José Mahía: «En seguridad no hubo evolución, sino involución y la policía se ha desprofesionalizado»

El senador frenteamplista considera que “en el oficialismo fueron eficientes en juntarse para ganarle el Frente Amplio pero muy mediocres a la hora de tomar decisiones de gobierno”.

El senador José Carlos Mahía es uno de los legisladores que trabajó en varios temas en el ámbito de le Cámara Alta, en el Parlamento. Representante de Asamblea Uruguay, por el Frente Amplio, pasó a ocupar la banca de forma efectiva tras la renuncia de Danilo Astori, en noviembre de 2022. Del sector que integra, del partido, de las políticas del gobierno y de lo que espera para este año, dialogó con el Diario La R.

¿Como evalúa el trabajo de la Bancada de senadores del FA en 2022?

Fue un trabajo muy activo, muy intenso, donde hubo una serie de aspectos centrales, porque tuvieron que ver con las interpelaciones sobre el caso de Sebastian Marset y de Alejandro Astesiano. El trabajo en torno a la rendición de cuentas. Además en torno a los temas de educación, de seguridad y de seguridad social. Creo que por ahí son los ejes fundamentales en el trabajo parlamentario.

¿Qué conclusiones sacó de la discusión y votación de la rendición de cuentas?

Es una rendición de cuentas que es un modelo de reducción del Estado, de achique, de recorte presupuestal, y a su vez de la creación de varios cargos de confianza. Se da una reducción en áreas estratégicas como la protección social, la educación, el trabajo y también, de fondo, con una idea central que es la reducción del Estado en su rol de ser un activo protagonista en los desarrollos claves del país. Sin promover una concepción estatista, creo que el gobierno ha renunciado a cualquier actitud desde el Estado de promoción del desarrollo y de la inclusión en forma sostenida e integral.

¿Desde el FA cómo observan la evolución de la seguridad pública?

En realidad no hubo evolución, sino involución. La Policía a lo largo del período se ha desprofesionalizado. Ha imperado más el criterio político o partidario que el profesional. Y todo aquello que se dijo durante la campaña electoral, que con un abrir y cerrar de ojos arreglaban todo,y que volvía a la seguridad al Uruguay, como si alguna vez se hubiese ido, la realidad demostró que no era tan fácil. La pandemia, dentro de lo malo que tuvo, ayudó a la seguridad pública, a que hubiese menos movilidad. Pero posteriormente, que se recuperaba gradualmente la modalidad, se mostró que por más que se hayan endurecido las penas a través de la LUC, la gente sigue sintiéndose insegura. Los barrios tienen los mismos niveles de inseguridad, y los problemas que se dijeron que era muy fácil solucionar, hoy están agravados o igual que lo que encontraron. Por eso, creo que en este es uno de los puntos más débiles de la gestión de este gobierno.

¿Considera que faltan políticas más efectivas para contrarrestar el delito?

Lo que falta es asumir la realidad como tal y que los temas de seguridad no son para eslogan de campaña ni para decir frases como “volvieron las carteras». Estamos viendo todos los días en los barrios de Canelones y en el país, una situación que es cada vez más compleja. Y en ese sentido, lo que falta, insisto, es una concepción profesional, integral, que suponga la colaboración entre distintas áreas del Estado para trabajar sobre políticas públicas de seguridad. Siento que lo que se hace, en parte, es como colar agua en un canasto, porque no se le ve ningún grado de efectividad a las medidas que han tomado hasta ahora. Se pueden tener más presos, pero si se tienen más presos y se tienen los mismos problemas de la seguridad que antes o más, tenés que agregar los problemas de seguridad, y no están arreglando nada.

¿Es un error cuando se argumenta que los homicidios se deben a enfrentamientos entre grupos de narcos?

Pienso que sí, porque los grupos de narcos hubo siempre. Lamentablemente es un fenómeno en América Latina. Está instalado en Uruguay también, y lo peor que se puede hacer es atribuir y justificar la situación por esta razón. Recuerdo cuando el hoy presidente de la República hablaba de que todas las muertes son iguales, cuando estaba en la oposición. Hoy el Ministerio del Interior clasifica las muertes y es parte de no entender el problema en la realidad en que están metidos y que estamos metidos los uruguayos.

¿Como ha enfocado el FA tema reforma educativa?

