El jueves pasado se abrió en el Subte Municipal de la IMM en la Plaza del Entrevero la exposición de obras plásticas “Vidas Vigiladas” del artista y ensayista Claudio Rama, la cual estará todo el mes expuesta.
En el catálogo, el Arquitecto y Curador del Subte, Martín Craciun, refiere que “Claudio Rama en su afán investigador ha llevado a sostener una práctica artística como forma de darle continuidad a ideas, conceptos y ensayos, en la que vincula de manera sagaz los temas que estudia con una producción visual que aporta un nuevo espacio para sus reflexiones».
Craciun, agregó que las obras de rama «están cargadas de sentido crítico sobre el mundo en el que vivimos y los cambios culturales y políticos actuales. Su proyecto artístico -continua- en el que viene trabajando desde hace más de un lustro, utiliza la caja como soporte, como marco de referencia, para construir en su interior un sistema de relaciones y situaciones representativas con alto potencial comunicativo».
Este proyecto artístico tiene una singularidad, centra su producción sobre tres lenguajes: las cajas, donde combina ensamblaje, re contextualización e instalación de objetos que adquiere o consigue; la producción textual, y el diseño gráfico. «Cada una de las piezas que vemos en la exposición se compone también de un isotipo y de un texto, incluidos en este catálogo. Es la combinación de las tres partes la que construye la unidad, da sentido a la obra y así a lo que el artista busca comunicar» señala el Curador del Subte.
A esto acota que “el tema que Rama ha elegido para esta exposición es un espacio abierto a incluir nuevas reflexiones y discursos. Cada una de sus cajas transmite emociones, declaraciones e ideas, siempre signadas por sus elecciones formales y conceptuales de las que emergen una visión crítica, que habla de alienación, extrañamiento y deshumanización”.
Indica también que “sus obras están cargadas de temas universales, de pensamiento crítico, pero también de una ironía, oscuridad y cierto sentido lúdico. Su voluntad abraza el desafío de comunicar a los públicos y considerar las implicaciones de la vigilancia y la disciplina en la vida cotidiana, sugiriendo que estos mecanismos están profundamente arraigados en nuestro tejido social y consumo cultural. Nuestro propio comportamiento está regulado de acuerdo con las normas sociales, la vigilancia ha sido internalizada creando así en lo que él define una población autodisciplinada. Vidas vigiladas nos acerca a la producción de un creador y pensador que nos interpela y comparte sus mundos en los que fuerzas opuestas interactúan y crean felizmente nuevas formas de comprensión”.
También en el catálogo, Pincho Casanova, artista y curador de la muestra refiere que “Claudio Rama reconoce que su vida fue, es y será una vida vigilada pues está por dentro y no por fuera de la forma de las vidas que refleja en sus obras, escenas ensambladas con un propósito narrativo: El de la manifestación de la condición humana en su aspecto dramático y fatal. Visto así, el humano no tiene salida en el brete en que se auto entrampó y el final es trágico. Es posible que el artista, como cualquier otro que está preso y dependiente de su obra, no haya advertido que el arte puede ser una trampa en la que el propio creador cae». Casanova manifestó que «la copla de Violeta Parra “comencé jugando por travesura, terminé llorando con amargura” me trae esta paradoja, que demuestra que el arte puede salvarnos de morir por la verdad pero no nos salva de la verdad. La verdad dolorosa y amarga puede ser diluida con la ironía, el humor, la simbolización de los elementos que nos hacen esclavos, pero en el fondo lo cierto es una realidad que nos negamos a aceptar».
Sobre las obras en si mismo, manifiesta que la caja -radio viene a simbolizar esa parte constitutiva de nuestra manera de estar en el mundo, de ver y pensar el mundo, que son los Medios de Comunicación, es decir, lo que se nos informa del mundo, de lo que nos informamos; saber lo que está pasando en el mundo, estar informados, ser informados.