Corrupción, un cáncer que debemos extirpar de raíz

Uruguay es un país en el que nos hemos acostumbrado a escuchar un día sí y otro también de novedades en un escándalo de corrupción y tráfico de influencias que está involucrando a las más altas esferas de gobierno.

Ante estas noticias que nos preocupan a todos no queda otra que mirar con atención el trabajo que realicen los órganos de control que rigen en toda sociedad democrática. Por un lado, respetar el trabajo independiente de la Fiscalía. Hoy en día son múltiples los testimonios que dan cuenta no solo de amenazas al trabajo de fiscales, sino también ocultamiento de información de carácter clave, o como por ejemplo que se haya manipulado la cantidad de información a la que se puede acceder por parte de fiscales a cargo de proyectos.

La independencia de la justicia es una garantía que debemos mantener si queremos seguir preciándonos de ser un Estado de Derecho y el país con menos niveles de corrupción en América Latina. 

Pero,por otro lado, para ello también hay que dejar hacer el trabajo de otros actores sociales de contralor, como la prensa y la oposición política. En el caso del periodismo, desde algunos legisladores oficialistas se han incrementado los ataques a profesionales de la comunicación que han realizado un seguimiento cercano a los casos de corrupción. No debemos tolerar de ninguna manera que se persiga al periodismo independiente cuando es una de las garantías necesarias que se requiere para alcanzar el conocimiento de la verdad. 

Y a su vez, desde la oposición política se nos debe habilitar con total libertad el acceso a toda la información que esté relacionada con este y otros casos. Se debe garantizar que los ministros implicados rindan cuentas ante el Parlamento las veces que sea necesario y habilitar todas las comisiones que sean necesarias para que los representantes de la ciudadanía tengan la verdad. 

Y ahí, permítanme realizar un llamado también a todo el sistema político. Tanto a dirigentes políticos del oficialismo como de la oposición. Es momento de elevar la mirada. Por un lado, la ciudadanía espera de nosotros, dirigentes políticos de la oposición, que supervisemos, que exijamos que se rindan cuentas seriamente y que se paguen las responsabilidades políticas necesarias. Lo que no está esperando de nosotros es que hagamos de esto un circo político, ni cobremos revanchas por dirigentes políticos que en el pasado no supieron estar a la altura en temas mucho menos graves. Y del oficialismo, se espera que entienda la gravedad de este asunto, que no lo minimice y que adopte el único discurso que la ciudadanía quiere escuchar: que se llegue hasta las últimas consecuencias, las de la verdad. 

Bertolt Brecht (filósofo alemán) decía que la humanidad se descubre a si misma cuando se mide con un obstáculo. De cómo procesemos los escándalos de corrupción que azotan al gobierno nacional, dice mucho respecto a cuán cerca o cuan lejos estamos de ese proyecto de país modelo llamado Uruguay. Espero que todos, pero literalmente todos, estemos a la altura de las circunstancias y atendiendo a la gravedad de los hechos. 

Andres Lima

Intendente de Salto

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