Las dos propuestas del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, para ocupar los principales cargos de la estatal Petrobras han renunciado después de que se alertara del conflicto de intereses que ambos tendrían en caso de ocupar el cargo. El último de ellos ha sido el economista y consultor Adriano Pires, quien ha comunicado este lunes al Palacio del Planalto que desiste de ocupar la presidencia de Petrobras, para la cual había sido elegido la semana pasada en sustitución del general Joaquim da Silva e Luna, ha adelantado el diario ‘O Globo’.
Los motivos que ha puesto sobre la mesa Pires son los conflictos de intereses que habría, mismas razones expuestas el domingo por Rodolfo Landim para no aceptar la jefatura del consejo de administración de la petrolera estatal. Entre los clientes de Pires está Carlos Suárez, empresario y socio de compañías distribuidoras de gas, y amigo durante décadas de Landim, quien justificó su decisión de no aceptar la invitación del Gobierno para concentrar todos sus esfuerzos en el Flamengo, equipo de fútbol brasileño.
Además de proximidad con varias empresas del sector petrolífero y gasístico, Landim también ha aparecido en algunas investigaciones por corrupción relacionadas con la mediática y casi infinita operación Lava Jato, con ramificaciones más allá del Estado brasileño. Antes de tomar una decisión, el nombramiento de Pires ya había sido cuestionado por la Fiscalía y el Tribunal de Cuentas precisamente por este conflicto de intereses debido a su intensa actividad como consultor de varias empresas del sector, por lo que pidió que no presidiera Petrobras antes de tener que llevar a cabo una investigación más intensa una vez asumiera el cargo.
Estaba previsto que el Consejo de Administración de Petrobras se reuniese el próximo martes 13 de abril para elegir quién sería el nuevo presidente de la estatal. Ambos, según informes internos, tendría dificultades para superar los criterios del comité. A mediados de marzo, Petrobras anunció un aumento del 18,77 por ciento del precio de la gasolina, del 24,9 por ciento del gasóleo y del 16,1 por ciento del propano y el butano, después de dos meses sin subir los precios. Una decisión que fue ampliamente atacada por el presidente Bolsonaro.
Desde 2017, Petrobras mantiene una política en línea con los valores internacionales para fijar los precios de los combustibles, a pesar de que Brasil sea uno de los grandes productores de algunas de estas materias primas.