El crecimiento económico de un país va acompañado del mejoramiento de las condiciones de vida de cada uno de sus ciudadanos. En un período de 50 años, La República Popular de China ha dejado de ser una nación esencialmente agrícola, para convertirse paulatinamente en una potencia a nivel mundial. Esta evolución ha generado un cambio gradual en las rutinas de sus habitantes y la juventud vive en un contexto de grandes transformaciones sociales, políticas y económicas.
Es en las edades entre 20 y 30 años, que cada persona se abre paso a través de las incertidumbres generadas por la añoranza de un futuro estable, y cuenta con años para experimentar, probar y empezar de nuevo. Los jóvenes en “la segunda economía mundial”, quienes ocupan nuestro tema hoy, se enfrentan a una mezcla de oportunidades y desafíos únicos.
El auge económico ha permitido a una gran parte de la población juvenil acceder a una educación superior de calidad y a una vida de mayores comodidades materiales. Un aproximado de 2900 universidades, contribuyen a la preparación educacional a lo largo de todo el territorio nacional. Tsinghua University, Peking University, y Zhejiang University están entre las 50 mejores del mundo.
La «Generación Z» de esta región, como ninguna otra, destaca por su adaptabilidad a los avances digitales, impulsando sectores como la inteligencia artificial, el comercio electrónico y las redes sociales.
Sin embargo, este progreso económico ha traído consigo una serie de tensiones y desafíos. La competencia feroz por los mejores empleos ha generado una presión constante sobre los jóvenes. Muchos se sienten atrapados entre la tradición de valorar el trabajo arduo y las expectativas de una sociedad que valora cada vez más la creatividad y la innovación.
Las tensiones generacionales son notorias, el país modernizado está marcado por un conflicto entre las expectativas tradicionales y la creciente influencia de ideas más liberales y progresistas que promueven la individualidad y la libertad de elección. La brecha generacional crece, con gran influencia de las edades mayores: mayoría.
Aunque mi percepción está basada en análisis visual y experimental, al igual que la vez anterior, dejaré que opinen sobre el tema los protagonistas.
“En realidad, los jóvenes preferimos una tradición e historia actualizada, es decir, una combinación entre la cultura tradicional y la moderna. Por ejemplo, la ropa de estilo neo-chino. Este tipo de vestimenta conserva las características de los trajes tradicionales de la antigua China, al mismo tiempo, se adapta a los hábitos modernos de vestir. Además, con el apoyo de tecnologías como las visitas guiadas en 3D, cada vez más jóvenes disfrutan de visitar museos para conocer la historia detrás de las reliquias culturales. Incluso, algunos han creado vídeos creativos inspirados en este tema. Por lo tanto, me parece un intento valioso y un gran avance promover la cultura tradicional de una manera bien recibida por los jóvenes”, Li Manyao (estudiante de postgrado de la Facultad de Estudios Hispánicos y Portugueses de Pekín).
Mirando hacia el futuro, los jóvenes de China se enfrentan a una serie de desafíos globales, desde el cambio climático hasta la competencia internacional en ciencia y tecnología. Otro asunto en discusión es el envejecimiento de la población, herencia de políticas ya derogadas. Sobre la historia del país, y sus planificaciones familiares, jóvenes que estudian idioma en la Universidad de Shandong, entre 19 y 21 años, accedieron a ofrecer sus opiniones; los menciono según su nombre en español:
“Me gusta aprender sobre las tradiciones, China tiene una historia de 5.000 años y una espléndida cultura china, y la historia de cada período tiene su propia particularidad e interés, cada tradición también es muy colorida. No pienso tener un hijo por el momento, porque cuesta mucho mantenerlo, y no lo hasta que no tengo un ingreso estable.” Elsa.
“Quiero saber sobre la historia y las tradiciones de este país porque son la base de este país. No tengo hermanos y no quiero tener hijos” Javier.
“Me gustaría, aprender mucho más de la historia y tradiciones de otros países es novedoso, y sobre los hijos, no sé, no estoy segura…” Estela.
“La historia está bien, pero la tecnología es fascinante, y muy fácil utilizarla. Me gustaría tener hijos, pero ahora no, debo mejorar la situación económica, Mateo.
La juventud china es una generación ambiciosa, creativa y resiliente, pero también está marcada por la incertidumbre y la búsqueda de un equilibrio entre la tradición y la modernidad. Los próximos años serán cruciales para determinar cómo se adaptan a los rápidos cambios de la sociedad global y cómo su papel en el futuro de China se define en un mundo cada vez más interconectado y complejo.