Autos antiguos en Cuba: ¿tradición o necesidad? - Diario La R

Autos antiguos en Cuba: ¿tradición o necesidad?

Chevrolet con piezas de Volga, y funciona.

Caminar por las calles de La Habana, al igual que por otras partes del país caribeño, supone un viaje al pasado. Y es que transitan por la ciudad, en gran representación, una variedad abrumadora de autos del siglo pasado. Muchos en estado funcional, y otros hasta lujosos, exhiben carrocería vistosa y llamativa. Un poco alejado del futuro verde y limpio, estos ejemplares transportan transeúntes, acompañan al turismo y hasta se agrupan en gremios. Lo mismo un Chevrolet de 1960, un Lada soviético o un Peugeot francés, recorren distancias a la vista de todos.

La historia del automóvil en Cuba, desde el comienzo, ha tenido mucha influencia extranjera, que ha devenido en su propia consolidación. El primer coche que caminó por La Habana fue un “La Parisiense”, en diciembre de 1898. La velocidad máxima era de 12 kilómetros, y se convirtió en todo un acontecimiento para las calles cementadas de la capital. En los siguientes años se aprobaron las primeras licencias, ocurrió el primer accidente, las carreteras empezaron a convertirse en una necesidad, y el servicio de taxi llegó a Cuba. En un período de dos décadas, la cantidad de automóviles se multiplicó muchas veces.

En 1919, según investigaciones de la época, Cuba era el primer país importador de autos en América Latina y uno de los primeros del mundo en relación vehículo-habitante.

La revista “Onlinetours” nos hace un guiño a la sociedad de aquellos tiempos:

“La frase «Ponme la mano aquí Macorina», del poema homónimo escrito por el poeta austriaco Alfonso Camín y que acompañaba a la inolvidable Chavela Vargas en sus presentaciones, hace referencia a la primera mujer chofer en Cuba que despertó e inspiró grandes pasiones en la etapa conocida como «La Danza de los Millones»”

En la primera mitad del siglo XX se adquirieron muchos de los modelos que hoy circulan por las calles. El país demostró ser un modelo rentable para los fabricantes estadounidenses. En la década del 50 circulaban aproximadamente 143 000 autos fabricados en Estados Unidos (la inmensa mayoría).

Luego de la independencia cubana en 1959, y el embargo estadounidense, dejaron de entrar muchas de las piezas de repuesto al país, tener un auto se convirtió en un símbolo de lujo y posición acomodada. Los vehículos se conservaron en la familia de generación en generación como reliquias. Poniéndolos en contexto, a pesar de ser europeos los primeros carros que entraron a la isla, las marcas más populares eran Chevrolet, Ford, Willys, Buick, Plymouth y Dodge.

Hacia los años 80, se consolidaron las relaciones con la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y los añosos autos estadounidenses empezaron a compartir carriles con Volgas, Ladas y Mosckvitchs. Todo era perfecta armonía hasta que llegó “El Período Especial”, época que los cubanos recordamos con tristeza. Tras el derrumbe del campo socialista, y sin socios económicos importantes, la creatividad del cubano se disparó en todos los sentidos. Empezaron las más grandes innovaciones en materia de mecánica, y puede que a un fanático purista de las marcas le tiemblen los párpados al encontrar a un Ford con piezas de Volga. Los cubanos aprendieron a reparar sus autos ellos mismos, adaptaron piezas, inventaron otras, y mantuvieron el sector a flote. ¡Había que seguir circulando!

Estos llamativos autos se convierten fácilmente en una fuente de dinero activa para sus dueños, ya sea al alquilarlos para recorridos por la zona céntrica y patrimonial de La Habana de turistas, o convertirlos en “boteros”. Estos son taxis que mantienen una ruta fija, y la población accede a ellos a través de señas, a veces inentendibles, pero que los choferes captan a la perfección. Por supuesto, son los más desgastados por el uso.

Club de autos clásicos

Por lo antes expuesto, no es posible declarar que todos los autos antiguos en Cuba pertenecen al “Club de Coches Clásicos y Antiguos: A lo Cubano”, sin embargo, esta iniciativa que ya lleva unos años de creada, se ha dedicado a resaltar los valores del patrimonio automovilístico cubano. Inscrita en la Federación de Automovilismo y Kartismo de Cuba, perteneciente al Instituto Nacional de Educación Física y Recreación, se afilia a la Federación Internacional de Automovilismo.

Se dedican también a trabajos de restauración, conservación, exhibición… pueden ser considerados genios de la inventiva. Sus perfiles en redes sociales invitan habitualmente a la realización de actividades, entre ellas las reuniones expositivas y el Rally de la Copa Castrol.

Nada, que si está por esta zona del Caribe, no deje de montarse en uno de estos ejemplares, puede que sea más viejo que usted, y guarde historias y piezas de todo el mundo.

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