancia encargada de acopiar información sobre el tráfico ilícito y presentar un informe anual sobre la evolución de la situación global a la Comisión de Estupefacientes y al Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas. 

Para el desempeño de las acciones en materia de cooperación técnica se creó la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) la cual tiene la responsabilidad de ejecutar el programa mundial contra el terrorismo. Fue creada en 1997 y tiene su sede en Viena, con 20 oficinas extrasede y cuenta con oficinas de enlace en Nueva York y Bruselas. 

En sus mandatos esta contribuir a mejorar la prevención del delito y asistir en la reforma de la justicia penal para fortalecer los estados de derecho a fin de combatir las amenazas de la delincuencia organizada a nivel internacional. Tiene 20 oficinas y actúa en más de 150 países formulando y ejecutando programas de fiscalización de drogas y prevención del delito. 

Este el marco global. La pregunta es: a la luz de lo acontecido en los últimos 30 años por poner un horizonte temporal, ¿cuáles son los resultados observados en América Latina en materia de narcotráfico, narcomenudeo, avance del delito organizado, control de la violencia comunitaria y situación de la seguridad ciudadana? 

Este tema lo abordamos en la próxima entrega. 

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