Uruguay es reconocido a nivel mundial por ser el primer país de América Latina en permitir el voto de la mujer, logro que no habría sido posible sin la lucha por la igualdad que se lleva a cabo desde principios de nuestra historia.
El 3 de julio de 1927 en Plebiscito para decidir la jurisdicción del pueblo de Cerro Chato, se registró por primera vez el ejercicio del derecho al voto de la mujer, tanto en nuestro país como en toda Sudamérica. La primera mujer en reivindicar su derecho fue Rita Ribeira, inmigrante brasileña afrodescendiente de 90 años. En tanto, las primeras dos mujeres en ingresar el voto a las urnas fueron Martina Fros y Justa Jacinta Sánchez de Santana.
En esta ocasión fueron 383 las personas que se presentaron a votar, con un total de 136 mujeres involucradas, un porcentaje muy alto de asistencia que demostraba la necesidad de ser escuchadas. Esa votación marcó un antes y un después en la historia electoral del país y la región.
Años atrás, en 1914 el legislador Héctor Miranda presento sin éxito dos proyectos sobre la igualdad civil y política de hombres y mujeres los cuales incluían el derecho al voto. Entre 1915 y 1925 se formaron diferentes asociaciones como la Asociación Magisterial Pro Sufragio Femenino, el Consejo Nacional de Mujeres y la Alianza Uruguaya por el Sufragio Femenino, estas últimas impulsadas por Paulina Luisi, las cuales colaboraron en seguir insistiendo en que el voto fuese un derecho civil para todos y todas. El objetivo era “obtener para la mujer el derecho del sufragio al mismo título y en las mismas condiciones que el de los hombres”.
Alfredo Brum, hermano del entonces presidente Baltasar Brum, presenta en 1920 en la Asamblea Representativa de Montevideo el voto femenino en materia municipal, insistiendo en el año 1921 con el tema, pero sin ser tomado en cuenta hasta 1927, con el plebiscito de Cerro Chato.
El 16 de diciembre de 1932 se hace la promulgación de la Ley 8.927, siendo publicada el 22 de diciembre del mismo año, la cual dicta:
Art. 1 Reconócese el derecho de la mujer al voto activo y pasivo, tanto en materia nacional como municipal.
Art. 2 Declárase aplicables a la mujer todas las disposiciones legales de carácter electoral en vigor.
El golpe de estado de Terra en 1933 interrumpió dicha participación femenina en la política uruguaya, aplazándola hasta las elecciones generales de 1938, un 27 de marzo, en la cual se votó presidente y vicepresidente con la victoria de los colorados Alfredo Baldomir y César Charlone. Años mas tarde, en 1942, las mujeres empiezan a tener participación en cargos políticos, siendo elegidas las diputadas Julia Árevalo de Roche, por el Partido Comunista, Magdalena Antonelli del Partido Colorado y las senadoras Sofía Alvarez Vignoli de Demichellis e Isabel Pinto de Vidal, ambas del Partido Colorado. El jugar un rol importante en la sociedad no es solo dirigirse a una urna, es estar presente, escuchar, aprender e involucrarse en las decisiones que se toman para el bien de la sociedad, así como de sugerir e implementar cambios positivos en esta.
Uruguay ha sido un país reconocido a nivel internacional por su solido sistema democrático, por haber estado a la vanguardia en el reconocimiento de derechos civiles y políticos de las mujeres hasta mediados del siglo XX, pero en la actualidad, presentamos una de las brechas mas grandes de la región cuando se trata de cargos de decisión en la esfera pública, como lo son el Poder Legislativo, Poder Ejecutivo, Poder Judicial, empresas, cámaras, sindicatos, entre otros. Solo el 21% de los cargos en el Parlamento están ocupados por mujeres, así como 2 de 14 Ministerios están encabezados por mujeres. Con la idea de mejorar estas cifras, el Instituto Nacional de las Mujeres del Ministerio de Desarrollo Social (InMujeres-MIDES) implementó el programa de fortalecimiento para lideres políticas que se propone contribuir a una mayor presencia de mujeres en cargos de decisión en todos los niveles de gobierno a través de su fortalecimiento y de la promoción de una cultura igualitaria en términos de género en el sistema político nacional.
Trata de un ciclo de formación con conferencias, talleres y capacitaciones para promover mas mujeres en espacios de decisión política. Consta de 5 módulos, realizados por especialistas: mujeres y política, competencias personales, comunicación política, estado y legislación y políticas públicas.
El programa cuenta con más de 60 mujeres políticas de todos los partidos trabajando, colaborando, capacitándose con el objetivo de una mayor presencia de mujeres políticas. El ciclo de formación del Programa de fortalecimiento para líderes políticas realiza convocatorias anuales dirigidas a mujeres de todo el territorio nacional interesadas en consolidar y potenciar sus trayectorias políticas. Además, se realizan actividades abiertas a todo público sobre contenidos sustantivos para fortalecer la autonomía política de las mujeres.
Algunas de las declaraciones de mujeres dentro de la política de nuestro país sobre este programa son las siguientes:
Graciela Guido, Partido Nacional: Es muy importante la participación política de las mujeres. Primero porque es un ciudadano que está con todos sus derechos, segundo porque está muy calificada las mujeres en nuestro país; el 67% de la gente que egresa de la universidad, son mujeres.
Margarita Percovich, Frente Amplio: No puede existir un desarrollo sostenible sin la participación de las mujeres. Las mujeres acercamos otra forma de hacer política.
Carolina Ache Batlle, Partido Colorado: Se trata de darle a las mujeres que tienen ese compromiso político las herramientas para poder llevarlo a cabo.