Sin pena ni gloria, otro aniversario de la Fuerza Aérea

El 17 de marzo fuimos invitados al 110 aniversario de la Fuerza Aérea Uruguaya. No fuimos recibidos por ninguna autoridad u oficialidad; simplemente ingresamos a una desmejorada Base Aérea Boiso Lanza –que no nos dio la impresión de que estuviera preparada para la ocasión, para la fiesta-, guiados por algunos soldados, aparentes reclutas dada su vestimenta y calzado.

 Se desarrolló el protocolo de costumbre, pero que mostró rutina y poca dedicación al importante evento. Se hicieron las merecidas y honrosas distinciones y reconocimientos habituales, a aquellos fieles y profesionales integrantes que, a pesar de las magras circunstancias actuales, se destacaron y siguen cumpliendo su labor con dedicación y esfuerzo.

Hubo un reconocimiento a la Fuerza Aérea Argentina, en la persona de su Jefe de Estado Mayor, que nos sigue “dando una mano” como siempre. Una mano amiga desde los inicios de nuestra Aviación Nacional con aquel histórico curso de vuelo al Gral. Cesáreo Berisso por el año 1915, pionero, precursor y artífice de los grandes logros en los inicios de nuestra aviación.

Las palabras del Comandante en Jefe, Gral del Aire Luis H. De León, que comenzaron con altura, describieron la principal función de la FAU, su tarea fundamental, su razón de existir, como un gran enunciado. Sin embargo, esas palabras iniciales rápidamente se diluyeron y se perdieron en el arduo argumento de la justificación de lo que estamos haciendo. Que estamos “bien”, sin exponer lo fundamental: la realidad material y moral de su Fuerza, sus carencias, las grandes prioridades y los desvelos.

Eso que seguramente estarían esperando oír muchos de sus subalternos: una oportunidad de estar hablando ante las máximas autoridades de gobierno. En su alocución, anunció el logro de una propuesta para la creación de una Dirección Espacial y una Agencia Espacial uruguaya, “de papel”, tema trabajado en el propio Ministerio, tal vez muy futurista, pero aun más lejos de concretar y llevar adelante como algo prioritario, ante la magra realidad actual de la Fuerza.

Es difícil comprender la propuesta de la Agencia Espacial,, si no se define el significado de los recursos que eso implica, o cuales son las funciones que por responsabilidad del Estado se deberían cumplir y se recuerda que la Fuerza no dispone de la capacidad real de volar .

De cumplir sus funciones básicas con material y personal capacitado en cantidad y calidad para operar en todo lugar y todo tiempo.

Por eso, me pregunto:

¿Esto es lo que pretende y logra el señor Ministro, gracias a sus vastos conocimientos teóricos en Defensa Nacional?

¿No orienta o no permite expresarse a sus profesionales subalternos sobre lo verdaderamente importante?

¿Esto lo conoce todo el gobierno y asume esa realidad?

O acaso es peor: ¿pensamos que hemos avanzado y todo funciona bien?

Es un tema muy importante para la realidad nacional toda, desde el punto de vista de la Soberanía y de la Seguridad Nacional que, naturalmente, causa preocupación. Por eso, es necesario estar adecuadamente informados para intentar encontrar soluciones a lo que nos atañe a todos, como país y como sociedad.

No hubo palabras de motivación y esperanza para las futuras generaciones que cada vez abandonan su carrera más temprano. Tan solo, al final, un cortés aliento de que “hay que esperar”, como si se tratara de un milagro de que algo podrá ocurrir, que algo podrá aparecer de algún lado. Que podrá ser voluntad de otros; como expresión de un deseo de que todo se podrá solucionar.

Sin un Plan Estrategico a desarrollar y cumplir. Entonces, me vuelvo a preguntar: ¿ será demasiado tarde?

No creo, hoy, estar en condiciones de seguir afirmando lo que siempre se decía: “el gran capital es el componente humano”. Todo terminó con un magro desfile aéreo y terrestre, agravado por condiciones meteorológicas,

Después todo finalizó. Nos fuimos sin nada para comentar o para aportar; nos marchamos con una sensación de triste realidad.

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