De la Shoah a Gaza: La paradoja histórica como síntesis perversa 

En el conflicto Israel-Palestina, este marco revela una tragedia circular: el oprimido que deviene en opresor, repitiendo los patrones que alguna vez lo devastaron. 

La filosofía hegeliana entiende la historia como un proceso donde *contradicciones aparentemente irreconciliables generan nuevas realidades. En el conflicto Israel-Palestina, este marco revela una tragedia circular: el oprimido que deviene en opresor, repitiendo los patrones que alguna vez lo devastaron.

  1. Tesis: El trauma judío y la búsqueda de seguridad

– El Holocausto (Shoah) fue el exterminio de seis millones de judíos por el nazismo (1941-1945) y dejó una herida colectiva que clamaba «Nunca más». Este trauma justificó la creación de Israel (1948) como refugio étnico, pero sembró una paradoja:

– El miedo como fundamento: El Estado sionista se construyó sobre la narrativa de «seguridad ante un mundo hostil», legitimando la expulsión de 700.000 palestinos (Nakba) como «defensa existencial».  Pero aconteció una Inversión dialéctica: Las víctimas del racismo nazi adoptaron una lógica racial excluyente, donde el palestino es el «nuevo judío» a erradicar.

  1. Antítesis: Resistencia palestina y la sombra de Hamás

– Ocupación y apartheid: La negación de derechos básicos a los palestinos (leyes discriminatorias, asentamientos, bloqueo a Gaza) generó una resistencia que oscila entre la lucha civil y la violencia armada.

– El 7 de octubre de 2023 grupos militares de Hamás, producto de décadas de humillación, replicaron la lógica deshumanizante al atacar civiles israelíes. Una antítesis brutal que, lejos de emancipar, fortaleció la tesis sionista.

  1. Síntesis fallida: La espiral genocida (2023-2024)

La respuesta israelí a Hamás de despliega ante los ojos impávidos de la humanidad: —52.000 palestinos asesinados, 82% de Gaza destruida— no resuelve la contradicción, sino que la profundiza. El rostro más visible es Netanyahu y la limpieza étnica, pues usando el trauma del Holocausto como escudo, su gobierno ejecuta un genocidio en cámara lenta: bombardeos con inteligencia artificial, hambre y falta de toda asistencia sanitaria como armas de guerra, y planes para recolonizar Gaza.

Trump y el «cementerio definitivo»

La propuesta de desplazar palestinos a terceros países (diciembre 2024) es la síntesis perversa de esta dialéctica: resolver la contradicción eliminando a uno de los polos.

La paradoja hegeliana: Cuando la memoria alimenta el olvido 

El Estado israelí, nacido para evitar otro Auschwitz, ha creado su propio campo de exterminio.

– Gaza como gueto: 2,3 millones de personas en 365 km², sin agua, luz o medicinas, vigilados por drones y soldados.

– Cisjordania fragmentada: Un archipiélago de Bantustanes rodeados de muros y colonias ilegales.

– Proliferación de Leyes raciales: En 2024, Israel aprobó normas que niegan ciudadanía a árabes no judíos, consolidando un régimen de apartheid.

Ironía histórica 

Mientras Israel conmemora la Shoah, sus políticas repiten el axioma nazi de «dividir para exterminar». Como señaló el filósofo alemán Max Horkheimer: «Quien no quiere hablar de capitalismo, tampoco debería hablar de fascismo». Hoy, quien evita hablar de apartheid israelí, traiciona la memoria del Holocausto.

El rol de EE.UU.: Síntesis global del poder sionista

El respaldo de Washington a Israel (USD 20.000 millones en armas en 2024) no es altruista. Por el contrario, es el fruto de una dialéctica de poder donde:

– El lobby sionista (AIPAC, evangélicos) controla el Congreso, silenciando críticas con acusaciones de «antisemitismo».

– El complejo militar-industrial obtiene ganancias récord, mientras Gaza prueba nuevas armas en un laboratorio de muerte.

Hegel en la Casa Blanca 

Trump no es una anomalía, sino la síntesis de un sistema que convierte vidas palestinas en daño colateral del capitalismo racial. Su retórica genocida («Gaza será un cementerio») es la culminación lógica de décadas de deshumanización.

¿Hacia una síntesis ética?

La dialéctica hegeliana no es un círculo cerrado. Frente a la espiral genocida, la humanidad tiene dos caminos:

  1. Síntesis de barbarie (escenario actual):

– Gaza borrada del mapa, palestinos dispersos, e Israel como Estado étnico puro, modelo para ultraderechas globales.

– El «Nunca más» reducido a un eslogan vacío, aplicable solo a algunos.

  1. Síntesis de justicia (utopía necesaria):

– Un único Estado laico con igualdad de derechos para judíos y palestinos, como propuso Edward Said.  Desmantelamiento del apartheid y reparaciones para víctimas de la ocupación.

– Internacionalización de la memoria: Que el Holocausto enseñe a combatir todo racismo, no a justificar uno nuevo.

Última tesis: 

La historia no es una jaula. Como escribió Walter Benjamin, otro judío perseguido, «La tradición de los oprimidos nos enseña que el ‘estado de emergencia’ en que vivimos es la regla». Romper esa regla exige recordar que Gaza no es solo un cementerio: es el espejo donde el mundo decide si repite sus errores o escribe, al fin, una síntesis digna.

Fuentes: Informes de ONU-OCHA (diciembre 2024), análisis de Ilan Pappé («La limpieza étnica de Palestina»), reflexiones de Judith Butler («Caminos divergentes: Judaísmo y crítica del sionismo»).

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Latest from Opinión