Cuando hablo de mi familia con los nuevos amigos chinos, jóvenes igual que yo, casi siempre se asombran. Les parece interesante lo numerosa que es, compuesta por muchos tíos y hermanos. Demasiados miembros ante los pocos que son ellos en casa: abuelos, padres e hijo, casi nunca hermanos; y es que gran parte de los jóvenes en China son descendientes únicos.
Los datos no tienen que ver con casualidades o índices de fertilidad, durante 30 años, el país asiático impulsó la «política del hijo único». Ley estricta implementada con el objetivo de frenar el crecimiento poblacional y aumentar el desarrollo económico. A corto plazo, los resultados fueron evidentes, se redujeron los problemas demográficos, epidemias, asentamientos irregulares… Sin embargo, en la actual China, a pesar de haberse eliminado completamente la política en el 2015, se arrastran los lastres de esas extremas medidas, avanzando hacia el envejecimiento.
Según datos del censo poblacional, de 0 a 25 años hay 409 millones de personas, menos del 20 por ciento de la población. Este fenómeno es una tendencia en los últimos años y plantea desafíos significativos. En el más reciente informe sobre medidas incrementales, se relata la implementación de disposiciones en apoyo a los jóvenes, su capacitación y empleo; pues en ellos -sin ánimos de romantizar- está el futuro de la Patria.
Con el objetivo de conocer opiniones, entrevistamos a algunos chinos menores de 30 años y les preguntamos sobre su futuro:
Li Manyao, estudiante de postgrado de la Facultad de Estudios Hispánicos y Portugueses de Pekín, nos contó: “Como estudiante universitaria, en los últimos años he notado un fenómeno muy evidente. Es que mis compañeros, cuando sus derechos son vulnerados, tales como caer en una trampa por contrato o ser víctimas de estafas telefónicas, no permanecen en silencio, optan por redactar cartas de reclamación o ponerse en contacto con las autoridades competentes. Creo que es precisamente el sólido sistema legal de nuestro país lo que nos da a los jóvenes la confianza suficiente para sentirnos protegidos por la ley, y por eso nos atrevemos a defender nuestros derechos”.
Francamente, la vida social de China es muy segura, y las disposiciones jurídicas están diseñadas para proteger a los más vulnerables, entre ellos los jóvenes. Este grupo social que por rasgos cognitivos propios, busca “su camino en la vida” comúnmente se ve afectado por la competitividad y pocas opciones de empleo. Li Manyao nos sigue relatando: “En mi país sí que existe una gran presión competitiva, lo cual hace que muchos jóvenes sientan la dificultad de encontrar trabajo y los límites de desarrollo. Sin embargo, a mi parecer, esto también depende de la carrera que se estudia y el nivel de competencia que se alcanza. Si estudias una carrera de alta tecnología, o incluso si no es así, pero tienes un alto nivel en tu campo, siempre tendrás amplias oportunidades de desarrollo”.
La historia cultural de China es milenaria, dictada por símbolos y leyendas, heredados de las dinastías, imperios, guerras y finalmente la emancipación. Sin ser contradictorio el dato, es uno de los países con la tecnología más adelantada, sinergia en la que oscilan sus habitantes. ¿La generación que va emergiendo, nativos digitales, disfrutará de lo culturalmente antiguo? “Sí, me encanta aprender sobre la historia y las tradiciones de China. Aunque los avances tecnológicos son fascinantes, creo que conocer nuestras raíces culturales es fundamental para entender quiénes somos y cómo hemos llegado hasta aquí”, Xiaohong Ya es estudiante de la Universidad, tiene 23 años y confirma que a varios de su generación les atrae la historia del país, con atractivos propios del desarrollo actual.
En mi estadía turística por el Gigante de Asia, he tenido la oportunidad de visitar sitios de interés, que hablan sobre la evolución del pueblo chino, plazas, museos, exposiciones, y para mi sorpresa, gran parte del turismo es nacional. Personas de todas las edades atraídas por las maneras tan relevantes de narrar la historia, pantallas, resoluciones en más de 3D, luces, códigos QR, realidad virtual, pabellones interactivos, por solo mencionar algunos de los recursos utilizados.
Otro grupo de jóvenes con quien tuvimos la oportunidad de conversar, y prefirieron quedarse en el anonimato, también nos hablaron de su experiencia a la hora de elegir tradición o modernidad:
“No considero que aprender sobre la historia y las tradiciones, ya sea de un país o del mundo, esté en contradicción con los avances tecnológicos. Por ejemplo, una tendencia actual entre los jóvenes chinos es la creación de “personalidades digitales” basadas en artistas, poetas y otras figuras históricas destacadas”. Otros jóvenes nos hablaron de vestimentas del estilo neo-chino, la recreación de personajes relevantes a través de IA, y contenidos en las redes sociales.
El choque entre tradiciones y modernidad da forma a una generación que, aunque conectada con sus raíces, también está marcando el camino hacia el futuro con nuevas formas de pensar, vivir y relacionarse; tema del que sin dudas hay que seguir abordando.