El tiburón blanco pudo contribuir a la extinción del megalodón

Un equipo liderado por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva ha aplicado un nuevo método para investigar la dieta del mayor tiburón que ha existido, el emblemático ‘Otodus megalodon’.

Este nuevo método investiga la composición isotópica del zinc de la parte altamente mineralizada de los dientes y resulta especialmente útil para descifrar la dieta de estos animales extintos. El megalodón vivió hace entre 23 y 3,6 millones de años en los océanos de todo el mundo y posiblemente llegaron a medir hasta 20 metros de longitud. En comparación, los tiburones blancos más grandes de la actualidad alcanzan una longitud total de sólo seis metros. Se han discutido muchos factores para explicar el gigantismo y la extinción del megalodón, y a menudo se piensa que su dieta y la competencia alimentaria son factores clave.

En este estudio, publicado en la revista ‘Nature Communications’, los investigadores analizaron las proporciones de isótopos estables de zinc en dientes de tiburón modernos y fósiles de todo el mundo, incluidos los dientes de megalodón y de grandes tiburones blancos modernos y fósiles.

Este nuevo método permite a los científicos investigar el nivel trófico de un animal, que indica a qué altura de la cadena alimentaria se alimenta. Utilizando este nuevo método, el equipo comparó la firma isotópica del zinc en los dientes de múltiples especies extintas del Mioceno temprano (hace 20,4 a 16,0 millones de años) y del Plioceno temprano (hace 5,3 a 3,6 millones de años) con las de los tiburones modernos.

Posteriormente, los investigadores analizaron las proporciones de isótopos de zinc en los dientes de megalodón del Plioceno temprano y en los de los tiburones megatodo, ‘Otodus chubutensis’, del Mioceno temprano, así como en los tiburones blancos contemporáneos y modernos, para investigar el impacto que estas especies emblemáticas tuvieron en los ecosistemas del pasado y entre sí.

«Nuestros resultados demuestran que tanto el megalodón como su antepasado eran realmente depredadores de alto nivel, que se alimentaban en lo alto de sus respectivas cadenas alimentarias –destaca Michael Griffiths, profesor de la Universidad William Paterson, en Estados Unidos–. Pero lo verdaderamente notable es que los valores de isótopos de zinc de los dientes de tiburón del Plioceno temprano de Carolina del Norte, sugieren que los niveles tróficos de los primeros tiburones blancos se solapan en gran medida con los del megalodón, mucho más grande».

«Estos resultados probablemente implican al menos cierto solapamiento en las presas cazadas por ambas especies de tiburones –subraya Kenshu Shimada, profesor de la Universidad DePaul de Chicago–. Aunque se necesitan más investigaciones, nuestros resultados parecen apoyar la posibilidad de una competencia dietética del megalodón con los grandes tiburones blancos del Plioceno temprano».

Los nuevos métodos isotópicos, como el del zinc, ofrecen una ventana única al pasado. «Nuestra investigación ilustra la viabilidad del uso de isótopos de zinc para investigar la dieta y la ecología trófica de animales extintos durante millones de años, un método que también puede aplicarse a otros grupos de animales fósiles, incluidos nuestros propios antepasados», concluye McCormack.

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