Creo que en realidad detrás de esto hay más que nada slogan, titulares y escasos contenidos. Me preocupa fuertemente la cantidad de horas de clase que se asignen definitivamente entre febrero y marzo. Por un lado, por el tamaño de los grupos, porque han aumentado la cantidad de estudiantes por aula, y eso va en contra de la calidad educativa. En segundo lugar, porque hay menos trabajo para los docentes y por lo tanto, pueden llegar a quedar docentes con menos horas o desempleados. Y en tercer lugar, lo que uno nota es mucha improvisación, el hacer las cosas de apuro. Un ejemplo de ello fue haber cambiado las pautas de evaluación educativa al final del período, flexibilizando las mismas cuando se trabajó todo el año con otros criterios. Que se eliminara, por ejemplo, prácticamente, la repetición y se flexibilizará el pasaje de un año a otro, lo único que genera es mejorar los números de la estadística. Pero no tiene ningún cambio educativo en cuanto a los procesos de aprendizaje ni en calidad de los mismos. Y además, en el medio de un recorte de 140 millones de dólares, es imposible abordar políticas de Estado en materia de educación. Porque el recorte fue muy fuerte y eso se siente en la cadencia de las inversiones, en el salario de los docentes y en la cantidad de grupos que hay en el país. Y ni que hablar que en los programas. Recién ahora, a fin de año, se están conociendo por quienes tienen que darlo en los próximos meses. Es decir, les vino un apuro y quieren hacerlo un poco antes de las elecciones algunos cambios, cuando hay cuestiones esenciales que no las llevan adelante.

Algunas voces del FA expresaron que no han integrado a todos los actores para discutir y diagramar la transformación educativa. ¿Considera que esa afirmación al gobierno le desagrada?

Creo que no les mueve un pelo, porque tienen una concepción elitista de la educación, y en algunos casos, aborrecen la participación, incluso técnica, de los docentes. Ni hablar que fue un duro golpe para ellos el tener que asumir que el 70% de los docentes, cuando hubo una elección en el Codicen, votó por los representantes que propusieron los sindicatos. Fue una derrota muy dura. Sobre todo, se dedicaron a denostar la actividad sindical desde que comenzaron. Y además, hay cosas que a uno no lo terminan de sorprender, porque nosotros hicimos un acuerdo nacional con el gobierno del Frente Amplio, creando la UTEC, y ahora que tienen mayoría, cambiaron la gobernanza, entre otras cosas, para eliminar la participación de los órganos docentes y estudiantiles en la conducción de la educación. Es una cuestión de mirada. Ellos creen en una concepción más eitista de la educación, y ese es el fondo de la sociedad.

¿Estima que esta transformación educativa está condenada al fracaso?

Yo creo que lamentablemente sí. Pero prefiero no aventurarme, porque hay que esperar que pase el tiempo. Y si logra funcionar va a ser por el cuerpo docente del país, que siempre se pone la camiseta y en cualquier circunstancia, afronta las dificultades con profesionalismo. Pero lo que yo veo es un nivel de improvisación muy grande, y por lo tanto, la aplicabilidad de la denominada transformación educativa es hoy una quimera. ¿Por qué?, Porque como no estaban preparados, demoraron tres años en comenzar a hacer cuestiones vinculadas a la transformación educativa. Le doy un ejemplo. Lo que las autoridades de Anep hablan mucho, los centros María Espínola, en la enorme mayoría ya eran liceos de tiempo extendido. Ó sea, por lo tanto son muy pocos los nuevos y todos los que aspiran es a crear son 60 en el período. Están lejísimo de los 136, que prometió Ernesto Talvi, excompañero de fórmula de hoy presidente del Codicen, Robert Silva. Y además lejísimo de cualquier meta. Imagínense que van a llegar al 5% o 6% del total de estudiantes de educación media, en su máxima expresión. Por lo tanto, acá se está gobernando mucho en base a eslogan publicitarios, pero las concreciones son prácticamente nulas.

En el tema seguridad social, ¿cuál es el panorama que observa de cara al futuro?

No fue muy riguroso y serio que se diga tratar un proyecto de esa magnitud entre el 9 de noviembre y el 29 de diciembre. Estamos ahora ante un proyecto de ley que va a afectar las jubilaciones de los trabajadores de hoy, particularmente aquellas personas que podrían denominarse de clase media. Si tienen ingresos entre los 60 o 70 mil pesos, van a tener una reducción muy importante cuando vayan a jubilarse, porque son los que fundamentalmente financian la seguridad social, ellos y todos los trabajadores. Fue un proceso que marcó, además, una concepción de reforma de las jubilaciones y las pensiones, pero no tuvo una concepción integral. No tuvo tampoco un abordaje claro ni concreto para uno de los mayores temas deficitarios, que es la Caja Militar. Y a su vez, tampoco contempló una mirada integral que vaya desde la primera infancia hasta la vejentud. Es decir, fue una reforma parcial, injusta y además contraria a la promesa electoral del gobierno. El presidente Luis Lacalle Pou en campaña, le dijo a los uruguayos cuando era candidato que no iban a afectar a los futuros trabajadores. Quien fue candidato, luego de que ganó las elecciones y es presidente, cambió. Y ahora el proyecto de ley sí afecta a los trabajadores y particularmente a las clases medias.

¿Cree que el oficialismo tendrá todos los votos para appoyra este proyecto, visto los cuestionamientos desde Cabildo Abierto?

