La semana pasada, el Laboratorio Mundial de la Desigualdad, proyecto liderado por Thomas Piketty -uno de los especialistas más destacados a nivel mundial en el tema- publicó el Informe sobre la desigualdad global.
Como su nombre lo indica, el objetivo del trabajo es medir qué tan inequitativa es la distribución de los ingresos a nivel mundial. No es el primero en hacerlo, esto también lo realiza Oxfam y Credit Suisse pero, por la cantidad de datos relevados y por lo puntilloso de la metodología,probablemente sea el más exhaustivo.
El grado de desigualdad es una variable relativa, es decir que su medición siempre implica comparar el ingreso de distintas personas para ver qué tan alejados se encuentran entre sí. Esto puede aplicarse a cualquier grupo de personas, puede ser por ejemplo para un país, para una región o, como en este caso, para el mundo entero.
¿De dónde proviene esta desigualdad? Depende más que nada de la suerte (el nivel de ingresos de la familia donde te tocó nacer), y en menor medida del esfuerzo y el mérito, todo esto mediado por la política fiscal de redistribución que llevan a cabo los gobiernos.
Una plutocracia mundial
A partir de lo anterior, veamos cómo se encuentra la distribución del ingreso, pero ahora considerando la población adulta del mundo entero. Una primera aclaración es que, en el trabajo citado, en lugar de utilizar deciles, dividen a la población en tres grandes estratos: el bajo, que representa al 50% de la población total con menores ingresos (2.500 millones de personas), el medio, con el 40% siguiente de la población (2.000 millones de personas) y el alto, donde se encuentra el 10% más rico de la población mundial (517 millones de personas).
La distribución del ingreso mundial es sumamente inequitativa. El 50% de la población mundial solo se lleva el 8% de los ingresos. Esto significa que, en promedio, la mitad del mundo gana unos USD 230 por mes, es decir vive con menos de USD 7 por día (medido a precios constantes). La población de ingresos medios se lleva el 39% del total y gana, en promedio, unos USD 1.215 mensuales, mientras que el 10% más rico se lleva el 52% del total y gana en promedio USD 7.300 mensuales. Esto significa que el 10% más rico gana, en promedio, treinta y dos veces más que la mitad (más pobre) del mundo.
Si hacemos un zoom vemos que, en realidad, la gran diferencia está en los “super millonarios”, es decir, el 1% más rico del mundo. Estos se llevan el 38% del total y ganan en promedio unos USD 23.700 mensuales, es decir ciento tres veces más que la mitad del mundo.
Pero la cosa se pone todavía peor si en lugar de examinar la distribución del ingreso nos enfocamos en la riqueza, es decir, el patrimonio acumulado a nivel mundial (activos financieros e inmuebles, principalmente). En este caso, vamos a utilizar un gráfico basado en el informe del Credit Suisse (los datos son similares, pero están presentados de una manera más elocuente). Como pueden ver, el 1,1% de la población ostenta casi la mitad de la riqueza mundial. Mientras que más de la mitad de la población prácticamente no cuenta con un patrimonio (menos del 2%). Oxfam lo pone de una manera todavía más cruda: ocho personas (ocho hombres en realidad) poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial, 3.600 millones de personas.
¿Por qué el mundo es tan inequitativo? ¿Por qué la distribución de la riqueza es todavía más inequitativa que los ingresos? ¿Qué se puede hacer para corregirlo? Como ya me extendí (y los deprimí) demasiado, lo dejamos para la próxima.