Órganos Humanos: El nuevo objetivo de la impresión 3D

En Uruguay hay en lista de espera 1.362 esperando un  trasplante de órganos.

El proceso emergente de la impresión 3D, que utiliza modelos digitales creados por computadora para crear objetos reales, produjo desde juguetes hasta joyería y comida. Sin embargo, pronto, las impresoras 3D podrán sacar algo mucho más complejo y controversial: los órganos humanos.

La impresión de células y tejidos podría aplicarse muy pronto en la regeneración de la piel. Pero su futuro será revolucionario si se vencen las barreras técnicas, legales y de inversión para producir órganos humanos viables.

El objetivo es crear corazones, riñones o huesos fabricados con impresora para salvar vidas. Por ahora suena a ciencia ficción, pero está a punto de convertirse en realidad, la técnica que en teoría podría permitirlo es conocida como bioimpresión.

Se trata de una tecnología que va más allá de la impresión 3D e imprime células, en concreto un material llamado biotinta. Por ahora, los científicos ya utilizan las máquinas para imprimir tiras diminutas de tejido de órganos. Y aunque imprimir órganos humanos completos para trasplantes quirúrgicos todavía está a años de distancia, la tecnología se desarrolla rápidamente.

Según un estudio de la Universidad de Chicago, el proceso se compone de material celular, aditivos (factores de crecimiento, moléculas de señalización, etcétera) y un andamio de apoyo, es decir, una matriz o plataforma de anclaje para las células. Afirman que no es un proceso complicado, “la parte complicada es la de los materiales, que son biológicos en la naturaleza”.

La idea de imprimir un riñón o hígado humano en un laboratorio puede parecer incomprensible, incluso aterradora. Pero para muchos científicos en el área, la bioimpresión promete mucho. Los órganos impresos auténticos podrían utilizarse para pruebas de medicamentos o vacunas, liberando a los investigadores de métodos menos precisos como pruebas en animales o en modelos sintéticos.

Luego está la esperanza de que las impresoras 3D, en algún momento, puedan producir órganos muy necesitados para trasplantes. Entre más aumenta la esperanza de vida, nuestros órganos fallan más.

Aunque la bioimpresión como tal ya existe, para su aplicación en medicina aún deben culminar dos procesos: primero, la creación de una biotinta operativa, con una consistencia suficiente que aún no tiene; después, el cultivo de células madre que permitan la generación del tejido. Actualmente, las investigaciones se centran en la primera parte y las biotintas se crean por un extremadamente complejo proceso de extrusión con hidrogel.

En Uruguay, al cierre del año 2023, los trasplantes realizados fueron de 349: 119 renales, 8 cardíacos, 1 pulmonar, 23 hepáticos, 1 hepato-renal y 197 de córnea. Sin embargo, hoy en el país hay en lista de espera 1.362 trasplantes: 429 renales, 67 cardíacos, 25 pulmonares, 36 hepáticos, 805 de córnea. Por lo que este avance en la ciencia y tecnología podría cubrir ese tipo de demandas.

Pero antes de que ese futuro anhelado se materialice, se necesitan cambios legales y económicos, como ocurre habitualmente con los descubrimientos científicos. Ya que, actualmente, no existe una norma que regule la creación de tejidos humanos. Por otro lado, los equipos requieren una elevada inversión y se necesitan profesionales que sepan trabajar con células, esto podría aumentar la brecha entre países ricos y pobres.

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