McDonald’s, que ya había había cerrado sus restaurantes temporalmente en marzo, comunicó que deja de operar en el país y pone su negocio en venta. La decisión le costará entre 1.200 millones y 1.400 millones de dólares, según explicó la empresa.
La suspensión de su actividad primero y esta salida definitiva ahora se debe a la inestabilidad creada en el país por la invasión de Ucrania, lo que dificultaba la operación de la firma.«La crisis humanitaria provocada por la guerra en Ucrania y el entorno impredecible para operar allí han llevado a McDonald’s a concluir que el negocio en Rusia ya no es sostenible, ni es consistente con los valores de McDonald’s», afirmaron en el comunicado.
Chris Kempczinski, presidente ejecutivo de la compañía, añadió que están «excepcionalmente orgullosos de los 62.000 empleados que trabajan en nuestros restaurantes, junto con los cientos de proveedores rusos que apoyan nuestro negocio, y nuestros franquiciados locales».
En este momento, la compañía trata de vender toda su cartera de restaurantes a algún comprador local. Además, estos no podrán mantener su nombre, marca, logotipo ni menú. La empresa mantendrá sus marcas comerciales en Rusia, pero el nuevo comprador no podrá hacer uso de ellas. Las prioridades de McDonald’s incluyen tratar de garantizar que los empleados sigan cobrando hasta el cierre de cualquier transacción. Además que tengan un empleo futuro con cualquier comprador potencial.
McDonald’s lleva sin trabajar en Rusia desde el pasado 8 de marzo. Entonces bajó la persiana de sus 850 restaurantes, dos semanas después del inicio del conflicto bélico. La empresa contaba con cerca de 62.000 personas, a las que les ha seguido pagando desde entonces. Un pago que se mantendrá, según la firma, hasta que encuentre comprador para su red comercial.