“La gente mira a los supermercados como si fuéramos los culpables” del aumento de precios

El gerente general de la Asociación de Supermercados del Uruguay, Daniel Menéndez, señaló que la inflación "no está desbordada"

Daniel Menéndez, gerente general de la Asociación de Supermercados del Uruguay (ASU), dialogó con el Diario La R de diversos temas, entre ellos la realidad del sector, que responsabilidad tienen a la hora de definir los precios, cómo están atravesando la etapa post-pandemia, y de qué manera repercute los índices de inflación que se vienen desarrollando a nivel nacional. La comisión directiva de esta gremial empresarial está en contacto permanente, y si no surgen temas o situaciones de urgencia, se están reuniendo aproximadamente cada dos meses.

– ¿Cómo podría describir el momento de los supermercados considerando la situación inflacionaria?

– La Comisión directiva de la Asociación de Supermercados no ha tratado últimamente el tema inflacionario. No se ha reunido por eso y tampoco lo analizó. Nosotros en algún momento tuvimos la expectativa que desde el gobierno nos iban a convocar para mantener alguna reunión, para conversar algún posible acuerdo acerca de no subir los precios. Si no nos convocaron antes, no lo van a hacer ahora y no vamos a tener la iniciativa de pedir una reunión. Pero en realidad, no subimos los precios. Ahora si me suben los costos el proveedor, yo tengo que subirlos. Esa regla se hace con los proveedores, con las cadenas, con los almacenes. Pero un encuentro con el gobierno nunca se concretó. Obviamente que el gobierno entendió que no venía por ahí el ataque a la inflación y por lo tanto no nos convocaron. 

– ¿Qué opina usted sobre la suba de precios?

– Mi opinión es que el tema de la inflación se coló en la campaña previa al referéndum, y se exageró un poco con que se estaba desbordado. No estaba desbordado, ni lo está ahora. Porque llegamos a tener en años anteriores un 10,5% de inflación y no se armó este lio. Estamos en el 9,3%, que es un punto por encima del promedio de los últimos 7 u 8 años. No es un desborde. No es el doble. Si se toma la inflación de los últimos años, el promedio está en el entorno del 8,3%. Y tener un promedio así es una inflación alta, pero si lo comparas con países como Argentina o Venezuela, no lo es. Pienso que ahora tuvo un empuje por el aumento del petróleo y de las materias primas. Hoy, para mí, ya estamos en plena campaña política, y están todos haciendo propuestas y varios dicen que se puede hacer con el tema de la inflación cuando, repito, está un punto por encima del promedio. 

– ¿Por dónde considera entonces que pasa el tema de las quejas generalIzadas de la población?

– Para mí, el problema está en que muchos hogares perdieron en materia de ingresos. Se ha perdido mucho poder adquisitivo. El ingreso de los hogares cayó porque la gente gana menos, y porque muchos perdieron el trabajo. También incide que en lugares hay gente en el seguro de paro y en otros hicieron reestructura. Pero esos son otros problemas. No es un problema inflacionario y no es un tema nuestro, es algo que tiene que ver el gobierno. También pasa que después de dos años de pandemia, fueron muchos lo que realmente la pasaron mal. Muchos tuvieron que cerrar. Varios quedaron en la calle y otros quedaron por el camino, y es todo un problema. 

– ¿Quién es responsable entonces de la suba de precios?

– La gente nos mira a nosotros los supermercados como si fuéramos los culpables de esto. Porque el público lo que ve son los precios. La gente no ve la lista de precios del proveedor. Lo mira en la góndola. Nos tiran a la gente en contra, y nos miran a nosotros. Nos ponen como los malos de la película. Y le preguntan a los supermercados si vamos a hacer un acuerdo de precios. Nosotros no somos solos los responsables de los precios. Tenemos que comprar la mercadería, porque ni la fabricamos ni la inventamos. Si mañana el cacao sube a nivel mundial, yo no subo la leche achocolatada. Lo hago si mi proveedor de leche aumenta el precio, porque es insostenible absorber un aumento de precios. Además, el sector de los supermercados tienen miles de funcionarios como para decir que podemos soportar el aumento. Realmente no podemos aguantarlo porque somos el último eslabón en la cadena de abastecimiento.

– En las grandes cadenas de supermercados y para los comerciantes de menor porte, ¿está complicado en materia de costos adquirir productos y artículos?

– El abastecimiento no está complicado. Pero todo esto es muy volátil, hay mucha inestabilidad y realmente nadie sabe lo que va a pasar. Eso es lo peor. Acá reina la incertidumbre. 

– Levantada la emergencia sanitaria, y con el Covid-19 controlado, ¿de qué manera valora para el sector los primeros meses del 2022?

– Si se miran los primeros meses del año, es engañoso. Si se compara el primer trimestre del 2022, con igual período del año pasado, es mejor. Pero hay que considerar que en el 2021 el turismo casi ni existió y este año sí. Ahora, si comparamos el primer trimestre de este año con el primer trimestre del año antes de la pandemia (2019), estamos debajo. Entonces, habría que hacer un análisis un poco mejor los números, ya que ponemos en la balanza un periodo en el cual hubo gente y movimiento ante una época en la que no hubo nadie. Entonces, claramente las ventas de este año iban a ser mejores que las del año pasado. 

– ¿Qué expectativas tiene el sector en líneas generales para el segundo semestre del año?

No se ha analizado. Por ahora no hablamos de expectativas para la segunda parte del 2022. Estamos tan sentados al borde de un pretil que no sabemos qué va a suceder dentro de dos semanas. Aparentemente la pandemia cedió, pero tenemos la invasión de Rusia a Ucrania, y no se sabe cuándo termina. Hay por lo tanto muchísima incertidumbre. 

Una propuesto «no justa»

Daniel Menéndez fue consultado también por la propuesta que semanas atrás manifestó el senador de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, acerca de la posibilidad de sentarse a dialogar con las grandes superficies. El planteo era que por un determinado lapso de tiempo no aumentaran los costos de determinados artículos de la canasta básica familiar. Al respecto, manifestó que con la Asociación de Supermercadistas «no se comunicó nadie», y si se realizó algún contacto por parte de Cabildo Abierto de manera individual, dijo no tener conocimiento. 

El dirigente explicó que un acuerdo de precios es prácticamente imposible, “ya que está prohibido”. Si se hubiera dado una conversación, la misma habría pasado por “en lo posible, no aumentar los precios, y por tres meses –por ejemplo- no subirlos, si las variables se mantienen”. Dijo además que ante la idea de Cabildo Abierto, no le pareció «justa» porque los supermercados son el último eslabón, mientras los demás actores si se llevan su margen de ganancia» y más considerando que la iniciativa era presentada para 20 productos considerados claves para los comerciantes. “En el caso de un supermercado grande quizás no, pero en una almacén pequeño muy seguramente estemos hablando de la mitad de sus ventas. Y con eso lo que se consigue es que el comerciante piense y diga que si a determinado artículo no le saca ganancia, no lo vende, lo cual puede generar un desabasrecimiento» sostuvo.. 

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