No me digas Princesa: Ana Frank

“A pesar de todo, continúo creyendo en la bondad íntima del hombre”

Anne Marie Frank, o Ana Frank; fue una joven de origen judío nacida en Frankfurt en 1929, una potencial escritora que le tocó vivir en una época donde los judíos debían esconderse para sobrevivir.

Fue la segunda hija de una familia germana de origen judío, su padre Otto Heinrich Frank, casado con Edith Hollander, madre de Ana y su hermana llamada Margot.

Se crio en el seno de una familia judía liberal de clase media alta. Su progenitor, convertido en empresario, tenía intereses académicos y sus padres alentaron a ambas hijas hacia la lectura.

Con la llegada de Hitler al poder en 1933, debieron trasladarse a Países Bajos, en búsqueda de una vida más tranquila, lejos del peligro.

Ana se adapta rápidamente, aprende el idioma y va a una escuela holandesa en el vecindario. Su padre encuentra una solución para la economía familiar, sumando al comercio de pectina, la venta de hierbas y especias.

El 1 de septiembre de 1939, la Alemania nazi invade Polonia, se da comienzo a la Segunda Guerra Mundial. No mucho tiempo después, los nazis también invaden los Países Bajos.

Los ocupantes introducen numerosas leyes y regulaciones que dificultan la vida de los judíos: los parques, cines y tiendas, entre otras cosas, están prohibidos, así como el hecho de que los judíos fueran propietarios de sus propios negocios, por lo cual Otto pierde el control de su compañía.

En 1942, Margot, hermana de Ana, recibe un aviso para presentarse a trabajar en la Alemania nazi, sus padres desconfían, por lo que deciden esconderse al día siguiente.

En la casa de atrás de su compañía, el padre de Ana comenzó a acondicionar un escondite; no mucho tiempo después llegan cuatro personas más para esconderse junto con ellos.

Son dos años de encierro en pocos metros cuadrados, el escape que encuentra Ana con tan solo 16 años de edad fue la escritura; por lo que se dedica a narrar su día a día, sobre lo que siente y piensa. Además, escribe cuentos, comienza una novela y escribe citas en su cuaderno de “frases buenas”, que copia de los libros que lee. Así es como la escritura la ayuda a que el tiempo transcurra. Cuando el ministro de educación del gobierno holandés desde Inglaterra, hace un llamado a guardar diarios y documentos de guerra, a Ana se le ocurre la idea de reescribir sus diarios sueltos en una sola historia con el título Het Achterhuis (La Casa de atrás).

Antes de que termine su historia, un 4 de agosto de 1944 son descubiertos y arrestados.Parte de los escritos de Ana son conservados por dos protectoras antes de que la Casa de atrás sea vaciada por los nazis.

La familia es trasladada a los campos de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau. El viaje en tren dura tres días, allí Ana se encuentra con más de otros mil prisioneros, en un vagón totalmente abarrotado, para transporte de animales. A su llegada en Auschwitz, los médicos nazis realizan una selección y deciden quién puede realizar trabajos forzados. Aproximadamente unas 350 personas que fueron trasladadas son asesinadas directamente a su llegada en las cámaras de gas. Ana es enviada al campo de trabajo para mujeres con su hermana y su madre. Otto, en cambio, va a un campamento de hombres.

En noviembre de 1944, Ana es trasladada nuevamente junto con su hermana al campo de concentración de Bergen-Belsen. Las condiciones eran miserables, sin agua ni comida, Ana, al igual que su hermana, contrae fiebre tifoidea. En febrero de 1945, ambas fallecen a consecuencias de esa enfermedad.

Solamente Otto sobrevivió a la guerra, durante su viaje de regreso a los Países Bajos, toma conocimiento que su esposa Edith ha fallecido. En los Países Bajos recibe la noticia que Ana y Margot tampoco sobrevivieron.

Los papeles que se conservan del diario de Ana causan una profunda impresión en su padre. El 25 de junio de 1947, Het Achterhuis (conocido en español como El Diario de Ana Frank) es publicado en una edición de 3.000 ejemplares. El libro se traduce a cerca de 70 idiomas, se escribe una obra de teatro y una película. La gente de todo el mundo se familiariza con la historia de Ana y en 1960 el escondite se convierte en un museo: la Casa de Ana Frank. Otto permanece estrechamente involucrado, tanto con la organización como con el museo Casa de Ana Frank hasta su muerte en 1980.

Un diario meramente creado para pasar el tiempo durante el encierro, se convierte en el relato de una niña que busca que se tomen conciencia de los peligros de la discriminación, el racismo y el antisemitismo.

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