Stipanicic: “Tenemos la cabeza tanto en el presente como en el futuro”

En un mundo con incremento de población y de la actividad económica, por supuesto que la matriz energética también iba a pertenecer a la tendencia del crecimiento y como es sabido todas las formas de energía tienen importantes impactos sobre el ambiente pero tenemos la capacidad de evolucionar y en ese marco, a nivel global, nos embarcamos en el desafío de una transición responsable hacia los compromisos de neutralidad en carbono.

En entrevista con el presidente de ANCAP Alejandro Stipanicic, nos habló del rumbo que está tomando la empresa en la transición energética, haciendo hincapié en que “tenemos una responsabilidad muy grande, porque el 40% de la energía que se consume en el país es fósil y es suministrada por ANCAP directamente, entonces tenemos que asegurar ese 40% de la energía que mueve al país en calidad, en oportunidad y al menor costo posible, pero además tenemos que descarbonizarla y por eso hemos desarrollado una estrategia basada en cinco pilares”.

El primer pilar, es el pilar de lo que ANCAP hace como empresa en términos de emisiones de dióxido de carbono (CO2), “lo que hacemos lo tenemos que hacer cada vez mejor, no estamos satisfechos”, expresó. En ese sentido habló de mejorar el paso en el que van reduciendo la emisión por medio de la descarbonización de sus actividades.

En el segundo pilar está la utilización de las competencias que el país presenta en la geología del mar y en el conocimiento de lo que son los requisitos ambientales para promover a Uruguay como un actor relevante en el mercado mundial de la producción de hidrógeno a través de granjas eólicas y granjas solares en el mar.

Lo que nos lleva a la tercer y cuarta línea que tienen que ver con que el mundo necesita hidrógeno “como el pivot entre el mundo fósil y la transición energética” pero para que sea funcional al objetivo deseado que es descarbonizar, “ese hidrógeno se tiene que combinar con otros elementos y ahí es donde Uruguay y ANCAP vuelven a tener una posición relevante para el mercado mundial y es en la disponibilidad de CO2 verde, o sea, de origen biogénico. En esa línea informó que “tenemos un impulsor privado que va a llevar adelante un proyecto muy grande para capturar el CO2 que emite la planta de Paysandú de etanol, produciendo un biocombustible que sustituye combustibles fósiles, emitimos a la atmósfera un CO2 que va a ser capturado y que junto con hidrógeno verde van a producir metanol que ya de por sí es un combustible, pero además es precursor de las gasolineras sintéticas”.

Estiman que en el año 2027- 2028 el mundo va a estar viendo exportaciones de Uruguay de gasolina sintéticas que van a ser utilizadas en los mismos motores de combustión interna que hoy utilizan la gasolina de origen fósil “y por otro lado tenemos el acceso a aceites mediante oleaginosas que son aceites por definición renovables y que junto con el hidrógeno verde producen las moléculas de aceites hidrogenados vegetales y esas moléculas son las precursoras de las líneas de los gasóleos o de los diesel”. Aclaró que “siempre hay un pero y este es que son más caros que los combustibles tradicionales” pero que se va a estar aportando al mundo combustibles sustitutos que van a reducir las emisiones de CO2.

El quinto pilar y más reciente que están desarrollando es “una captura de CO2 de la atmósfera y el almacenamiento en reservas de acuífero salinos o en eventuales yacimientos vacíos de hidrocarburos que puede haber en territorio nacional” y agregó que “nosotros hace muchos años tenemos identificados en la cuenca de Santa Lucía un acuífero vacío donde hay una capacidad de almacenamiento que tenemos que terminar de estudiar y tenemos todavía en el mar y en tierra firme posibilidades de lugares en los cuales se puede inyectar el CO2 fósil y devolverlo al subsuelo terrestre”.

“Es un proceso que tiene un punto de partida en el presente y tiene un punto de llegada, que es incierto porque nadie sabe cuándo ni cómo va a terminar la transición energética, entendiéndose como la más absoluta independencia de los combustibles fósiles, pero además esa transición tiene que ser responsable. Esa transición no puede dejar sin ofrecer al mundo lo que el mundo de la energía necesita, entonces el sobreprecio está involucrado con otros dos aspectos del trineo. Los sistemas energéticos sanos son aquellos que balancean adecuadamente la seguridad en el suministro energético, o sea la disponibilidad de la energía, el costo para que sea accesible equitativamente por todos y la sustentabilidad de esa fuente energética”, explicó Stipanicic. Además agregó que “en los estudios preliminares que tenemos el costo nivelado de producir la gasolina sintética para sustituir la gasolina tradicional es de tres o cuatro veces más cara, entonces estamos hablando de un costo muy grande por eso nuestra transición tiene que ser responsable en el país”.

