Mes afro y bailes sagrados contra el racismo en Uruguay

Resistencia cultural afrodescendiente convisibilización y defensa de derechos. Precisamos fechas especiales por la discriminación estructural y la desventaja social que supone el color de la piel y los orígenes étnicos.

Se trata de ser afroconscientes. 

Transformemos una sociedad que a pesar de larga militancia, aún es excluyente.

O al menos no colaboremos en aumentar la acostumbrada inequidad racial con acciones o palabras impensadas propias del racismo sistémico y la colonización ideológica en la que estamos inmersos y que surge en ocasiones por impulsos, reproduciendo agresiones raciales instaladas que con gran esfuerzo cada día batallamos por deconstruir, detectar y combatir.

Es la violencia de decir “negro” o “negra” a las personas afrovisibles como si no tuvieran nombre, masificando un uso que; si desde la confianza o el cariño podría ser válido; a un extraño no se lo dirías pues está universalizado como ofensivo y asociado a algo negativo en el lenguaje vulgar. Hasta allí va el estigma.

Expresión deshumanizante para denominar a las poblaciones africanas víctimas del tráfico esclavistacomo artículos en venta para la explotacióndel europeo colonizador. Hace siglos y se sufren hoy las consecuencias.

Los verdugos hicieron las fortunas primermundistas que dominan el planeta gracias al sufrimiento inenarrable de nuestras familias afro antecesoras bajadas a latigazos de los navíos esclavistasabandonadas luego a su mala suerte en una sociedad negrera, clasista y dominante que sólo les concebía como sirvientes. 

Las comunidades africanasconservaron la música y la fe para mitigar tanto sufrimiento.

El candombe nace de un gran dolor y no debe olvidarse.

Cruel realidad la cosificación de las personas en la trata transatlántica Europa-Africa-América donde nuestras antepasadas y antepasados eran vendidos como “ganado negro”. Término despersonalizante, romantizado con la disculpa del amor, contribuyendo a la caricaturizacióny a olvidarel origen político trágico de la situación que sufre actualmente la negritud debida al genocidio, la diáspora obligada y sus consecuencias perjudiciales eternas. Están enraizadas las subalternidades, las supremacías raciales, las asumimos tácita e irracionalmente y al hacerlo inevitablemente se fortalecen. 

Meditemos en esto si aspiramos a una sociedad antirracista.

“En África los africanos no eran negros”. 

En nombre del respeto y la convivencia que se necesita para la paz y el desarrollo, problematizar la existencia de un vicio social que se presenta de mil formas pretendidamente inocentes,es tarea comunitaria, no sólo de colectivos afro. Cuidar los pequeños detalles es sustancial en una democracia donde imperen los derechos humanos y no los prejuicios, para forjar generaciones venideras disfrutables en pluralidad e igualitarias.

Es necesario repensar actitudes y cambiar lo establecido transformandoel imaginario social, que por más legislación y políticas que existan, es difícil de convencer.

Las luchas militantes no siempre son marchas o grandes discursos, proyectos políticos o legislación, tienen que ver también con los mensajes sin palabras que les damos a los chicos en el hogar o en la escuela. 

Porque nadie nace racista, de algún modo o de muchos, es una conducta aprendida.

Para los modelos hegemónicos, mantener las categorizaciones humanas sostenedoras de su ranking de privilegios es crucial.La discusión se trata de poder, sin dudas.

Es tanta la desigualdad estructural; que cotidianamente y donde podamos, debemos usar todas las herramientas de trasmisión de valores y tradiciones afro para darlas a conocer y así vencer las discriminaciones que limitan el acceso a la educación, la vivienda, la salud y las oportunidades todas en igualdad de derechos para personas afrouruguayas. 

Veamos el arte, singular experiencia contra hegemónica promotora de cambios sociales. 

Las danzas ritualessensibilizan y visibilizan la diversidad afro vital de modo sublime. Las celebraciones de matriz africana, son manifestaciones de identidad por excelencia junto al candombe en donde se refugiaron para sobrevivir disfrazadas debailes lúdicos o de simple divertimento. Popularizadas por aclamación entre el pueblo como necesidad humana del aporte sanador de los tambores. Hubo políticas imperialistas de exterminio focalizadas en las formas de religiosidad propias de “los negros”por su poder de resiliencia, demonizándolasy exponiéndolas al desprecio público,etnocidio y persecución a los que sobrevivieron.

Tanto que fueron legado, aún censuradas. Hoy los fieles afroumbandistas son más blancos que afrodescendientes; todo un mensaje del potencial de la herencia cultural homenaje a la Madre África.

