Salud materna: un desafío de los países subdesarrollados

Al día, aproximadamente 830 mujeres mueren por causas relacionadas con el embarazo y el parto en todo el mundo

La maternidad es una de las experiencias más bellas e impactantes en la vida y produce un cambio profundo y permanente. Ninguna mujer debe morir dando vida, a pesar de que las cifras de mortalidad materna han disminuido a nivel mundial, reduciéndose en un 45% desde 1990, aún hay desafíos persistentes y que producen complicaciones para la mujer tanto en la etapa de gestación como en el parto.

Alrededor de 289 mil mujeres mueren innecesariamente por año, lo cual representa más de 800 mujeres al día. Cada muerte cuenta y ni una sola debe ser en vano. Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la mortalidad materna es inaceptablemente alta, cada día mueren en todo el mundo unas 830 mujeres por complicaciones relacionadas con el embarazo o el parto.

El 99% de todas las muertes maternas ocurren en países en desarrollo, la mortalidad materna es más alta entre las mujeres que viven en zonas rurales y en las comunidades más pobres. En comparación con otras mujeres, las adolescentes enfrentan un mayor riesgo de complicaciones y muerte como resultado del embarazo.

Según el estudio Tendencias de la Mortalidad Materna: 1990 – 2013, en Latinoamérica y el Caribe, varios países han progresado, con una reducción de un 40 por ciento desde 1990, cuando se reportaron 17 mil muertes y en el 2013 la cifra descendió a 9,300 muertes en la región. La demora en buscar ayuda, en llegar a un centro de salud o para tener acceso a la asistencia por parte de una persona calificada, son tres obstáculos determinantes que enfrenta una mujer embarazada.

Por otra parte, las enfermedades preexistentes están cambiando el perfil de la mortalidad materna en el mundo. Uno de cada cuatro decesos se debe a condiciones de salud como la diabetes, el VIH, la malaria y la obesidad, cuyos impactos pueden ser agravados por el embarazo, siendo la causa de un 28% de las muertes maternas a nivel mundial, seguido por las hemorragias.

La mayoría de las muertes maternas son evitables. Las soluciones sanitarias para prevenir o tratar las complicaciones son bien conocidas. Todas las mujeres necesitan acceso a la atención prenatal durante la gestación, a la atención especializada durante el parto, y a la atención y apoyo en las primeras semanas tras el parto.

La salud materna y neonatal están estrechamente relacionadas. Alrededor de 2,7 millones de recién nacidos murieron en 2015, y otros 2,6 millones nacieron muertos. Es particularmente importante que todos los partos sean atendidos por profesionales sanitarios capacitados, dado que la atención y el tratamiento a tiempo pueden suponer para la mujer y el niño la diferencia entre la vida y la muerte.

Las hemorragias graves tras el parto pueden matar a una mujer sana en dos horas si no recibe la atención adecuada. La inyección de oxitocina inmediatamente después del parto reduce el riesgo de hemorragia. Las infecciones tras el parto pueden eliminarse con una buena higiene y reconociendo y tratando a tiempo los signos tempranos de infección.

La OMS recomienda que para evitar la muerte materna también es fundamental que se eviten los embarazos no deseados o edades demasiado tempranas. Todas las mujeres, y en particular las adolescentes, deben tener acceso a la contracepción, a servicios que realicen abortos seguros en la medida en que la legislación lo permita, y a una atención de calidad tras el aborto.

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