Años atrás podemos encontrar declaraciones de hoy gobernantes hablando del “pase social” refiriéndose a la promoción de estudiantes para que terminaran la primaria, aunque no contaran con los conocimientos básicos que debe distribuir la escuela. Tal cosa no existía, sin embargo, escuchamos durante años a autoridades actuales en esas posiciones que más tenían que ver con la apelación a un pasado perfecto de lo educativo, tan irreal y parte de ese “todo tiempo pasado fue mejor” que tanto nos gusta a los orientales.
La escuela, la educación en general como la conocemos, parte de la base de que los estudiantes se agrupan por su tramo de edad y deben ir aprendiendo al mismo tiempo una serie de conocimientos que le permitan pasar al grado siguiente. Quienes no lo hacen deben de tener más tiempo para construir esos aprendizajes. Esta fue la promesa y organización de la escuela de la modernidad que estableció una “máquina de educar” de acuerdo a una serie de valores y principios que tenían que ver con esas épocas y las ideas imperantes.
El recursado de un año fue un recurso pedagógico que utilizamos los docentes frente a la falta de apoyos específicos a los estudiantes o la imposibilidad de trabajar adecuadamente en grupos superpoblados.
La repetición y los estudios de trayectorias
En los últimos años se han producido varios estudios sobre las trayectorias educativas de los estudiantes y como la repetición representa una debilidad a la hora de finalizar el ciclo obligatorio de educación. Esos estudios dan cuenta que las reglas del juego del sistema educativo de nuestro país dificultan o al menos no facilitan las trayectorias de los estudiantes y particularmente de los más vulnerables.
Es más, a la hora de mirar la evolución de la repetición en los diferentes tramos y modalidades se observa que este fenómeno ha disminuido sistemáticamente hasta la pandemia y a la hora de mirar que sucede con los aprendizajes en las diferentes evaluaciones disponibles los aprendizajes aparecen bastante estables, con las dificultades de inequidad que ya conocemos.
El año 2022 finalizó de una forma atípica. Las autoridades resolvieron unas semanas antes de finalizar las clases luego de todo el año lectivo, con los acuerdos y evaluaciones correspondientes entre estudiantes y docentes, cambiar las reglas del juego.
Los cambios que se propusieron a fin de año fueron no contabilizar las faltas para la promoción de las materias y por lo tanto de los cursos y bajar dos o tres puntos la nota necesaria para exonerar la materia y por lo tanto no rendir examen.
Es decir que se optó por pasar por encima de lo que fue el año de estudiantes y docentes con el propósito de mejorar la promoción y disminuir la repetición.
Los antecedentes
Nuestro país ya tiene antecedentes en eliminar la repetición por medidas administrativas sin otro tipo de medidas que apoyen los aprendizajes de los estudiantes. En los 90 se prohibió que los estudiantes de primer año de primaria recursar el año y lo que sucedió es que las repeticiones en segundo año del año siguiente fueron prácticamente iguales a las repeticiones de primer año más las de segundo año sumadas.
Es decir, las medidas administrativas no atacan el centro del problema que es el logro de aprendizajes de los estudiantes, pero tampoco han sido eficientes para resolver el rezago escolar.
En el caso del año lectivo 2022 y de la reforma curricular en curso se pretende mejorar la promoción cambiando los criterios de evaluación, es decir con medidas administrativas, en ninguna de las dos situaciones hay previstos apoyos específicos para los estudiantes que los necesiten. Esto es bastante paradójico ya que uno de los efectos de la no repetición es que se mejora el tránsito por el sistema educativo y por lo tanto se liberan sillas que eran ocupadas por quienes recursaban el año. Es decir, mejorar la promoción disponibiliza recursos que podrían ser utilizados para apoyar a quienes más lo necesitan. De eso no hay ni una palabra en la reforma curricular.
Las medidas pedagógicas
En los últimos 15 años se desplegaron una serie de medidas con el objetivo de proteger las trayectorias y mejorar los aprendizajes, esto tuvo un correlato en la disminución de la repetición a mínimos históricos.
Se crearon figuras docentes nuevas y que abordan las problemáticas más complejas de la situación. El Programa Maestros Comunitarios es uno de estos programas, las maestras de apoyo, pero también las tutorías en educación media, programas para revincularse con los estudios como la Formación Profesional Básica de Utu y también programas que tenían el propósito de facilitar la culminación de ciclos.
También formaron parte de las medidas de carácter pedagógico la disminución sistemática de la cantidad de estudiantes por grupo, particularmente en las escuelas más vulnerables. Esto ofrece mayores posibilidades para un trabajo individualizado.
A esto debemos sumar unas diez mil becas del programa Uruguay Estudia que estaban orientadas a la finalización de ciclos y podríamos seguir si fueramos más exhaustivos.
Nunca se eliminó la repetición como el último recurso que tenían los docentes para garantizar aprendizajes, aunque si se flexibilizó la promoción en diferentes momentos del año lectivo.
Las propuestas del hoy
Las opciones actuales planteadas por la administración de la educación plantean disminuir la repetición y mejorar la promoción con resoluciones administrativas, es decir cambiando las reglas del juego.
Se hace sin apoyos y sin anuncios de la utilización de los ahorros que se produzcan por disminución de la repetición como podría ser en apoyos específicos, al tiempo que aumentan la cantidad de estudiantes por grupo por reducción de cargos. Para estas acciones al menos parece no existir evidencia.
Una vez más el gobierno queda preso de un diagnóstico político equivocado y que concibe a la educación como botín político partidario, que desatiende la mirada más compleja construida por la academia y los docentes sobre un tema que nos afecta y afecta a nuestros estudiantes.
Pero que muchachos bárbaros estos blancos! Pobres estudiantes!