Juan Cristina: “No hay políticas de inserción de jóvenes investigadores en empresas de innovación»

El presidente de la Academia Nacional de Ciencias entiende que Uruguay “tiene capacidades que no se usan con el rendimiento que podrían dar”.

En el año 2009 se crea por la Ley 18.582 la Academia Nacional de Ciencias del Uruguay (Anciu) con el cometido de asesorar e impulsar el desarrollo de las ciencias mediante la promoción del desarrollo de la actividad científica, tecnológica y de innovación. En entrevista con Diario La R, su presidente Juan Cristina explicó que “no es una asociación de científicos, sino que es una política de Estado” nacional que funciona bajo la órbita del Ministerio de Educación y Cultura.

Cristina es licenciado en Ciencias Biológicas por la Udelar y doctor en Biología Molecular por la Universidad Autónoma de Madrid, ejerce como profesor titular de Virología en la Facultad de Ciencias y dirige el Laboratorio de Virología Molecular. Actualmente es el presidente de Anciu, que está conformada por aproximadamente un número de 30 miembros. En ese marco explicó que la ley establece la obligación de la academia de “expresar ante los poderes públicos del Estado su visión sobre la situación actual y las perspectivas para el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación en Uruguay, pensando en que el siglo XXI tiene un segundo nombre, que es el de la sociedad del conocimiento y que se requiere de un diálogo que aporte a este tema que es de interés nacional e internacional”.

Antes de iniciar la entrevista, aclaró que “no podemos separar una de las políticas con las otras, como si ciencia, tecnología e innovación fueran cosas totalmente distintas, sino que hay un continuo y están articuladas”.

Ciencia, educación e inversión

Teniendo en cuenta sus cometidos, habló sobre uno de los aspectos “quizás menos conocido de la ciencia” que es la importancia que tiene en la educación. “Sobre todo para aprender a pensar, tener criterio, discutir buenamente hipótesis con otros y fomentar el trabajo en equipo”, pero también para “incluir a las niñas en cuestiones científicas a temprana edad”. Ante esto, Cristina explica que “muchas veces se tiende a pensar equivocadamente que este no es un camino para nosotros” y defiende que “la situación es completamente la opuesta”. Informó que desde la Anciu se ha trabajado en documentos, junto con otras academias hermanas, sobre educación en ciencia dirigido a las autoridades competentes del tema y que señalan “la importancia que tiene”.

“La situación del sistema educativo uruguayo realmente requiere toda una revisión de lo que es enseñar y aprender ciencia. Muchos creen que es algo extraño y que escapa de sus capacidades, cuando no es así”. Por otra parte, habló de la pérdida que se da de estudiantes en los primeros años, que entiende “no es por falta de interés” sino por “falta de políticas”. En esa línea expresó que aproximadamente el 80% del conocimiento nacional se engloba en la Universidad de la República y que “no hay políticas de inserción de los jóvenes investigadores en empresas de innovación privadas y empresas públicas”. Comparando con otros países, informó que solo el 2% de los científicos que en Uruguay se forman están integrados en el sector privado, cuando la media europea es el 55%. “Eso nos da una idea de cuánto nos falta”.

Aclaró que si bien desde la Anciu hay “buen diálogo” con las autoridades de la educación, “nuestra misión no es suplir estamentos de colegas profesionales que trabajan en esa área, sino estar presente para aconsejar y empujar políticas que ayuden”. Entiende que no es solo un problema de inversión, que actualmente es del 1%, sino de “invertir bien” en un país que “tiene una cantidad de capacidades que no se usan con el rendimiento que podrían dar”.

Cooperación internacional

Otro rol importante de la academia es “empujar agendas científicas en un mundo tan difícil como el de hoy”. En ese marco, integran la Red Interamericana de Academias de Ciencias y Juan Cristina destacó que uno de los trabajos más recientes que se hicieron es sobre la participación de la mujer en la ciencia. Además, “contribuimos con lo que se llama la diplomacia científica, para ayudar con la agenda nacional”.

En cuanto a lo logrado dentro del país, aclaró que “se han hecho cosas importantes” como la creación del Sistema Nacional de Investigadores, la Agencia Nacional de Investigación e Innovación y la Anciu. “No podemos decir que no se hizo nada pero es a una velocidad muy lenta. Ahora debemos dar un salto de transformaciones para decir que tenemos un sector de ciencia, tecnología e innovación en el Uruguay porque, hasta ahora, no tenemos siquiera una gobernanza clara”.

En ese marco, Cristina recuerda que el pueblo uruguayo es quien aporta para que la educación sea pública y nuevas generaciones de científicos se formen. Entonces expresa que “si ese Estado, que brindó la formación gratuita, no los usa, le puedo asegurar que va a haber otro Estado que los va a usar. Es necesario dar el salto y hay ideas para hacerlo”.

“Tenemos que favorecer la presencia de empresas que sean intensivas en tecnología y conocimiento. Dejarle a nuestros nietos un Uruguay que viva de una plaza financiera o ser productor de materias primas simplemente, en el mundo del siglo XXI es una receta para el fracaso. Incluso en el sector agropecuario no va a poder seguir siendo portador simplemente con los elementos tradicionales”, analiza.

Desafíos

Sin quitarle importancia al desafío de “alcanzar un presupuesto mínimo para ser eficientes”, habló de la necesidad de “encontrar canales de diálogo con el sector político que permitan que una institución tan prestigiosa, como es nuestra academia, apoye efectivamente al Estado uruguayo en su conjunto”. Cristina percibe que “no hay un sector de nuestro país que no esté atravesado por la ciencia, la tecnología y la innovación”.

Desde Anciu, realizan trabajos con los organismos nacionales, departamentales (por ejemplo en el Proyecto Neptuno, la floración de cianobacterias y la reclamación de millas marítimas), pero también con la sociedad civil, sobre todo para asesorar a grupos locales acerca de cómo es su ecosistema, cuáles son los problemas que tienen y cómo solucionarlos. “Estos son ejemplos de cómo se pueden articular los actuales conocimientos científicos con las políticas y las comunidades para lograr una buena toma de decisiones”.

“La academia es muy joven, pero para la corta edad estoy muy satisfecho con todo lo que hemos podido contribuir”, reflexionó. En esa línea, expresó que el objetivo es “tratar de influir para generar una gobernanza de las políticas de desarrollo. Creemos que se tiene que considerar la creación de un órgano del más alto nivel, que posicione el sector y se logre dar el salto necesario, e incrementar ese diálogo entre la ciencia y la política que, si bien son dos sistemas distintos, se necesitan para que los sectores del país funcionen bien”. Cristina reflexiona que “no podemos desarrollar un sector de investigación, ciencia e innovación exitoso sin que los investigadores estén insertos en el tejido de producción, bienes y servicios a nivel nacional”.

A su vez, habló de contribuir a desarrollar una cooperación internacional, porque “hay estructuras que son importantes para desarrollos que el país no posee por su tamaño relativo o capacidades”. Como podría suceder al revés, “no tengo la mínima duda de que Uruguay podría ser el exportador de vacunas veterinarias en América Latina”.

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