Julia Arévalo nace en Barriga Negra, departamento de Lavalleja un 1 de julio de 1898, siendo la primera de nueve hijos en una familia humilde dedicada al campo. A temprana edad, emigran a Montevideo en búsqueda de mejores condiciones laborales, donde Julia comienza a trabajar con tan solo 10 años en una fabrica de fósforos, posteriormente entra en el rubro tabacalero, donde con 15 años se afilia al Partido Socialista junto a su padre quien desempeñaba sus tareas en la Compañía de Tranvías del Uruguay.
No le costo mucho tiempo ganarse la confianza de sus compañeros quienes la veían como dirigente del sindicato tabacalero debido a su valentía frente a las patronales y su gran capacidad organizativa.
Sus primeras apariciones en actos públicos convocaban a un gran numero de espectadores que afirmaban el compromiso de esta joven por los problemas sindicales y políticos de la época.
Lo que hizo que dedicara su vida a la lucha política y social, contribuyendo a la organización de los asalariados rurales y defendiendo los derechos de las mujeres.
En 1920 participa en el proceso que lleva a la fundación del Partido Comunista del Uruguay, el cual es fundado un 21 de setiembre del mismo año. Para este tiempo, Julia Arévalo había contraído matrimonio con Carlos Roche, empleado público en Veterinaria con quien se muda al departamento de Lavalleja, asentándose en la ciudad de Minas, lugar donde organiza sindicatos y comienza a viajar periódicamente a Montevideo; combinando su vida privada (fue madre de 6 hijos) con su vida política.
En la década de los 30, es una de las principales organizadoras de los trabajadores rurales y actúa en la lucha política contra la dictadura de Gabriel Terra, teniendo que pasar un año en la clandestinidad y también cumpliendo pena en la Cárcel de Mujeres. A su vez, fue herida en la Colonia San Javier por las mismas fuerzas armadas que asesinaron en ese periodo a Julia Scorino, transformándose en una figura destacada para las mujeres con quienes crea la Unión Femenina contra la Guerra.
En 1936, con el lanzamiento del fascismo en España, participa activamente en la creación del Movimiento Solidario con la República Española, ocupando cargos de gran responsabilidad en el Partido Comunista; lo que le permitió vincularse con militantes como Pablo Picasso y Dolores Ibarruri. A su vez, integró el Movimiento Intercontinental de Mujeres que combatieron al fascismo en la Segunda Guerra Mundial y en 1945, participó en la fundación de la Federación Internacional Democrática de Mujeres. La intensidad y compromiso en la lucha hacen que la llamen “la Pasionaria uruguaya”.
Llegado el año 1942, se presenta como vicepresidenta por el Partido Comunista, elecciones las cuales no fueron ganadas por el partido, pero para Julia Arévalo se concreta un gran paso en la democracia del país ingresando como diputada junto a Magdalena Antonelli Moreno; al mismo tiempo, Sofía Álvarez Vignoli e Isabel Pintos, fueron las primeras senadoras del Uruguay. En las siguientes elecciones, Arévalo se transformaría en la primera senadora comunista de América Latina.
Dentro del parlamento, dedicó su trabajo a proyectos de ley que consagraban los derechos de las mujeres trabajadoras, la maternidad, la jubilación de empleadas domésticas, equidad salarial, entre otros. Su lucha siempre apuntó a la justicia social.
A partir del golpe de estado de 1973 y la dictadura cívico – militar, Arévalo con una edad avanzada, continuó participando en actividades de resistencia política.
Julia Arévalo, fallece un 18 de agosto de 1985, pocos meses después de recuperada la democracia en nuestro país, aquella por la que tanto había luchado.
Hoy en día es recordada con cariño y admiración por todos aquellos que siguen su historia e ideales políticos.
Es bueno la aclaración la primera comunista que llega al Senado ,ya que habían llegado al Senado en el período anterior dos mujeres senadoras.
Sin duda. Ella tenía dos contras para acceder al Parlamento: ser mujer y ser comunista.