La semana pasada el Frente Amplio se pronunció sobre diversos aspectos de las acciones que lleva adelante el gobierno en materia de educación. La principal fuerza política del país y la única fuerza de oposición señala algunos aspectos que son regresivos para la educación de nuestro país.
Las políticas educativas que el gobierno lleva adelante no resuelven los problemas o desafíos que tiene la educación y no son producto de amplios acuerdos sociales y políticos. Esta declaración de la oposición deja al gobierno absolutamente en soledad en el proceso de reforma, recorte y desmantelamiento de programas que lleva adelante.
Ausencia de participación
La reforma de la educación se hace sin considerar a los estudiantes, las familias y los docentes. Parece existir un diagnóstico que indica que la participación de diversos actores de lo educativo es un problema para los cambios. Pero no se limita a los actores directos de lo educativo, también sucede con los actores académicos, del mundo del trabajo o la ciudadanía en general. Las autoridades entienden que el principio de autoridad que emerge de la victoria electoral otorga suficiente legitimidad para las acciones que llevan adelante. Una especie de “ordeno y mando” que en el campo de la educación está muy claro que no funciona.
Las recientes modificaciones a la forma de gobierno de la Universidad Tecnológica van en el mismo sentido, se desestima la participación de los actores de la universidad y se opta por la designación por parte del Poder Ejecutivo con venia del parlamento.
Los cambios en educación no son posibles en soledad y sin tener en cuenta la voz de los diferentes actores que son en definitiva quienes los ponen en juego al entrar al aula. No existe transformación posible sin esos actores.
El recorte presupuestal
La actual administración recortó de la educación pre universitaria más de 140 millones de dólares y en el caso de la Universidad de la República se pierden unos 40 millones de dólares en el quinquenio.
Esta “optimización”, como la llaman, lleva a que existan menos grupos y aumente la cantidad de estudiantes por grupo, que no se abran determinadas opciones en lugares del país donde hay pocos estudiantes, además de una pérdida salarial de docentes y funcionarios que con suerte a final del período recuperarán el poder de compra que tenían en 2019.
No existe transformación posible con menos presupuesto, lo señalan los diagnósticos técnicos.
Los problemas de la reforma
El proceso de elaboración de los programas de las reformas, tanto en educación básica como en las carreras de formación en educación, no han sido buenos, exponen a las comunidades educativas y sus actores a muchas incertidumbres sobre que va a suceder el año que viene.
En el caso de la educación básica, faltan programas de dos años (tercero y cuarto) lo cual dificulta visualizar los aprendizajes a lo largo de la trayectoria educativa de los estudiantes.
En el caso de la formación en educación, se aprobaron programas para todas las carreras por parte del Consejo esta semana, los mismos fueron informados dos días antes a los consejeros electos y aún no han sido enviados a Codicen, para su aprobación definitiva, ya que contienen errores y omisiones entre otras dificultades.
El Frente Amplio también señaló la preocupación por lo regresivo de algunos de los cambios propuestos en materia de perspectiva de Derechos humanos, desaparición de conceptos como terrorismo de estado o el debilitamiento de la educación sexual, entre otros cambios que parecen volver el tiempo atrás.
La reforma y sus restricciones
La administración se ha empeñado en cambiar los programas a capa y espada con fuertes restricciones presupuestales, de tiempos de elaboración y puesta en funcionamiento y de carácter político, en la más absoluta soledad.
Estos cambios no abordan los desafíos que tenía la educación antes de la pandemia y no enfrentan los problemas que la misma nos ha dejado.
Los indicadores de funcionamiento del sistema educativo se han deteriorado, cantidad de estudiantes, estudiantes por grupo, gurises que dejan de estudiar, promociones entre otros. La modificación de los reglamentos referidos a la evaluación y pasaje de grado al final de un año lectivo parece ser la única medida que se va a tomar, dejando a los estudiantes y los docentes medios des norteados al finalizar el curso,
Son cambios que no abordan los problemas y desafíos y tampoco abarcan a los bachilleratos que fueron uno de los temas de la campaña electoral.
Tentando salidas
Uruguay es un país donde se preservó siempre a la educación de las cuestiones electorales, esto parece haber cambiado por varios motivos. En primer lugar hay una mirada de la política educativa como una política de gobierno, esto se aleja de las miradas que entienden lo educativo como una política de mediano plazo, política nacional o política de estado. En segundo lugar, porque se la colocó como un botín electoral en las últimas campañas electorales.
Tal vez sean tiempos de retomar la perspectiva del mediano plazo y la autonomía que preserva a la educación para avanzar en los acuerdos respecto a más gurises de primera infancia en la educación, más estudiantes de bachillerato, mayor tiempo pedagógico o más propuestas universitarias en el interior del país. Estos son amplios acuerdos de la ciudadanía y que el gobierno de una forma u otra ha optado por frenar los avances conquistados.