ANCAP no evalúa la energía verde como una oferta energética más barata, sino como una canasta de productos para exportación “que pueden ayudar a reducir los costos de la energía tradicional en Uruguay, eso sí, para ser sincero en los próximos cinco o diez años no es posible pensar en un costo energético en Uruguay contundentemente menor por la aparición de de estas nuevas fuentes renovables”, e insistió en que “la energía no solamente es energía eléctrica, hay una una tendencia facilista en el discurso a confundir la energía con energía eléctrica, cuando la energía eléctrica en el mundo representa aproximadamente el 20% de la energía que se consume y en Uruguay esa energía es casi 100% renovable, eso es una ventaja enorme que tiene el país de haber ya transitado una primera transición energética, pero no todos los consumos son electrificables. Entonces cuando hablamos del costo de energía y el costo de energía renovable tenemos que precisar el costo de toda la canasta de energéticos, incluyendo los combustibles que son altamente demandados y que hoy todavía son insustituibles porque todos los sustitutos que están hoy disponibles en el mercado son más caros que los combustibles tradicionales, pero con el correr el tiempo es posible que la oferta, la tecnificación y que el aumento de tecnología ayude a esa reducción de precios”, aclarando que no es un tema a corto plazo, sino que “es un pedido de muchos años”.

Continuando con las acciones que desde la empresas están tomando, recordó que la refinería de La Teja se encuentra en un paro de mantenimiento, donde se están realizando inversiones muy importantes para asegurar funcionamiento de la misma, mediante la participación de la estrategia de desarrollo de combustibles alternativos de energía “por eso ese constante estamos en el presente, pero también estamos mirando el futuro”.

Dentro de los cinco pilares ya nombrados se encuentra la captura de CO2 para producir, por ejemplo, metanol o mezclarlo con hidrógeno verde permitiendo generar moléculas que son manejables a través de la infraestructura logística que tiene ANCAP, pero además para seguir adelante en la cadena de valor se necesitan unidades de proceso que son las mismas que existen en la refinería, “entonces la transformación de nuestra refinería es un proceso que se va a ir dando en las próximas décadas paulatinamente y significa que hoy la refinería funciona como una residencia de petróleo, donde entra petróleo y salen unos 20 productos diferentes, pero mañana entrarán productos de origen, por ejemplo, biogénico, y al final de la historia nuestra refinería utilizará prácticamente los mismos equipos con la incorporación de otros nuevos pero con materias primas renovables”.

Finalizando informó que para el año que viene ANCAP tendría un análisis pronto sobre una decisión de inversión para producir combustibles sustentables de aviación, debido a que las aerolíneas del mundo ya tienen la meta de incorporar dos por ciento de combustible sustentable para el 2030. “Entonces ya hay un mercado internacional que está demandando eso, pero ocurre que es más caro que el tradicional, por lo tanto el tráfico aéreo va a tener que enfrentar un costo mayor en su abastecimiento de combustibles para que sean más renovables y eso lo va a terminar pagando el consumidor, como el volumen de tráfico es muy grande, es posible que se licue, pero sin darnos cuenta el desafío del futuro hace que las empresas evolucionen” y ejemplificó que “en la década de 50 el super gas sustituyó al queroseno; en Uruguay hasta las heladeras usaban queroseno y se sustituye por un producto mucho más limpio envasado en una garrafa, después viene el gas natural y después se le saca el plomo a la gasolina. Logrando obtener combustibles que eran de mucho mejor calidad y sin el efecto contaminante y después aparecen los biocombustibles como el etanol o como el biodiesel y ahora estamos hablando de gasolina sintética y de combustibles sustentable a partir de la hidrogenación de aceites, producidos en la misma refinería, o sea, no es nada nuevo el proceso. Entonces cuando uno ve la historia puede empezar a entender cómo va a ser el futuro”.