El presidente argentino Javier Milei, a través de su vocero Manuel Adorni, anunció que Argentina se retirará de la Organización Mundial de la Salud (OMS), siguiendo una decisión que, según el gobierno, responde a la necesidad de mantener la soberanía sanitaria del país. «No vamos a permitir que un organismo internacional intervenga en nuestra soberanía, mucho menos en nuestra salud», afirmó Adorni.
La medida fue justificada con el argumento de que la OMS, durante la pandemia de COVID-19, promovió lo que Milei calificó como la «cuarentena cavernícola», una estrategia que, en su opinión, constituyó un «delito de lesa humanidad» y uno de los mayores experimentos de control social de la historia. Milei también responsabilizó a la OMS por haber colaborado con el gobierno de Alberto Fernández en las estrictas medidas de confinamiento, las cuales calificó como la «más larga de la historia de la humanidad».
Según la administración de La Libertad Avanza (LLA), el retiro permitirá a Argentina «mayor flexibilidad para adoptar políticas en materia de salud», aunque no explicó cómo la pertenencia a la OMS habría restringido esta capacidad. Adorni también aclaró que el país no recibe financiamiento de la OMS, por lo que la salida no afectará la calidad de los servicios sanitarios nacionales.
Este anuncio se produce en un contexto internacional de cuestionamientos hacia la OMS, y especialmente en sintonía con la postura de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, quien también se había retirado de ciertos organismos de la ONU.
El retiro de Argentina de la OMS, un organismo de 194 estados miembros, marca un giro significativo en la política sanitaria del país vecino y podría tener implicancias en futuras decisiones en el ámbito internacional sobre salud pública.
