En el mundo 3 millones de pacientes mueren por año a causas de daños cuando recibe atención de salud

Hoy la OMS celebra el “Día Mundial de la Seguridad del Paciente” para fomentar un mejor diagnóstico y atención a las personas

El paciente es el individuo que busca atención o recibe cuidados de salud debido a enfermedades, lesiones, para mejorar su bienestar, para prevenir enfermedades o para obtener diagnósticos sobre su estado de salud. Mientras que, la seguridad del paciente se define como la ausencia de daños prevenibles en los pacientes y la reducción hasta un mínimo aceptable del riesgo de causarles innecesariamente daños al atenderlos

A través de los años se ha buscado mejorar la opinión pública y fomentar la colaboración entre pacientes, personal de salud, responsables políticos y gestores del ámbito de la atención de salud, con el fin de fortalecer la seguridad de los pacientes. Es por eso, que este año la Organización Mundial de la Salud (OMS), se enfoca en mejorar el diagnóstico para la seguridad del paciente, bajo la divisa “diagnósticos correctos, pacientes seguros”.

De este modo se pretende poner de relieve la gran importancia de diagnosticar de forma correcta y oportuna para velar por la seguridad del paciente y su salud. El diagnóstico, que consiste en la determinación del problema de salud que sufre una persona, permite brindarle atención y tratamiento. Se considera que se comete un error en el diagnóstico cuando no se consigue explicar un problema de salud correctamente y a tiempo.

Estos aspectos, pueden mejorar considerablemente la seguridad en el diagnóstico actuando sobre los problemas sistémicos y los factores cognitivos que pueden generar errores. Los factores sistémicos son aspectos en que la organización presenta carencias que predisponen a cometer errores, como la falta de comunicación entre el personal de salud o entre este y el paciente, la sobrecarga laboral y las deficiencias del trabajo en equipo.

Según datos de la OMS, Alrededor de 1 de cada 10 pacientes resulta dañado cuando recibe atención de salud y, cada año, más de 3 millones de personas fallecen como consecuencia de ello. En los países de ingresos medianos y bajos, 4 de cada 100 personas mueren por este motivo. Algunos cálculos informan que 4 de cada 10 pacientes sufren daños durante la atención primaria y ambulatoria, el 80% de los cuales se podrían prevenir.

Algunos eventos adversos habituales que pueden provocar daños prevenibles se deben a errores cometidos durante la identificación de pacientes, el diagnóstico o la prescripción de medicamentos, así como a caídas de pacientes, transfusiones de sangre sin analizar debidamente y riesgos que se podrían evitar durante procedimientos quirúrgicos. También pueden producirse eventos adversos como infecciones asociadas con la atención de salud, úlceras de decúbito y tromboembolismos venosos.

Se ha calculado que, cada año, los daños causados a los pacientes reducen hasta en un 0,7% el crecimiento económico mundial, y sus costos indirectos equivalen anualmente a varios billones de dólares estadounidenses. Invertir en prevenir estos daños puede generar grandes ahorros económicos y, lo que es más importante, mejorar la evolución de los pacientes.

El principio más básico de cualquier servicio de atención de salud es, ante todo, no hacer daño. Sin embargo, se ha demostrado sobradamente que, tanto en los países poco desarrollados como en los desarrollados, se causan muchos perjuicios a los pacientes que tienen graves repercusiones humanas, morales, éticas y económicas y que se podrían prevenir.

En el contexto asistencial más amplio, consiste en un conjunto de actividades organizadas que permiten establecer procesos, sistemas de valores, procedimientos, comportamientos, tecnologías y entornos de atención con los que reducir los riesgos de forma constante y sostenible, prevenir la aparición de daños evitables, reducir la probabilidad de causarlos y mitigar sus efectos cuando se producen.

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