Así el Candomblé fue acervo donde se nutrió el Candombe afrouruguayo Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Las Zambas de Roda afro brasileñas devinieron formas de perpetuar las giras de axé tradicional realizadas en los terreiros y así por delante. El Terecó, la Pajelanza, Santería, Palo Mayombe, Batuque, Kimbanda, María Lionza, Tambor de Mina, Xangó, Umbanda, Candomblé, Xiras de Eshú, Ifa, Regla de Ocha, Samba de Caboclos, Maracatú y tantos tesoros de la diversidadafroamerindia por estas regiones. 

Hoy se escenifican las expresiones danzarias de Orixásy Espíritus Sagrados y es una hermosa manera de recrear la cultura pues además de darla a conocer, presentan la belleza estética de los cultos afro que son cultura afro, abriendo caminos hacia el aprendizaje de nuestra ética y concepción de lo invisible.

El arte debe ser usada en la profundidad de su importancia transformadora y libertaria, teniendo presente la historia étnico-racial, geopolítica y tribal, respetando el aspecto sacramentallleno de gestos simbólicos.

Una reflexión para quien pueda comprender. Si es teatralizado el panteón litúrgico afro o afroamerindio del sincretismo cultural, que se haga con conciencia racial y doctrinal para evitar desequilibrios energéticos. Guardar protocolos esotéricos es importante. Lamacumba es acervo cultural y espiritual bantú yorubá; no cualquiera puede recrearlaen un escenario a riesgo dedesvirtuar la esencia. Aunque se trate de una representación, siempre hay evocación e invocación.No quejarse luego de la magia si se deshonra la memoria, a menos que además de la soberbia les mueva la temeridad.

No entro a casa ajena sin pedir permiso o si no me permiten entrar. 

A esto nos referimos cuando se habla de apropiación cultural.

La fiesta es para todos pero tiene un origen comunitario que hay que preservar.

Cada gesto, musicalidad y percusión tienen sentidoy confluyen en administrar el ceremonial que consiste en la limpieza del cuerpo astraly energización de participantes y ambientes, existiendo recaudos para “soltar” debidamente lo negativo absorbido eventualmente en esa dinámica. Tiene su complejidady aún sin querer,se podría profanar lo que se busca exaltar si la performance no es bien guiada.

Son puertas que se abren de las que no tenemos llave.

En un templo afroumbandista o terreiro pasan muchos años los practicantes antes que puedan adquirir determinados conocimientos para impartir y administrar; liturgia,lenguajes, modismos, doctrina, vestimenta, gastronomía, hierbas purificantes, pies de danza, cantos, toques, preparaciones, distintos rituales y fundamentos ceremoniales. «Los tambores no se tocan sin razón» como dice el proverbio africano. 

Improvisadosa cuidarse. Es hora que hablemos como portadores de la cultura; sin despreciar a la academia y a su vez ocupando nuestro espacio afro protagónico en la recuperación de la memoria histórica. 

Que nadie nos cuente lo que traemos en la piel. El baile religioso afro se hereda, se merece o se aprende de quien tenga legitimidad para impartirlo, es parte de la dignificación de nuestra identidad y legado. 

Somos pueblos afrodescendientes generosos dispensadores de alegrías sin rencores y también sin olvidos.

Tiembla mi alma cuando se baila Orixás, Caboclos, Pombagiras, Maes de Aguas, Ibejis, Xuremas, Exús, etc., sin saber por qué ni para qué, ni la esencia, ni la historia ni la enseñanzaque generó esa leyenda, y menos que menos su identidad religiosa espiritual. Africa es una enorme masa continental con muchos países y regiones como para que se diga “danzas afro” un genérico que podría incluir un grandioso “cualquiercosario”. ¡Atención! Nos preocupa que la preciada filosofía religiosa de matriz africana se ponga de «moda», y eso contribuya a la banalización y materialización de lo sacramental, colaborando indirectamente a acentuar el desprestigio de los pueblos de cuna africana portadores legítimos de esas costumbres. 

Somos víctimas de un sistema explotador y racista, de supremacías culturales y raciales que se imponen aún hoy ideológica y económicamente, peligro para la humanidad. Aportar a la paz desde la fe es también ser virtuosos de las tradiciones heredadas. La herramienta artística es fuente maravillosa de difusión de saberes, creencias y culturas sojuzgadas durante las invasiones monárquicas. Usémosla como un don precioso responsablementey con amor, honestidad y legítima devoción. 

No somos piezas de museo, somos patrimonio vivo, celadores de la espiritualidad ancestral. ¡Axé! .

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