El azul del mar y el cielo, el verde de un césped recién cortado y húmedo, y el tornasol de las plumas de los pavos reales, se fusionan a la perfección con las altas torres, su estructura de acero y la piedra coralina. Como un castillo rodeado de un halo místico y a la vez natural, el Hotel Nacional de Cuba es símbolo y tradición del país.
Eduardo VIII, el Príncipe de Gales, Rómulo Gallegos, Ernest Hemingway, y más recientemente Marlon Brando, Frank Sinatra, Nat King Cole, María Félix, Cantinflas, Juan Manuel Serrat, Gloria Pires… vivieron la experiencia de primera mano, incluso, dejaron su huella. Mensajes que hoy forman parte del Salón de la Fama del hotel.
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1982, Monumento Nacional desde 1998, y miembro del Registro Nacional de la Memoria del Mundo, el hotel cuenta con 430 habitaciones, más de 40 suites, bares, cabaret, cafetería, restaurantes, galería de arte, centro de negocios, tiendas, casas de cambio, y salones para eventos.
Maritza Verdaguer, arquitecta y dibujante cubana, junto a otros autores, publicó en el año 2018, datos históricos relevantes de la edificación, en su libro El Viejo Vedado:
“Desde su inauguración en 1930, el Hotel Nacional de Cuba ha sido una instalación cuyo prestigio no dejó de crecer y lo convirtió durante las décadas de 1940 y 1950 en el hotel preferido de grandes personalidades”
En el mencionado texto, homenaje a la capital cubana en sus 500 años, la autora relata de manera muy amena las particularidades de la edificación. De ahí conocimos la fecha exacta de su inauguración, el 30 de diciembre de 1930, luego de aproximadamente dos años de construcción, bajo un gobierno corrupto de la seudorepública. Su costo total fue de 7 millones de dólares.
Su posición estratégica frente a la bahía, lo convirtió en un importante objetivo militar, desde aquí se presentó resistencia ante los británicos, durante el intento de toma de La Habana por los ingleses (1762). Sede durante muchos años de la Batería de Santa Clara (conjunto de piezas dispuestas para operar conjuntamente, en este caso, 15 cañones) como parte del sistema defensivo de la Villa (1797). Blanco de innumerables ataques por mar y por tierra (1933). Sitio de reuniones de mafiosos, Charles Lucky Luciano (capo ítalo-estadounidense) a la cabeza (1946). En su momento, contó con los novedosos adelantos científico-técnicos de la época, y se convirtió en un sitio de visita obligatoria para todo el que llegara a esta pequeña isla en el Caribe.
Luego del Triunfo de la Revolución Cubana, en enero de 1959, fueron prohibidos un grupo de los llamados “males sociales”, entre ellos la prostitución y el juego. El Hotel tendría que modificar sus herramientas de ocio.
Cuba, en 1962, estuvo al punto de convertirse en epicentro de una Tercera Guerra Mundial: Crisis de los Misiles. Las vistas del Hotel Nacional reflejaban los buques en la bahía habanera, secuela de esta etapa se conservan en el jardín de la institución, las trincheras de protección.
Han pasado los años, y la antigua construcción, basada en dos cruces griegas, continúa siendo un hermoso balcón en La Habana. Con su ubicación privilegiada en pleno Vedado, celebra una gran panorámica del Puerto de La Habana; el malecón y la ciudad.
El lobby está detenido en los años 30 conservando lámparas, ascensores, sistema de correo postal, techo de escayola, azulejos sevillanos que lo abrazan, esculturas y pinturas patrimoniales como pintura de grandes dimensiones del destacado Domingo Ramos que recrea el Valle de Viñales.
El Hotel Nacional de Cuba ofrece servicios 5 estrellas a huéspedes y visitantes, sus habitaciones están confortablemente equipadas, siendo superiores las ofrecidas como Servicio Ejecutivo y resaltando entre ellas la Suite Presidencial y la Suite Real.
Sencillamente es un sitio para transportarse al pasado, con ventajas y comodidades del presente. La paz, tranquilidad, y elegancia arquitectónica lo llevarán de la mano a una experiencia única.