Frontera Uruguay-Brasil: Por la vuelta de Lula

Se instala Mesa de Diálogo Binacional sobre política y religiones de matriz africana

Fuimos a alentar por Lula a Livramento, espacio de convivencia multicultural con personalidad propia, ámbito de intercambio entre países donde lo cotidiano es transitar los caminitos de tierras coloradas de ida y vuelta.

Especialmente a darle para adelante a Pai Josué Rodrigues de Ogum un verdadero guerrero que desde su identidad afro religiosa y su impronta de servidor público por las causas comunitarias, aporta su candidatura a diputado, y pone el cuerpo a la lucha por derribar la necropolítica bolsonarista que tanto daño ha hecho no solo a su país sino a toda la región, batallando para poner otra vez a Lula en Brasil ante la apremiante necesidad de pública felicidad como decía Don José Artigas el Padre de los Pueblos Libres. 

Seguimos resistiendo en este Sur del Sur, y por eso decimos presente sintiendo un gran honor y compromiso de estar acá con ustedes. Participando de esta construcción colectiva que es la búsqueda de justicia social, El UBUNTU bantú, el SOY PORQUE SOMOS, imprescindible para forjar conciencia social decolonial. Visibilizando la historia negada, silenciada, y denunciando el relato dominante que también se vale del silencio como arma de sometimiento, para sostener los privilegios de unos pocos, a costa de las necesidades y la agresión a los derechos humanos de las grandes mayorías. Categorizando las culturas, siendo que no hay jerarquías culturales sino culturas diversas.

Quisiera mencionar situaciones cotidianas en las que el racismo estructural se expresa contra las creencias religiosas, corazón de las tradiciones afro, esencia de la cultura negro africana y por ende, de nuestra identidad afrodescendiente, incluso más allá del color de la piel. Situaciones normalizadas por el racismo sistémico, que deben ser abordadas desde políticas públicas y legislación específica, con la mirada en convenios y convenciones internacionales que más allá de recomendaciones, hablan de la obligación de los Estados a garantizar a las personas el goce de los DDHH fundamentales. Partiendo del hecho de que las invasiones de países europeos siglo 15 y más en las llamadas américas, dieron lugar a crímenes de lesa humanidad por ende imprescriptibles en cuanto a responsabilidades jurídicas y eventuales reclamos de reparaciones compensatorias en todas sus formas.

Cultos Afro es Cultura Afro. Y esto no se visualiza adrede desde siempre ya que la fe como dimensión energética es invencible. Ahora le decimos racismo epistémico. La estrategia histórica fue combatir, negar, invisibilizar, demonizar, hacer objeto de aborrecimiento en el imaginario social supremacista a lo venerado de raíces afro. 

Para las políticas invasionistas, el aplastamiento cultural fue un arma de alto impacto con énfasis en las creencias por su gran poder de resiliencia. Y actualmente también lo aplican. NO ES CASUAL EL ATAQUE A CULTOS AFRO. El pasado, el actual y desgraciadamente el que vendrá. 

Eran tambores clamando libertad los que sonaban en los rituales africanos legendarios. La macumba por eso temida, al verdugo esclavista le anunciaba la pérdida de su capital, el “ganado negro” como denominaban a nuestra familia ancestral.

NO NOS ENGAÑEMOS; Se trata de poder y de modelos económicos, sociales y culturales de sociedades consumistas, capitalistas y mercantilizadas que nos han obligado a aceptar sin cuestionar. Paradigmas neoliberales caducos por su ineficacia en la sustentabilidad humana y los recursos naturales. Donde el cuidado de la Naturaleza inherente a los cultos afro quedó relegado a brujería. 

NO PERMITAMOS LA NATURALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA QUE SUPONE EL RACISMO RELIGIOSO. POR ESO NECESITAMOS EN ÁMBITOS DE PODER A POLITICAS Y POLITICOS QUE LUCHEN CONTRA EL RACISMO Y POR LA EQUIDAD RACIAL QUE ES BATALLAR POR JUSTICIA SOCIAL Y UNA MEJOR CALIDAD DEMOCRÁTICA. EL RACISMO NO ES PROBLEMA DE LOS NEGROS SINO DE TODA LA SOCIEDAD. 

Al principio la negación, perversa y sutil, operó en los primeros relatos históricos, también en las antiguas blanquitudes académicas. Actualmente en franca decadencia, son sistemas de exclusión que buscan imponerse con brutalidad manifiesta. Es nazismo sin disimulo.

Satanizar, ridiculizar o crear miedo en torno a lo que no fuera útil a los dueños del mundo desigual sostenedor de privilegios e injusticias, fue ley, escrita y no escrita. Las instituciones estatales no fueron pensadas ni realizadas en clave de multiculturalidad racial e inclusión social.

Nuestra fe original, motor de lucha y resistencia en los procesos esclavizatorios, impidió el exterminio cultural y lo transformó en legado para la humanidad, elemento de potencialidad inmedible absolutamente contagiante de alegrías y fuerzas, mensaje sin palabras irradiando esperanza, fe en la vida, paz, factores de llegada directa a los corazones de la gente de todos los colores. 

Por eso demonizaron nuestra religión -aún lo hacen- y quisieron y un poco lograron, imponernos otra en base a premios y castigos. Universalizando al llamado Demonio, construcción cultural occidental y cristiana que nada tiene que ver con nuestra cosmología, como se dice un poco en broma “El Diablo es un santo cristiano”. Los afroumbandistas no tenemos una figura que encarne la maldad, impusieron esa creación como tantos modelos eurocéntricos y nos la tiraron encima prepotentemente como un dato más de la realidad colonizadora y humillante. 

Aunque el sincretismo fue una muestra más de la sabiduría africana y forma de preservación de nuestros cultos ancestrales.

Cuando mostramos nuestra religión mostramos nuestra manera de concebir racialmente nuestros valores espirituales originales, nuestro ser numinoso, mundo no visible o rituales consagratorios, lo que sentimos que nos protege por encima de todo, una parte muy sensible de la humanidad africana de la diáspora. No significa que por ser afrodescendiente tengas obligación de ser creyente en cultos de matriz afro, sino que tienes derecho humano a conocer la religiosidad propia de tu ancestría, porque si no es así, te recortan la historia y te la cuentan cómo les conviene. El sentido de lo trascendente como concepción, lo sagrado, la forma de ver lo que no se ve, es aspecto central de una identidad étnica. Y esa dignidad del sentir y el pensamiento fue lo que nos mantuvo en pie a pesar del genocidio.

Hay pocas religiones étnicas en el mundo. Una cosmovisión propia de un pueblo es un valor, formas de culto vinculadas directamente a poblaciones y su espacio geográfico. 

En un primer análisis histórico antropológico, es una riqueza inmaterial de la humanidad cuando esto sucede. Y si se estudia a cabalidad la cultura y tradiciones afrodiaspóricas, las formas de culto no pueden faltar o ser ignoradas porque además de una omisión académicamente inexplicable, es racismo puro y duro. 

Quiero decir que de los barcos negreros no bajaron ni católicos ni evangélicos nuestras abuelas y abuelos esclavizados durante el tráfico transatlántico. Traían sus creencias, lo único que no les pudieron arrancar y además fue legado, generosa herencia que hoy al menos en Uruguay y creo que se repite en otras latitudes, las practican más blancos que negros. Todo un mensaje que habría que interpretar en profundidad. Son muchos siglos de silencio obligado.

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