La escena de la violencia.
Marzo fue complejo en varias instituciones educativas, se dieron episodios de violencia en varias instituciones.
Un inicio de clases sin todos los grupos con docentes, en un contexto de mayor cantidad de estudiantes por grupo, luego de dos años atípicos para nuestros estudiantes.
En varios centros de educación media han sucedido conflictos que terminaron con gurises a las piñas o amenazándome por redes sociales, algo nos debería llamar la atención, algo nos están indicando estos episodios.
Los centros educativos son espacios para aprender, para estar con otros, para convivir, para disfrutar, cuando esto no pasa el mundo adulto tiene algunas cosas para revisar.
Las intervenciones de la política han pasado por reforzar la presencia policial en los centros educativos, realizar controles a los estudiantes y el anuncio de que habrá llamados para equipos multidisciplinarios.
La escena del baile.
Hay tres o cuatro gurises en el patio del liceo escuchando música, no están en clase, una docente los interrumpe y baila con uno de los estudiantes, esto también lo vimos en marzo en un centro educativo de media. Una más de las tantas cosas cotidianas que pasan en los centros.
Para poder mejorar los aprendizajes y el desarrollo de los estudiantes una de las primeras cosas que tienen que pasar es que los estudiantes entren a clase, el video que trascendió no lo explica pero la docente si lo hizo posteriormente, eran estudiantes en el patio en hora de clase y los fue a buscar para que entraran a clase, lo que vimos es una de las formas de invitar a entrar, de poner el cuerpo y la palabra en modificar esas pequeñas cosas que hacen la diferencia, que construyen las relaciones dentro de un centro educativo.
Las reacciones de los adultos
Frente a estas dos situaciones la reacciones fueron bastante distintas. El afuera de lo educativo muchas veces carga con unos ideales bastante lejanos a lo que sucede en la realidad.
Con respecto a las violencias, la respuesta policial parece ser de recibo en los comentarios del afuera.
Es difícil que alguien realmente crea que en una situación de este tipo la solución sea la policía en la puerta. ¿Pensarían lo mismo si se tratara de sus hijos o nietos? Claramente no, las intervenciones tienen que ver con la convivencia dentro de los centros, pero también con la comunidad y otros actores que tienen que ver con los lugares por los cuales circulan nuestros estudiantes.
En las reacciones también se vuelve a instalar una idea de que esto es un problema exclusivamente de las instituciones educativas y por lo tanto de los docentes.
No parece razonable que la resolución de conflictos o temas de convivencia se resuelvan de esta manera solo en las instituciones educativas, tiendo a pensar que lo que sucede es que esto pasa todo el tiempo, pero donde resulta inaceptable es en una institución educativa.
El razonamiento de que esto es un tema exclusivo de las instituciones educativas abona en dejar solas a las mismas y sus comunidades y además oculta el repliegue del Estado y las políticas públicas de las vidas de nuestros estudiantes.
Cuando miramos las reacciones a la escena del baile las mismas parecen no entender la pertinencia de la intervención, ni registrar mucho que es lo que sucede todos los días en los centros educativos.
Ante afirmaciones del tenor de que “no corresponde” o apelaciones a la autoridad cabe reflexionar acerca de la lejanía de algunos adultos de la vida concreta de nuestros estudiantes. Las características propias de esa etapa de la vida, la necesidad de referencias adultas en lo cotidiano, la comprensión de las situaciones del otro, entre otros temas importantes para que los gurises estén bien parecen ser desconocidos por algunos adultos. No solo eso, sino que se censura o cuestiona con una lógica un tanto autoritaria de lo que tiene que pasar en la relación educativa.
Cuando miramos lo que está pasando en las vidas de nuestros adolescentes y jóvenes tal´ vez podamos tener algunas claves de lo que está pasando y como el retiro del Estado los deja más a la intemperie en materia de derechos, de cultura, de salud, entre otras dimensiones de la vida.. El lugar de las comunidades y los centros educativos es importante pero solos no pueden.
Pensar y hacer por nuestras adolescencias y sus derechos parece la clave para que esta situación nos permita mejorar lo que está pasando.
Estos días estamos presenciando nuevas escenas donde la mirada autoritaria continúa campeando, poca cosa buena puede salir de allí.