La salud materno-infantil es un pilar fundamental en el desarrollo de cualquier nación, y Uruguay no es la excepción. A medida que el país avanza en su sistema de salud, la práctica de la cesárea se ha convertido en un tema central de discusión, dado su impacto en la salud de las mujeres y sus bebés. En los últimos años, Uruguay ha experimentado un aumento significativo en la tasa de cesáreas, lo que plantea la necesidad de reflexionar sobre cómo hacer esta práctica más cuidadosa y alineada con las mejores evidencias científicas.
Las cesáreas son procedimientos quirúrgicos que pueden salvar vidas en situaciones de riesgo, pero su uso excesivo puede conllevar a complicaciones tanto para la madre como para el recién nacido. En Uruguay, las tasas de cesáreas han superado el 40% en algunos contextos, lo que ha llevado a organizaciones de salud a cuestionar si este enfoque es el más adecuado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que las tasas de cesáreas no deberían superar el 15% en una población, indicando que muchas cesáreas realizadas pueden ser innecesarias.
Una de las estrategias para hacer que la práctica de las cesáreas sea más cuidadosa implica la educación y capacitación de los profesionales de la salud. Los médicos y obstetras deben estar al tanto de las guías actuales y de las mejores prácticas en el manejo del parto. La formación continua es esencial para que los profesionales puedan discernir cuándo una cesárea es realmente necesaria y cuándo se pueden considerar alternativas, como el parto vaginal, que, en muchos casos, puede ser más seguro y beneficioso para la madre y el bebé.
Además, es crucial fomentar un modelo de atención centrado en la mujer. Las mujeres deben ser informadas sobre sus opciones de parto y empoderadas para participar en la toma de decisiones sobre su salud. Esto implica no solo ofrecer información sobre los riesgos y beneficios de la cesárea, sino también sobre las prácticas que pueden ayudar a prevenirla, como la atención prenatal adecuada, el monitoreo durante el trabajo de parto y el soporte emocional durante el proceso.
Otro aspecto a considerar es la mejora de las condiciones de atención durante el parto. La creación de un entorno que respete la fisiología del parto —con el uso de técnicas de manejo del dolor, el apoyo de parteras y la promoción de prácticas de parto humanizado— puede disminuir la necesidad de intervenciones quirúrgicas. Al proporcionar a las mujeres un espacio seguro y de apoyo, se puede favorecer la experiencia del parto y, potencialmente, reducir la tasa de cesáreas.
Finalmente, es fundamental implementar políticas públicas que regulen y supervisen la práctica de las cesáreas en el sistema de salud. Esto incluye la recopilación y análisis de datos sobre las tasas de cesáreas, así como la evaluación de los resultados materno-infantiles. A través de un enfoque basado en evidencia, Uruguay puede identificar áreas de mejora y asegurar que la atención brindada sea la más adecuada.
Uruguay tiene la oportunidad de hacer que la práctica de las cesáreas sea más cuidadosa mediante la educación, el empoderamiento de las mujeres, la mejora de las condiciones de atención y la implementación de políticas públicas efectivas. Con un enfoque integral y comprometido, es posible promover un sistema de salud que priorice el bienestar de las madres y sus bebés, garantizando que cada nacimiento se realice de la manera más segura y respetuosa posible.