Según consignó la agencia de noticias Europa Press, la declaración fue realizada durante una conversación telefónica con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, horas antes de una cumbre crucial en Montevideo. La posición de Macron refuerza las tensiones en torno a un tratado en negociación desde hace 25 años.
«Seguiremos defendiendo sin descanso nuestra soberanía agrícola», enfatizó el gobierno francés, reiterando su preocupación por los efectos negativos del acuerdo en los agricultores nacionales. Además, París señaló la insuficiencia de compromisos por parte de Brasil y otros socios del Cono Sur en materia de lucha contra la deforestación y cumplimiento del Acuerdo Climático de París.
Mientras tanto, Von der Leyen se encuentra en en Montevideo intentando impulsar el cierre del pacto tras el fracaso del primer acuerdo en 2019. Aunque el Ejecutivo comunitario no ha confirmado contactos telefónicos con otros líderes europeos, Bruselas mantiene que las negociaciones del acuerdo son competencia exclusiva de la Comisión Europea. Olof Gill, portavoz de Comercio de la Comisión, recordó que estas conversaciones cuentan con un mandato negociador aprobado por unanimidad, incluido el respaldo inicial de Francia.
La oposición de Francia, sumida en una crisis política tras la caída del gobierno de Michel Barnier, contrasta con la postura de otros países de la UE. En la última reunión ministerial celebrada en Bruselas, quedó clara una mayoría suficiente en el Consejo Europeo, liderada por España y Alemania, para apoyar el acuerdo. Sin embargo, delegaciones como las de Austria, Países Bajos, Polonia e Irlanda aún mantienen reservas.
Se espera que las negociaciones al más alto nivel permitan concretar un acuerdo final este viernes. Según diversas fuentes, la Comisión estudia «trocear» el pacto para que su parte comercial pueda entrar en vigor con el respaldo de una mayoría cualificada del Consejo, evitando así el veto de los parlamentos nacionales y superando la oposición de Francia.
Con la transparencia del proceso bajo críticas del Parlamento Europeo, el resultado de la cumbre podría marcar un punto decisivo en el futuro del comercio entre la UE y Mercosur.