En el año 2012, el entonces presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, pidió al senado desde la Casa Blanca la aprobación de un proyecto de ley que “facilite aún más el acceso al capital y rebaje impositivos para los emprendedores estadounidenses y las pequeñas empresas».
Obama, en ese momento, pretendía reactivar un plan que aplicaba exenciones tributarias a las pequeñas empresas para incentivar la creación de emprendimientos, ideas que propuso un año antes y que fue aprobada meses más tarde, después del comunicado. A pesar de la negativa del Partido Republicano al principio de su petición.
La ley se terminó llamando “Jumpstart Our Business Startups” o Ley “JOBS” (en español, “Reactivar Nuestra Creación de Empresas”), esta ley estaba destinada a fomentar la financiación de pequeñas empresas en los Estados Unidos para impulsar la apertura de más emprendimientos, flexibilizando muchas de las regulaciones del país. A su vez, fomentaba el propio desarrollo de las demás empresas y abrirse al mercado laboral, para así terminar generando más empleo.
Se aprobó con apoyo bipartidista y de su creador, Barack Obama. En su momento atrajo la mayor atención del público porque era una forma para que las empresas utilicen el crowdfunding para emitir valores, algo que antes no estaba permitido y que posteriormente, en el año 2015, la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) terminó adoptando.
El crowdfunding es la traducciónde micromecenazgo o financiamiento colectivo; que se refiere a un mecanismo colaborativo de financiación de proyectos desarrollado sobre la base de las nuevas tecnologías. El proyecto fue apoyado por muchos en las comunidades de innovación y startups, incluyendo a Google, Steve Case (fundador de AOL), Mitch Kapor (fundador de Lotus) y muchos otros inversores y empresarios.
También contó con el apoyo de la Asociación Nacional de Capital Riesgo, que describió el proyecto de ley como una modernización de las regulaciones que se implementaron casi 100 años antes, al facilitar, entre otras cosas, el uso de servicios en línea para realizar inversiones en pequeñas empresas.
La Ley JOBS cambió sustancialmente una serie de leyes y regulaciones, facilitando a las empresas salir a bolsa y recaudar capital de forma privada, además de permanecer en ese sector por más tiempo. La legislación, entre muchas otras cosas, extendió la cantidad de tiempo que algunas empresas recién creadas tienen para comenzar a cumplir con ciertos requisitos, incluidos los requerimientos que se originaron con la Ley Sarbanes-Oxley, de dos años a cinco años.
Pero así como fue apoyada, la Ley “JOBS” enfrentó críticas en varios frentes. Algunos defensores del crowdfunding se sintieron decepcionados con la versión final de la ley, por no incluir un medio por el cual los inversores pudieran formar fondos de financiación colectiva, diversificando así sus inversiones. También, contó con la oposición de algunos reguladores de valores y defensores de consumidores e inversores, las quejas se centraban en que la flexibilización de las protecciones de inversión expondría a los inversores pequeños e inexpertos al fraude.
Posterior a la salida de Obama de la Casa Blanca, la Ley JOBS tuvo un gran impacto en las empresas tecnológicas en general que buscaban salir a bolsa. Aunque la ley tenía como objetivo incentivar a las empresas más pequeñas a abrirse a los inversores con anticipación, algunos comentaristas creen que el cambio en la política de valores contribuyó al aumento de las IPO unicornio en la tecnología en los últimos siete años.
El proyecto de ley se sigue replicando en la actualidad en diferentes países, con otros nombres, pero que buscan un resultado similar: mejorar la economía a través de la ayuda a las pequeñas y medianas empresas. Lo que supuso una victoria de Barack Obama contra el Partido Republicano y sus opositores al implantar una ley que trascendió más allá de su mandato.