«Gracias por perseverar, sin desmayos, en la construcción de consensos y en la búsqueda de acuerdos. Hoy nos toca llevar esa vocación política al servicio de todos los paraguayos», ha agradecido Peña a un Cartés bajo el punto de mira de Estados Unidos por sus supuestas prácticas corruptas.
En su primer discurso como nuevo presidente, Peña, de 44 años, ha apelado tanto a sus seguidores como a sus detractores para, entre todos, construir una «mejor nación», subrayando que buscará que todos puedan prosperar y para ello trabajará con el fin de lograr consensos y superar aquello que divide a los paraguayos.
En lo que respecta a la posición de Paraguay en el mundo, Peña ha hecho alusión al convenio de la Unión Europea y los contratiempos que podría generar su derogación. No obstante, ha enfatizado, que el país negociará siempre sin comprometer su soberanía, su territorio, sus valores o su cultura.
«Nuestra política exterior se fundamenta en el respeto de los intereses nacionales, la diplomacia efectiva, la promoción del comercio y la inversión, la seguridad nacional y la promoción de nuestros valores e intereses», ha dicho Peña.
A su vez, se ha mostrado crítico con algunas de las iniciativas que luchan contra el cambio climático, pues aunque bien intencionadas, podrían «obstaculizar» el desarrollo humano del país, incidiendo, que ellos no son responsables ni han contribuido de forma importante a la generación de gases de efecto invernadero.
Antes de que jurara ante la Biblia, y tal y como marca el protocolo, el ya expresidente Mario Abdo Benítez ha entregado la banda presidencial y el cetro de mando al presidente del Congreso, Silvio Ovelar, recoge el diario ‘ABC Color’.
Un día antes de su toma de posesión, Peña se ha reunido con varios de los representantes de las delegaciones extranjeras que se han trasladado para la ceremonia, como la española encabezada por el rey Felipe VI, o la estadounidense, con la secretaria del Interior, Debra Haaland, al frente.
Peña, quien ya se presentó como precandidato en 2017 sin éxito, es el décimo presidente del país después de la vuelta de la democracias tras la caída del dictador Alfredo Stroessner. Durante su campaña, ha prometido la creación de medio millón de puestos de trabajo, invertir en seguridad y vivienda social, así como la reducción de los precios del combustible y los alimentos básicos.