Este ha sido un gobierno de las mega leyes o las leyes ómnibus, y por lo tanto, la acción de las comisiones parlamentarias en general fue pobrísima. En el oficialismo fueron muy eficientes en juntarse para ganarle el Frente Amplio, pero muy mediocres a la hora de tomar decisiones de gobierno y hacerlas en forma articulada. Entonces, utilizaron este medio. Primero fue la LUC, que tuvo cientos de artículos, después el presupuesto con otros cientos, después vinieron las rendiciones de cuentas y tuvieron esa característica. Ellos lo que hacen es concentrar en algunas mega luchas todas las iniciativas porque tienen dificultades de acuerdo. Y es claro que la última va a ser en la Reforma Previsional y la rendición de cuentas. Cada día que pasa, el clima pre electoral va a ir tiñendo cada vez más a la coalición, y eso hace que abunden los perfilismos, como puede ser el caso de Cabildo Abierto, que teniendo ministros y siendo parte del gobierno, a veces hace como que no es parte del gobierno.

¿Cómo está viendo el momento actual del FA, y particularmente de Asamblea Uruguay?

El Frente Amplio cerró un año mejor posicionado. Dos acciones fueron muy importantes. Una es «El Frente te escucha», que fue recorrer el país entero, mano a mano, con la sociedad desde pueblitos muy pequeños hasta capitales departamentales. Se recorrió y se va a seguir recorriendo. Eso ha sido una acción política muy necesaria para la izquierda, que fue como retomar el vínculo con la base de la sociedad. Y por otro lado, la construcción, las bases de la construcción del futuro Programa de Gobierno, que se va a estar definiendo en diciembre de este año. Hubo una recorrida de la Comisión Nacional de Programa a los 19 departamentos también, con algunas actividades centrales, y eso ha sido muy positivo. El Frente Amplio se ha reposicionado como un gran protagonista de la escena política, luego del golpe qué significó haber perdido las elecciones nacionales y algunos departamentos. Desde el punto de vista de Asamblea Uruguaya, nosotros estamos en una etapa de construcción colectiva, de un espacio que llamamos «Convocatoria Seregnista Progresistas». Aspiramos que sea un pilar fundamental para el triunfo del Frente Amplio en las elecciones de 2024. Creo que hay una corriente muy grande de frenteamplistas de ciudadanos independientes que van a encontrar en Convocatoria Seregnista un espacio que los represente, cosa que ya sucedió en la interna del Frente Amplio de 2021. Convocatoria tiene tres representantes en la mesa política nacional, que es la misma cantidad que tiene el MPP y uno menos que la lista 1001, que son los espacios que yo creo que hoy tienen mayor incidencia en el Frente Amplio. El 2022 los cerramos con un Encuentro Nacional donde participaron en forma presencial más de 600 personas, bueno cuando suceden esas cosas quiere decir que uno está representando un espacio político que necesitaba que esta parte de la izquierda se juntará y estamos en eso.

¿Qué expectativas tiene para los próximos meses?

Creo que el año 2023 va a ser un año de definiciones crecientes dentro de todo el sistema político en general de cara al ciclo 2024. Me preocupa un poco esa aceleración que existe en materia electoral. Creo que habría que concentrarse más en lo que pasa en el país y menos en los temas electorales. Por otro lado tenemos la aspiración de que el Frente Amplio en este 2023 profundice su trabajo, el contacto con la sociedad en el desarrollo de su estructura política, y en la construcción del programa de gobierno. que es para mí fundamental, o sea que Uruguay queremos para el 2025-2030. Ese es el gran desafío a participar activamente, a la construcción de un programa colectivo, a encontrar nuevos desafíos. No aspiramos a hacer lo mismo que hacíamos, sino tomar la experiencia de lo que hacíamos teniendo en cuenta que el país va a estar en condiciones bastante peores que las que heredó este gobierno a marzo 2020. Por un lado por el paso de la pandemia, que eso objetivamente afectó al mundo a la región y el Uruguay, y por otro lado porque lo habremos transcurrido con un gobierno que privilegió a los que el presidente denominó los “Malla oro”.

Tenemos la preocupación que cuando hay una crisis económica y social tan grande se produzcan quiebres en el punto de vista social que afecten incluso a futuras generaciones y por lo tanto no va a ser fácil para quien gane en 2024 trabajar de la reconstrucción económica y social, en el tejido social, en recuperar la imagen del país que ha sido muy dañada por los casos de Sebastián Marset y Alejandro Astesiano, que todavía no se cerraron. El Frente Amplio, con una vocación institucional y democrática muy fuerte va a tener que tener una oposición muy activa en el Parlamento. Vamos a tener que trabajar mucho, muy intensamente más allá de no tener votos propios para sacar nuestras iniciativas, pero el rol de contralor que el Frente Amplio lleva en el Parlamento es clave para el sistema democrático y para que una parte de la sociedad o la sociedad en su conjunto sienta que hay quienes le quieren digamos mirar con mucha rigurosidad los posibles excesos que se estén cometiendo.

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